viernes, 30 de enero de 2009

¿Dónde están las riquezas del Vaticano?


Padre Jordi Rivero

¿Por que la Iglesia no vende sus riquezas para alimentar a los pobres?
Esta pregunta requiere otra: ¿A que riquezas se refieren? Es cierto el Vaticano tiene un impresionante esplendor artístico. También es cierto que en la historia han existido papas y obispos que ha acumulado riquezas. Pero también es cierto que en el último siglo la Iglesia ha tenido la bendición de tener papas santos y humildes.

Las riquezas del Vaticano

El Vaticano es el centro de la Iglesia Católica. Allí reside el Papa. Las misión encomendada a la Iglesia por Jesucristo incluye el gobierno de la Iglesia universal. Gobernar incluye enseñar, evangelizar, administrar, servir...

Cuando se considera todo lo que el Vaticano hace, podemos concluir que es un modelo de eficiencia. Hace mucho con muy poco. Los que acusan al Vaticano de tener mucho dinero simplemente no saben lo que dicen.

El Vaticano tiene un famoso museo. Pero este no es propiedad del Papa. Mas bien la Iglesia tiene la carga de custodiarlo como PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD. Millones lo visitan cada año y a nadie se le pregunta sobre su fe.

La Basílica de San Pedro y las otras basílicas son igualmente patrimonio de la humanidad. En ellas entra todo el mundo gratis. Pero la Iglesia tiene el costo de cuidarlas.

Cuando se habla de Iglesia hay que incluir a todos los bautizados. Entre ellos hay innumerables pobres. El Vaticano también le pertenece a ellos. Conozco personalmente sacerdotes y religiosas que viven como misioneros entre los mas pobres del mundo. Ellos lo han dejado todo para servir a los mas pobres. Conozco también profesionales laicos que dedican sus vacaciones cada año a servir a los pobres. Pero los que critican "las riquezas del Vaticano" nunca los mencionan.

Tampoco mencionan que la Iglesia católica es la mayor organización no gubernamental de caridad en el mundo. Es además sumamente eficaz en su ayuda. Si deseas saber la verdad investiga en tu propia ciudad que hace la Iglesia para servir a los pobres. Descubre el trabajo de las parroquias, de las religiosas, de las organizaciones caritativas de la Iglesia, el trabajo de los laicos comprometidos... todos somos iglesia. Siempre hay quienes no dan buen ejemplo y siempre habrá santos. Cada uno será juzgado por su propia entrega.

La crítica contra los templos
Se acusa a la Iglesia de ser rica por la excelencia de sus numerosos templos. Olvidan que los templos son sagrados porque están dedicados a Dios para su culto. Los cristianos desean reflejar en la construcción el amor y respeto debido a Dