miércoles, 12 de agosto de 2020

EN NOMBRE DE NUEVOS PARADIGMAS GLOBALES

 

 


PROPONEN UN PREOCUPANTE PROYECTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL EN CATAMARCA

 

Por Ricardo Bach de Chazal

NOTIVIDA, Año XX, Nº 1208, 12 de agosto de 2020

 

¿Por qué te abandonarán

Tus devotos, Madre mía?

¿Acaso es llegado el día

Del Grave Juicio Final?

¿Por qué os quieren hacer mal

Los de la Masonería?1

 

 Coincidiendo con el Año Jubilar por el Cuarto Centenario de la Virgen del Valle y la noticia de la próxima Beatificación de Fray Mamerto Esquiú, tramita en la Legislatura de la Provincia de Catamarca un Proyecto de Reforma de la Constitución Provincial (Expediente N° 403/2020), impulsado por la Diputada oficialista María Cecilia Guerrero García, presidente de la Cámara baja provincial.

 

Como veremos, y sin perjuicio de las muchas críticas que en otras materias merece, la iniciativa combina un malsano laicismo con una decidida perversión en cuestiones de familia, vida y educación, en total contradicción con las más valiosas tradiciones catamarqueñas, en nombre de “nuevos paradigmas a nivel global”, que no se describen ni detallan, pero que -sabemos- responden al paladar del llamado Nuevo Orden Mundial.

 

Artificial y malsano Laicismo

Así, en directa contradicción con la genuina idiosincrasia del pueblo catamarqueño, su historia y la mejor tradición jurídica de la Provincia, se postula ideológicamente “la separación del Estado provincial de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, sentando el principio de laicidad”.

 

El uso del vocablo “laicidad”, en su significado más inocente, sólo indica que las responsabilidades de una función cualquiera (de gobierno, por ejemplo) deben ser llevadas adelante por una persona laica, es decir, alguien que no desempeña un ministerio religioso, como el de sacerdote, obispo o pastor. Si este fuera el sentido del término utilizado en el proyecto, no merecería mayores objeciones salvo la de una discriminación arbitraria, pues se impediría a ciertos ministros religiosos, por su sola condición de tales, el acceso a funciones públicas a las que, en estrictas condiciones de igualdad con sus conciudadanos, podrían legítimamente aspirar.

 

Pero a poco que se avanza en la lectura del proyecto, se advierte que la cuestión es de una gravedad mayor, porque al cobijo del nombre de “laicidad”, lo que verdaderamente se postula es un descarnado laicismo, que busca eliminar la neta fisonomía católica del pueblo catamarqueño, así como su expresión en la Constitución provincial vigente, que en su artículo 4° ordena:

 

“El Gobierno de la Provincia protegerá el Culto Católico Apostólico Romano, sin perjuicio de la tolerancia de cultos garantizada por la Constitución Nacional.”

 

Como nuevo contenido de este artículo, lo que Guerrero García propone es la “Separación del Estado de la Iglesia Católica. Supresión del sostenimiento estatal al culto. Consagración del principio de laicidad del Estado Provincial. Igualdad en el reconocimiento y respeto de los distintos cultos.”

 

Como surge evidente de su propia lectura, la propuesta no sólo es contraria a las mejores tradiciones provinciales, sino que desobedece a la propia Constitución Nacional, que establece al sostenimiento del culto Católico Apostólico Romano como uno de sus más importantes principios de derecho público, al que deben ajustarse las constituciones provinciales (cfr. CN artículos 2 y 5).

 

En este último sentido, incluso después de la reforma constitucional de 1994, se ha sostenido acertadamente que “las normas de las constituciones provinciales que no se ajustan al principio de confesionalidad de la constitución federal son inconstitucionales”2.

 

Del mismo modo, se busca suprimir el requisito de “Profesar el culto Católico Apostólico Romano” que el inciso 2° del artículo 131 de la Constitución vigente exige para ser Gobernador o Vicegobernador de la Provincia. Complementariamente, y bajo pretexto de armonización con el “principio de laicidad” o “del Estado laico”, en las propuestas para los artículos 108 y 142, se pretende excluir toda referencia religiosa de las fórmulas de juramento de legisladores, Gobernador y Vicegobernador.

 

Supresión de la enseñanza religiosa.

En la misma dirección se inscriben la supresión de la enseñanza religiosa en las escuelas, que la Constitución vigente garantiza en los siguientes términos:

 

ARTICULO 270.- La Provincia garantizará la enseñanza religiosa en sus centros educativos de todos los niveles según el culto de los educandos, siempre que el mismo esté reconocido por la Dirección Nacional de Cultos.

 

Para los menores de edad, queda a criterio de los padres el aceptar o no dicha enseñanza para sus hijos.

 

La indicada enseñanza estará sujeta a normas jurídicas especiales y su dictado a cargo de personas propuestas por la autoridad de los respectivos credos.

 

En desmedro de esta disposición, por demás respetuosa de la diversidad de pensamiento en la materia, lo que se propone como contenido de ese artículo, es -como hemos anticipado- la lisa y llana “Supresión de la norma referida a la enseñanza religiosa en las escuelas públicas de gestión estatal.”

Avasallamiento estatal de los derechos de la familia y establecimientos educativos.

A la par de la supresión de la enseñanza religiosa, se postula, como contenido del artículo 268 de la Constitución provincial, entre otras cosas, “Extender la obligatoriedad de la educación desde el nivel inicial y hasta completar el ciclo secundario”, “garantizar la Educación Sexual Integral obligatoria y transversal en todas las escuelas del sistema público de educación, tanto en los establecimientos de gestión estatal como privado, de acuerdo a los contenidos que establezca el Estado provincial”. Igualmente, se propone como contenido del artículo 271 la inclusión de la “Libertad de cátedra para enseñar como derecho de los educadores, con la sola condición de respetar los contenidos establecidos por el Estado Provincial. Libertad de desarrollo del pensamiento crítico para aprender como derecho de los educandos. Todo ello con relación a los establecimientos del sistema educativo provincial, sean de gestión estatal o privada”. Además, se propicia, al final de ese artículo “Incorporar como requisito para la autorización de funcionamiento a establecimientos educacionales públicos de gestión privada, la obligación de garantizar la igualdad en la matriculación de los educandos, como en el acceso laboral igualitario de los educadores.”

 

La extensión de la obligatoriedad “desde el nivel inicial”, elimina el reconocimiento que se incluye en el párrafo final del vigente artículo 268 de la Constitución provincial, conforme al cual:

 

“La Provincia garantizará la educación pública estatal del nivel pre-primario, pero el acceso a ella quedará librado a la decisión de los padres.”.

 

Anotamos además que en la iniciativa parece acentuarse el rol estatal en una materia altamente sensible, como lo constituye la llamada “Educación Sexual Integral”, sin considerar los derechos de la familia, que la propia Constitución provincial, en su artículo 58, inciso 1° reconoce como “base fundamental de la sociedad y responsable primaria de la crianza y educación de los hijos.”.

 

Específicamente, con estas propuestas se vulnera la disposición del artículo 266 de la Constitución provincial vigente (que no se ha proyectado modificar), en cuyo primer párrafo se estatuye, en consonancia con las disposiciones de la Constitución Nacional y los tratados internacionales a los que ésta asigna jerarquía suprema en el ordenamiento jurídico argentino, que:

 

“El derecho y el deber de educar a los hijos corresponde a los padres. La política educativa del Estado, en función del bien común, garantizará la efectiva vigencia de este principio, conforme con las normas de esta Constitución y de las leyes que se dicten en consecuencia.”

 

Por lo demás, el contenido de la llamada “Educación Sexual Integral”, tal como es conocida en la actualidad, tanto a nivel nacional, como de las provincias que la promueven, resulta directamente contradictorio de la norma del primer párrafo del artículo 267 de la Constitución provincial vigente (que tampoco se proyectó modificar), según el cual:

 

“La educación tiene como fin la formación integral, armoniosa y permanente de la persona, sustentada en los valores cristianos en el marco de la libertad de conciencia. Comprenderá la formación intelectual, moral, espiritual, cultural, estética, física, deportiva, artesanal y laboral, a partir del respeto de la persona humana como un ser dotado de libertad y llamado a la transcendencia.”.

 

Asimismo, si tomamos en consideración que la “libertad de enseñanza” ya se encuentra garantizada en el artículo 266, inciso 2° de la Constitución provincial vigente (que no se proyecta modificar), pareciera innecesaria la redundante inclusión de la “libertad de cátedra”, presentada en el proyecto como algo “novedoso”.

 

No podemos dejar de advertir, no obstante, que la “libertad de cátedra”, tal como aparece pergeñada en el proyecto, lejos de responder a la “libertad de enseñanza”, parece ordenarse a la creación de una formidable herramienta de perversión o corrupción, precisamente, en materia de Educación Sexual Integral.

 

En efecto, por una parte, como la expresión del “ejercicio” de esa libertad por parte del docente, que podría invocarla para imponer a los educandos contenidos contrarios a las convicciones morales y religiosas de sus padres, pero no para que el docente se opusiera a dictar contenidos impuestos por el Estado, que pudiera considerar inmorales o contrario a sus ideales, precisamente, porque la única subordinación de esa “libertad” que el proyecto reconoce como condicionante de su ejercicio, consiste en el acatamiento de los “contenidos establecidos por el Estado Provincial”.

 

Especialmente abusiva nos parece la inclusión de la exigencia “como requisito para la autorización de funcionamiento a establecimientos educacionales públicos de gestión privada”, la obligación de garantizar la “igualdad” en la matriculación de los educandos, así como en el “acceso laboral igualitario de los educadores”.

 

Tales exigencias parecen ordenadas a impedir que los establecimientos de gestión privada ajusten, tanto la matriculación de alumnos, como la selección de su plantel de educadores, al compromiso -de unos y otros- con su propio ideario institucional, lo que nos parece -francamente- inaceptable, por lesivo de las verdaderas y concretas libertades en materia educativa.

 

Imposición de la ideología de género. Supremacía “LGTBIQ”

En el mismo proyecto, bajo pretexto de “ampliación de los derechos de las Mujeres y los avances del Movimiento Feminista con sus demandas legítimas de igualdad y respeto”, se propicia “El reconocimiento constitucional del derecho de las personas a decidir su identidad de género y orientación sexual”, “el respeto a la diversidad y a la inclusión e integración plena del colectivo LGTBIQ, así como la erradicación de toda forma de discriminación en contra de personas que no se identifican con la héteronormatividad” y la incorporación de la “Paridad de Género como principio medular de las representaciones institucionales.“.

 

Así, se postula que en el artículo 4° de la Constitución provincial se incluya, entre otras cosas:”… 4) Incorporar como principio general para las representaciones institucionales, el respeto a la Paridad de Géneros en los tres poderes del Estado Provincial”; “…6) Incorporar una norma que prohíba constitucionalmente la discriminación por causa de identidad de género u orientación sexual y como obligación del Estado Provincial, a la protección e inclusión social del colectivo de la diversidad y otras minorías”.

Correlativamente, se propicia, en la reformulación integral del Capítulo referido al Régimen Municipal, entre otras cosas: “…g) Garantizar el principio de participación igualitaria de los géneros -Paridad de Géneros- en el acceso a cargos electivos municipales…“ y “…h) Prever que los presupuestos municipales contemplen obligatoriamente la Perspectiva de Género…”.

 

A su turno, la propuesta incluye la reformulación del tramo del artículo 65 de la Constitución provincial vigente, conforme al cual “Sin perjuicio de los derechos sociales generales reconocidos por esta Constitución, dentro de sus competencias propias la Provincia garantiza los siguientes derechos especiales…I- De la mujer: 1º.- Al ejercicio pleno de sus derechos, a la igualdad de oportunidades y al acceso efectivo, a la capacitación profesional...”.

 

Al respecto, se propicia, como contenido de un nuevo texto del Apartado II. De la Mujer, del artículo 65, incorpore como derechos de la Mujer: “a) Al acceso de cargos públicos y de representación institucional en condiciones de igualdad con los hombres, en los tres poderes del Estado, respetando el principio de la Paridad de Género”.

 

De la misma manera, se propone incorporar al mismo artículo 65 “un apartado especial que reconozca el derecho de las personas a decidir sobre su identidad de género y elegir su orientación sexual, generando el respeto a la diversidad y garantizando la inclusión e integración social y laboral del colectivo LGTBIQ en condiciones de igualdad”.

 

Como hemos visto, al transcribir el tramo pertinente del artículo 65, apartado II, inciso 1° de la Constitución provincial vigente, la igualdad como derecho de la mujer ya se encuentra garantizado. No hace a la esencia de ese derecho que se diga que tiene derecho “Al ejercicio pleno de sus derechos, a la igualdad de oportunidades y al acceso efectivo, a la capacitación profesional”, o que se manifieste que tiene derecho “a) Al acceso de cargos públicos y de representación institucional en condiciones de igualdad con los hombres, en los tres poderes del Estado”.

 

De allí que la propuesta que analizamos nada tenga que ver con la igualdad de la mujer, ni con legítimas demandas del respeto que se le debe. Por el contrario, lo que vemos propiciado en la iniciativa es otra cosa muy distinta: que con la “cobertura” de los legítimos derechos de las mujeres (que ya se encuentran suficientemente reconocidos), se pretenda amparar otras realidades y comportamientos, contrarios a la naturaleza y a las convicciones morales y religiosas de la mayoría de la población argentina, y de la casi totalidad de los catamarqueños.

 

Por estas razones, también encontramos inaceptable la invocación de la llamada “Paridad de Género como principio medular de las representaciones institucionales.“, cuya interpretación abusiva, en concordancia con el contexto conceptual que se propone en el proyecto de reforma, podría llevar a la exigencia de cada una de las diversas “parcialidades” de llamado colectivo “LGTBIQ”, a ser reconocida con cupo propio en las representaciones institucionales, sea en niveles provinciales, sea a nivel de municipios.

Guiño al aborto.

 

Por otra parte, la mención en el proyecto del “derecho de mujeres a la autonomía plena, que incluye el derecho a disponer de sus cuerpos como primer territorio de libertad personal”, resulta -por lo menos- suspecta.

 

En este sentido, a nadie escapa que, en relación a las mujeres, la expresión “derecho a disponer de sus cuerpos”, incluye la referencia a un inexistente “derecho a abortar”, lo que se contrapondría directamente con la norma del artículo 65, Apartado III, inciso 1° de la Constitución provincial vigente que garantiza a la niñez el derecho a la vida desde la concepción.

 

Va de suyo, la introducción subrepticia de un supuesto “derecho a abortar”, sería directamente contraria a disposiciones a las que, en el artículo 75 de su propia Constitución, la Nación Argentina acordó jerarquía constitucional.

 

CONCLUSIÓN.

 

En muy prieta síntesis el proyecto que analizamos se ordena a despojar a la Provincia de Catamarca de su propia identidad espiritual, instituyendo un laicismo descarnado, lesionando los derechos de los padres y las familias en materia de educación, y consagrando el abandono y lesión de la moral natural más elemental, junto a una inaudita supremacía del así llamado “colectivo LGBTIQ”.

 

____________

 

1 Fragmento de “Los Curas de Catamarca”, incluido en el “Cancionero Popular del Tucumán recogido y anotado por Juan Alfonso Carrizo”, Universidad Nacional de Tucumán, 1937, T° I, p. 466/7.

 

2 Bidart Campos, Germán “Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino”, Ediar, Buenos Aires, 2001, T I-B, p. 23 y siguientes. En igual sentido, Ziulu, Adolfo Gabino “Derecho Constitucional”, Depalma, Buenos Aires, 1997, T 1, pp. 191/192. Concordantemente, hemos señalado en otro lugar que “la preeminencia de la Iglesia Católica configura uno de los principios constitucionales de derecho público que las Provincias deben respetar al sancionar sus propias Constituciones (artículo 5° de la Constitución Nacional), al punto que autorizada doctrina considera inconstitucionales aquellas disposiciones de algunos códigos políticos provinciales dictados durante el Siglo XX y que infringen ese principio” (v. Bach de Chazal, Ricardo “Confesionalidad del Estado y Libertad Religiosa en la Legislación Argentina”, Universidad Católica de La Plata, 2011, p. 58.

sábado, 8 de agosto de 2020

CRISIS-DECADENCIA DE LA IGLESIA

 

Monseñor Héctor Aguer 


Infocatólica, 05/08/20

Numerosos autores han hablado, ya desde hace años, de la crisis de la Iglesia. ¿Qué es realmente lo que se desea expresar empleando esos términos? ¿Puede pensarse en una situación que se prolonga por décadas, por ejemplo, desde la conclusión del Concilio Vaticano II? ¿O se trata de una sucesión de crisis, separadas quizá por algunos períodos de alivio y relativa bonanza?

 

Comencemos por un esclarecimiento de los posibles significados a reconocer del meneado sustantivo. En griego, krísis designa la acción o la facultad de elegir, de decidir. Hipócrates empleaba esa palabra para referirse a la fase decisiva en el proceso de una enfermedad. También vale por «explicación», «interpretación». En castellano, crisis se define como una mutación importante en el desarrollo de un proceso, sea de orden físico, histórico o espiritual. Se habla así cuando en la situación de un asunto puede dudarse acerca de la continuación, la modificación o el cese de la misma. Por extensión, se refiere al momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes, a una situación dificultosa o complicada. La acepción seis del Diccionario de la Real Academia Española, es: escasez, carestía. Esta digresión lingüística no es una vanidad; permite fijar bien de qué estamos hablando.

 

Normalmente, una crisis se resuelve en una superación que equivale a un apogeo, una culminación feliz, o por lo contrario, en una decadencia. Es bastante común seguir hablando de crisis cuando en realidad se ha caído en una declinación, cuando en un período o ámbito determinado se ha instalado ya un principio duradero de debilidad o de ruina. Ruina es la caída, destrucción o perdición de algo. En buen español se dice batir en ruina cuando se trata de percutir la muralla de una fortaleza hasta derribar un trozo de ella para que por allí entren las tropas enemigas para rendirla.

 

Si aplicamos esta expresión al estado de la Iglesia, nos acercamos a la interpretación que muchos de los Santos Padres hicieron de algunas lamentaciones colectivas del Salterio, una lectura de actualización cristiana de vivencias dolorosas del antiguo Israel. En el Antiguo Testamento la viña es frecuentemente imagen del pueblo de Dios, a tenor de lo expresado en el poema que el profeta Isaías incluye en el capítulo 5 de su libro: La viña del Señor de los ejércitos es la Casa de Israel, y los hombres de Judá son su plantación predilecta (Is 5, 7). El drama registrado en ese texto consiste en que el dueño esperaba le diera uvas, pero dio frutos agrios (ib. 4). La reacción fue una amenaza cumplida: Quitaré su valla y será destruida, derribaré su cerco y será pisoteada; la convertiré en una ruina (ib. 8). Así leemos en el Salo 80 (79), 13 s.: ¿Por qué has derribado sus cercos para que puedan saquearla todos los que pasan? Los jabalíes del bosque la devastan y se la comen los animales del campo. El salmista se refiere seguramente a la invasión asiria, o a la de Nabucodonosor de Babilonia.

Una situación análoga se describe en el Salmo 89 (88), 41 s.: Abriste brechas en todas sus murallas, redujiste a escombros todas sus fortalezas, los que pasan por el camino lo despojan, y es la burla de todos sus vecinos. El singular masculino se refiere al Ungido, representación del pueblo elegido. En este caso los enemigos son los pueblos vecinos de Israel: sirios, moabitas, amonitas, idumeos. Es necesario recordar, para una valoración plena de la imagen, que las viñas, en Palestina, estaban rodeadas de una pared de piedras o un cerco de cactus como protección. En cada una de ellas había una torre, desde la cual vigilaba el propietario, siempre dispuesto a intervenir. De allí la súplica angustiada: Vuélvete, Señor de los ejércitos, observa desde el cielo y mira; ven a visitar tu vid, la cepa que plantó tu mano, el retoño que tú hiciste vigoroso (Sal 80 (79), 15 s.). También: ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Te ocultarás para siempre? (Sal 89 (88), 47). Como ya lo he sugerido, según los Santos Padres, la viña es la Iglesia, el nuevo Israel. Esta interpretación se hizo común; el mismo Lutero apreciaba en los salmos citados una profecía de la Iglesia.

 

Entremos ahora decididamente en el tema. Concluido el Concilio Vaticano II, teólogos destacados como Henri de Lubac, Louis Bouyer y Hans Urs von Balthasar, que no eran por cierto «conservadores», en el sentido negativo de la palabra, sino que se contaron como impulsores de la renovación, se pronunciaron abiertamente, y con severidad, para criticar la crisis –así se la llamó ya entonces- que se había desencadenado, poniendo en riesgo la identidad de la fe. El año 1968 fue tremendo. Pablo VI, para hacer frente a la situación lo decretó Año de la Fe, publicó el Credo del Pueblo de Dios, y la encíclica Humanae vitae tradendae; rechazada por varias Conferencias Episcopales, y sobre la cual se ha impuesto un ominoso silencio que ha llevado al olvido oficial de su cincuentenario.

Joseph Ratzinger, el futuro Benedicto XVI, en una conferencia pronunciada en Munich, en 1970, decía: «Lo que era impensable hasta ahora, se ha hecho normal: hombres que desde hace tiempo han abandonado el Credo de la Iglesia se consideran en buena conciencia como cristianos verdaderamente progresistas. No hay para ellos más que un solo criterio que cuenta y que les permite juzgar a la Iglesia: el criterio de la funcionalidad que guía su acción». Pareciera que se está refiriendo a nuestros años, los veinte del tercer milenio, pero nadie interviene, como si no pasara nada.

 

El desmedro, la decadencia, no son uniformes, y en algunas regiones alejadas del centro eclesial se podrán reconocer crecimiento y un cierto apogeo, pero la débacle es estridente en casi todas partes, sobre todo en los países de vieja cristiandad, en los que se impone el imperio destructor del progresismo. La lista que consigno ahora es, seguramente, incompleta: descuido de la rectitud de la doctrina católica (estos términos han desaparecido del lenguaje oficial; por algo será), y de su difusión entusiasta, según corresponde a la misión de la Iglesia, en favor del activismo social. Pérdida de la identidad católica a causa de una comprensión relativista del diálogo ecuménico, interreligioso y cultural, con lo cual se frustra su noble finalidad.

Devastación de la liturgia, en la que –olvidando las prescripciones del Concilio- cualquier celebrante, obispos incluidos, puede hacer lo que se le ocurre inventar, con pérdida del sentido del misterio y de la adoración. Supremacía del «pastoralismo» parlero sobre las dimensiones interiores y místicas de la vida eclesial, y del empeño en la santificación de los fieles. La vergüenza del abuso de menores por eclesiásticos, un aspecto singular del descuido o desprecio concreto de la virtud de castidad y de su valor para casados y célibes. Desequilibrio en la presentación del papel de la mujer, ignorando el magisterio y la acción de Juan Pablo II; y dejando el campo libre para la invasión de la ideología de género. Devaneos acerca de una posible promoción femenina a ministerios ordenados, otro síntoma de protestantización. Burocratización e ideologización de muchas Conferencias Episcopales, con daño de la auténtica misión del obispo en su Iglesia particular, perfectamente definida ya por San Ignacio de Antioquía en sus Cartas de los primeros años del siglo II. Congregaciones religiosas beneméritas que se encuentran al borde de la extinción.

Recientemente se han difundido datos sobre el cierre de conventos dominicos en España; lo más tétrico es que los frailes se manifiestan contentos y se felicitan de ello. Otras veces me he referido a esa especie de «buenismo» que se extiende; recuerdo ahora un juicio picante de ese genio extraordinario que fue el poeta Paul Claudel: «El Evangelio es sal, y ustedes lo han convertido en azúcar».

 

El Cardenal Robert Sarah, en su magnífico libro «La noche se acerca y cae el día», conserva el nombre de crisis al describir la decadencia de la Iglesia; allí escribió que la crisis que vive la Iglesia en nuestros días «es como un cáncer que corroe el cuerpo desde el interior», y que «ha entrado en una nueva etapa: la crisis del magisterio». Designa en estos términos a la «cacofonía en las enseñanzas de los pastores, obispos y sacerdotes»; de ello resulta –afirma- «una situación de confusión, de ambigüedad y de apostasía». Estas palabras sinceras y valientes proceden de un testigo ubicado en un mirador privilegiado, una torre desde la que se divisa la viña: la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, organismo de la Curia Romana. «Cacofonía» es sonido desagradable, disonancia, inarmonía, lo contrario de lo que debe ser la palabra de la predicación.

 

El Cardenal observa que «el activismo atrofia el alma del sacerdote, y le impide dejar lugar a Cristo en él»; la fe, entonces, no puede animar su ministerio y desgraciadamente la mundanización le atrae el agrado del mundo y lo hace popular. En la obra mencionada, el ilustre autor incluye una cita del poeta y polemista Charles Péguy (1873 – 1914); es extensa, pero por su contundencia me permito reproducirla aquí. Procede de su libro Ética sin compromiso, y dice: «Que los párrocos no creen en nada, no creen más en nada, es la fórmula corriente hoy en día, la fórmula generalmente adoptada, y por desgracia no es injusta más que por algunos. Ellos dicen: ‘es la adversidad de los tiempos’… No existe la adversidad de los tiempos; existe la de los clérigos.

Todos los tiempos pertenecen a Dios. Todos los clérigos desgraciadamente no le pertenecen. Uno se espanta de las enormes responsabilidades que tendrán que cargar, comprometidos en las responsabilidades extremas. Eso es lo que ellos no quieren ver… No es un secreto para nadie, y no se puede ocultar en la enseñanza, salvo quizá en la enseñanza de los seminarios, que toda esta descristianización, que toda la descristianización ha venido del clero. Todo el debilitamiento del tronco, la sequía de la ciudad espiritual, no viene de ninguna manera de los laicos. Viene únicamente de los clérigos». Y concluía Péguy: «Ellos quieren hacer progresos al cristianismo. Que no se confíen, que no se confíen. Quieren hacer progresar al cristianismo, progresos que podrían costarles, que les costarían caro. El cristianismo no es de ninguna manera una religión de progreso: ni (ni quizá menos todavía, si posible) del progreso. Es la religión de la salvación». Elocuente descripción del progresismo eclesiástico de los primeros años del siglo XX; y del siglo XXI, también. Otro problema gravísimo es la escasez de sacerdotes; no solo en la Amazonia.

 

Cornelio Fabro (1911 – 1995) fue el restaurador de la metafísica tomista, autor de una vastísima obra en la que reluce su erudición, su conocimiento de la filosofía moderna y su condición de hombre espiritual. En 1974 publicó L’ aventura della teología progressista, donde habla de la crisis de los pastores de almas; allí recoge los eslóganes que circulaban en aquellos años aciagos: «El sacerdocio debe ser desmitologizado, el patriarcalismo demolido, la Iglesia democratizada… Hay sacerdotes cuya jornada, el curso que ella sigue, está determinado por los programas de televisión; sacerdotes que descuidan regularmente sus propios deberes de piedad sacerdotal... Con la pérdida y el debilitamiento de la fe surge para la cura de almas un peligro mortal». Avala esta descripción con ejemplos concretos recogidos en los cursos de ejercicios espirituales para sacerdotes que él mismo dictaba.

Esta cuestión particular se inscribe en el juicio más amplio que Fabro formulaba sobre el giro antropológico en la teología contemporánea, que consideraba una disolución de la teología en la antropología y su completa secularización, de raíces inmanentistas. El texto analiza ampliamente las consecuencias del desprecio de la metafísica, por ejemplo, la pretensión de fundar una «nueva moral»; negación de la ley natural como principio de normatividad universal y absoluta, en cuanto participación de la ley eterna en la criatura racional, enseñanza de raíces bíblicas y patrísticas que Tomás de Aquino expuso admirablemente. El magisterio de Juan Pablo II y Benedicto XVI ha refutado repetidas veces la perduración de aquellos errores.

 

El libro del Cardenal Sarah «La noche se acerca y cae el día» muestra que la crisis de los lejanos años 70 se ha prolongado hasta hoy; y se ha convertido en una especie de «vulgata» eclesial, una cultura anticatólica de perversa vigencia. En estas condiciones el dinamismo salvador de la fe cristiana reduce su influjo de tal modo que el hombre, y sociedades enteras, quedan atrapados en la ignorancia, la confusión y el pecado, abandonados al poder del Enemigo. ¡Mysterium iniquitatis!

 

¿Qué podemos hacer? Lejos estoy, obviamente, de regodearme en la descripción de los males que recojo en esta nota; ¡todo lo contrario!, lo hago con inmenso dolor. Los datos de la crisis – decadencia son inocultables; aunque muchos, muchísimos prefieren no verlos, ils crèvent les yeux, como diría un francés. Es un penoso ejercicio registrarlos, pero alguien lo tiene que hacer. Como se puede apreciar por las citas y referencias que ofrezco, soy un mínimo agente, un simple eco de gente con verdadera autoridad y sabiduría.

 

¿Qué podemos hacer? Amar a la Iglesia, nuestra Madre; rezar por ella con humildad, paciencia y esperanza. Y decirle al Señor, a quien cuesta reconocer porque hace ademán de pasar de largo, como los discípulos de Emaús: «Quédate con nosotros (meîmon meth’ hemon), porque ya es tarde y el día se acaba» (Lc 24, 29). Hace ademán (prosepoiēsato, ib. 28); ese verbo prospoiéo significa «hacer como que…», «simular», «fingir». Pero la fe nos asegura que Él no se va, y que como en un estallido fugaz podemos reconocerlo, lo reconocemos, en las Escrituras y en la fracción del pan.

 

+ Héctor Aguer, arzobispo emérito de La Plata

lunes, 3 de agosto de 2020

EL ARZOBISPO VIGANÓ CONTRA EL MARXISMO CULTURAL


 ¿Vendrá este pleito católico a Honduras?

 Criterio (Honduras), julio 27, 2020


Por John Moran Robleda

Con tantas cosas anticatólicas sucediendo dentro el caos de la insurrección fabricada y controlada por las elites globales (el Cabal), no es sorprendente que los ataques sean personales.


El “Derrumbe” de símbolos culturales occidentales al estilo Mao está en todos lados. Hasta en el deporte. Marxismo cultural y el LGBY/transhumanismo en esteroides. El último acto vil MAOISTA de suceder tuvo lugar el 23 de julio antes del amanecer Al amparo de la oscuridad, la ciudad de Ventura, California, retiró la estatua de San Junípero Serra frente al ayuntamiento y la depositó en una bodega. El Padre Serra fue el fundador de Ventura en el Siglo XVIII.

Amenazas, vandalismo, profanación contra iconos religiosos, Arsenio e intentos de Arsenio son la norma de estos grupos financiados por grandes billonarios para destruir lo que odian en sus corazones: el occidente y lo que lo formó – el catolicismo (y de otra manera más adelante, la secta protestante). No lo saben porque sus medios tarifados no lo reportan. Pero en el alt media esa noticia abunda.

Uno de estos lunáticos, el portavoz de BLM (Black Lives Matter o “Vidas Negras son Importantes”) pidió en CNN y a la audiencia internacional que se destruyeran las estatuas que sean de «Jesús blanco», ya que las turbas de grupos de protesta organizados y bien financiados comienzan a aparecer en ciudades y pueblos de todo Estados Unidos. Las iglesias de todas las denominaciones, no solo las católicas, deberán estar preparadas para proteger las imágenes y los símbolos de la fe cristiana de la destrucción y el saqueo de la mafia izquierdista.

Otro de estos jacobinos fue una feminista disfrazada de monja “virtue signaling” (en español “virtud de exhibición” o “la señalización de la virtud”)


y reprochando el líder de lo que es ya una realidad dentro el Catolicismo – un catolicismo más tradicionalista y activamente y abiertamente contra el Papa Francisco, representante de un catolicismo cooptado por fuerzas siniestras globales (“Deep State”/”Deep Vatican”) quienes luchan contra Trump mismo. Desean un reseteo del catolicismo con otro Concilio para corregir el Concilio Vaticano II.

La carta de esta “monja” (quien rehúsa vestirse como una) está llena de todo tipo de argumentos feminista/LGBT/BLM disfrazado dentro el catolicismo. Esencialmente el catolicismo del Papa Francisco. La contestación del arzobispo Carlo Viganó fue brutal y todo hondureño, sea católico o no, debería leerla para tener idea sobre esta nueva fuerza dentro el catolicismo. Aquí vamos:

“La Verdad Siempre es Discriminatoria cuando el Error lo Cuestiona”

Noli aemulari en malignantibus, neque zelaveris facientes iniquitatem.

[No seas provocado por los malhechores; no envidies a los que hacen mal. Salmo 36: 1]


Reverenda Madre

He leído la carta abierta que me envió el 17 de junio pasado, también en nombre de su comunidad, una carta que escribió después de la carta que le envié al presidente de los Estados Unidos. Como se dirige personalmente a mí, le pido que me dé espacio en su sitio para responderle.

Sigo desconcertado por varias expresiones en su carta: no solo las que me conciernen personalmente, sino también la llamativa tergiversación de la realidad al acusar al presidente Trump de ser «el defensor de una política que, en los últimos meses, ha demostrado ser cada vez más discriminatoria y violenta, tanto con respecto a la emergencia sanitaria como a estos últimos eventos de racismo «. En verdad, no veo cómo uno puede hacerlo responsable de los eventos de racismo, que han surgido en un contexto en el que la policía y los gobiernos locales norteamericanas están en manos del Partido Demócrata, y que han demostrado con evidencia que poco a poco está surgiendo que ha sido orquestado como eventos manipulados [“False Flags”] financiada por las élites globalistas precisamente para oponerse al presidente actualmente en el cargo. A nivel internacional, el mandato de Trump es el único durante mucho tiempo en el que los EE. UU. no ha iniciado ningún conflicto militar [aunque si ha respondido militarmente en varias ocasiones como en Siria y el caso del general Suleimani], y en muchos casos se han establecido tratados de paz [refiere al caso de Afganistán y renegociando el antiguo NAFTA] y se han retirado los despliegues militares extranjeros. La economía estaba en fuerte crecimiento (hasta la emergencia de Covid), y por lo tanto también la protección de los derechos de los trabajadores.

Si luego Ud. mantiene que establecer el orden público y exigir respeto por la ley es una acción de discriminación, me temo que debo recordarle que la autoridad civil tiene el deber moral de imponer el respeto a las leyes, y para hacerlo está permitido para usar la fuerza proporcional [una palabra clave]: esta doctrina es enseñada y maravillosamente explicada por Santo Tomás de Aquino, el Santo patrón del Instituto al que Ud. pertenece. No creo que el presidente sea «violento en palabras y también en acciones«, ciertamente no más que aquellos que en su propio programa político favorecen y apoyan el asesinato de millones de niños hasta el momento antes del nacimiento e incluso después del nacimiento: Esta violencia [defendida ardorosamente y promovida por feministas y sus compinches LGBT], mucho más odiosa ya que se desata más contra los más indefensos, no me parece estar de acuerdo con su compromiso como hermana religiosa.

Me reprendes por usar un «lenguaje dualista y discriminatorio«; de hecho, y es precisamente eso, y creo que no puede ser de otra manera, cuando lo que se trata es la eterna batalla entre el bien y el mal. La Verdad siempre es discriminatoria cuando el error la pone en duda. La luz también es discriminatoria, ya que no tolera la oscuridad ni a quienes se esconden en ella. Así como Nuestro Señor, la piedra de tropiezo, es discriminatorio y divisivo, quien reunirá a los justos a su mano derecha y expulsará a los malvados a su izquierda. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les ordeno, dice el Señor (Jn 15, 4). La condición para la amistad con Dios es la obediencia a sus mandamientos y su ley, en el vínculo de la caridad [amor al prójimo, sean quien sea]. Esto también es discriminatorio, porque aquellos que abusan de su propia libertad y no se conforman a la voluntad de Dios no podrán regocijarse en la visión beatífica, ni participar en su gloria eterna. De la misma manera, el Sexto Mandamiento, que condena la sodomía como un pecado que clama venganza ante el rostro de Dios, fue dada en una «mentalidad homofóbica y por lo tanto discriminatoria«. San Pablo discriminó, así como Cristo discriminó, y también en el Edén el Padre Eterno discriminó, expulsando a nuestros primeros padres que lo habían desobedecido.

Pero si esta discriminación nos hizo por nuestra propia culpa merecedora del castigo divino, también nos mereció desde la caída de nuestros primeros padres la promesa de un Redentor nacido de la Virgen, de un nuevo Adán y una nueva Eva. Fue esta visión «dualista» la que llevó a nuestros padres hacia la Tierra Prometida, en el abandono de la idolatría y la adoración del Único Dios Verdadero. Los mártires también discriminaron cuando prefirieron enfrentar el tormento y la tortura en lugar de quemar incienso a los ídolos. Los Doctores de la Iglesia, incluido el Doctor Angélico [apodo de Santo Tomás Aquino, a que orden pertenece esta “monja”], discriminaron cuando lucharon contra las herejías y predicaron la verdadera doctrina. Santo Domingo discriminó cuando predicó el mensaje de la Cruz. Usted también, Reverenda Madre, discrimina cuando toma posiciones contra mis palabras, contra Trump y contra la “discriminación”. Discrimina cuando habla de «nosotras MUJERES religiosas» (donne religiose)» poniendo énfasis en «mujeres» que parecen reclaman un papel que no se basa en la adhesión a la orden dispuesta por Dios ni a la amonestación del Apóstol de los Gentiles [apodo de San Pablo].

Usted declara: “Pedimos trabajar juntos para que los humildes y no los ricos sean exaltados; pedimos que los poderosos y los tiranizadores que humillan y destruyen la esperanza de los pueblos ya no existan «. Usted recuerda, Reverenda Madre, que los humildes de quienes habla el Evangelio no son necesariamente aquellos a quienes hoy en día son explotados para proyectos cínicos de ingeniería social, ni los que son arrancados de su Patria [como Honduras] para complacer los planes de desestabilización que siempre enriquecen el mismo Cabal de siempre. Y los ricos no siempre son necesariamente malos: si la Providencia les ha otorgado bienes materiales, les pide que se conviertan en sus cooperadores para recordar a los pobres y necesitados [algo que no han hecho o no lo han hecho muy bien ultimadamente desde el Siglo XX]. Tampoco se puede culpar a los poderosos cuando ponen su poder al servicio del Bien: son aquellos que ABUSAN [y Honduras sufre de esto] de su poder y la autoridad que se les otorga Dios quienes merecen la culpa que los ciudadanos les han dado – y claro, del castigo divino.

Me temo que sus palabras encuentren demasiado espacio para el pensamiento del mundo secular, en lugar de una visión sobrenatural respaldada por una sana doctrina y alimentada por una piedad sólida. En esencia, la ausencia de un signo exterior y visible de sus votos religiosos me parece revelar implícitamente su deseo de ocultar su identidad religiosa (¿tal vez para no ofender las sensibilidades de los demás?), con el riesgo, sin embargo, de dejar en ti un vacío interior que ninguna ideología de este mundo podrá llenar. Y sin embargo, esto es precisamente lo que debemos esperar de una hija de Santo Domingo y Santo Tomás: asegurarnos de que las aspiraciones legítimas de los más humildes encuentren sus raíces más auténticas en la revelación divina, en el orden social cristiano, en la aplicación correcta de la doctrina social de la Iglesia. Porque no hay Caridad donde no hay Verdad: Tú me enseñas que ambos son atributos esenciales de Dios, y que no es posible amar a Dios si uno tampoco recibe incondicionalmente la Verdad integral que Él nos ha transmitido en el Santo Iglesia, el único Arca de la Salvación.

Usted escribe: “Sin embargo, debe quedar claro que estamos del lado de los más débiles y oprimidos, seguros de que solo a ellos se les ha revelado la sabiduría que los gobernantes de este mundo no sabían (cf. 1 Cor. 2: 8) «. Me imagino que en ese grupo de los más débiles y oprimidos se incluyen los padres y las madres de las familias que desean dar una educación cristiana a sus hijos; los muchos que son perseguidos diariamente simplemente porque profesan la fe católica; los millones de inocentes que el moderno Moloch sacrifica cada día en el impuro altar del aborto; los ancianos a quienes los intereses económicos y las especulaciones [de Wall Street] condenan al abandono o la muerte porque se consideran inútiles; los niños atrapados en sus años más tiernos por la ideología infernal del género [forzando varones a ser trans y psicológicamente tratarlos como “mujeres”); los jóvenes corrompidos en su moralidad por el pensamiento LGBT; los fieles de la tercera edad en St. Louis quienes fueron agredidos físicamente hace unos días por un grupo de personas que alaban a “Black Lives Matter”.

En conclusión, su carta abierta confirma lo que he escrito muchas veces: las bandas se están definiendo más claramente día a día, y esto es ciertamente un tributo a la verdad que les permite a muchos entender lo que realmente está sucediendo y con el lado tienen la intención de alinearse.

A usted, Reverenda Madre, y a su comunidad, le envío mi más sincera bendición, encomendándome a sus oraciones.

+ Carlo María Viganò, Arzobispo

6 de julio de 2020

Saint María Goretti, Virgen y Mártir”

Bueno, allí está. Como dice el arzobispo Viganó, figura pública de la resistencia católica contra lo que ven como un catolicismo “globalista” y coaptado por fuerzas siniestras, las bandas se están definiendo. Ramificaciones geopolíticas también. Esto no queda en estado de “guerra fría”. Es todo o nada y se va a expandir afuera de los EE.UU.

¿Con cuál banda creen está el Cardenal Maradiaga?

Hay un reseteo existencialista a punto de ocurrir y dos modelos disputándolo – el grupo Trump apostando por algo diferente, y la “Vieja Guardia” del Cabal (Clans como los Rockefeller, Rothschild, etc. y linajes antiguas), con su versión reseteo de acuerdo con su visión eugenista de la humanidad y Modus Operandi. Los Bilderbergs y Grupo Davos.


Y está el Cabal Asiático (China, Japón, Corea, etc.), las sociedades secretas de Dragones, que está dividido en las sombras y sus bandas afiliadas con cada grupo de Occidente. En Honduras, es claro que la Banda pro “Vieja Guardia” está claramente representada por el PN y el “lado oscuro” del PL, los de maletín – y, créanme los hay de LIBRE.  Hay gente afiliada con esos partidos que saben esta realidad y están despiertos – todos como HONDUREÑOS.

Veremos como la “oposición” se manifiesta mientras las bandas se forman más claras como dice el arzobispo Viganó.

domingo, 2 de agosto de 2020

AUTOPOSTULACIÓN



De siete mujeres para cargos eclesiales

CATAPULTA, 1-8-20

Artillero: Augusto Padilla


“Siete mujeres postularon en Francia a diversos ministerios en la Iglesia católica francesa, a los que no tienen acceso, y denunciaron «la ausencia de mujeres en cargos de responsabilidad» dentro de la institución.

«La ausencia de mujeres en cargos de responsabilidad es un escándalo», declararon las siete mujeres en un comunicado en el que explicaron su iniciativa como un «acto de desobediencia a la doxa eclesial».

Cada una de las candidatas entregó a la Nunciatura Apostólica de Francia un documento en el que expusieron su profesión de fe, la función a la que postulan y el tipo de servicio que son capaces de asumir, detallaron en la nota. Entre otros cargos, aspiran a convertirse en obispas, sacerdotisas, diaconisas y hasta nuncias.

También pidieron ser escuchadas por Celestino Migliore, nuncio apostólico en Francia, que es el único autorizado para transmitir estas candidaturas al Papa.

Las siete mujeres siguen los pasos de Anne Soupa, una teóloga francesa comprometida con la causa femenina dentro de la Iglesia católica que se presentó el 25 de mayo pasado como candidata a suceder al arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin”. 

https://www.valoresreligiosos.com.ar/Noticias/francia-siete-mujeres-se-postulan-a-ministerios-en-la-iglesia-catolica-18137 

Pero como diría Jorge Mario Bergoglio ¿quién soy yo para juzgar?


Nota catapúltica

Las siete postulantes son Laurence de Bourbon-Parme, Claire Conan-Vrinat, Sylvaine Landrivon, Hélène Pichon, Loan Rocher, Marie-Automne Thépot y la española Christina Moreira,

https://www.religiondigital.org/mundo/Mujeres-patriarcado-teologas-francia-soupa-nuncia-obispa-sacerdotisa-diaconisas_0_2252174792.html 

(La-¿o el?-Rocher es transgénero.)

2)Sobre la Soupa ver “BESTIARIO BERGOGLISTA(74)

”http://catapulta.com.ar/?p=9330 Y http://catapulta.com.ar/?paged=39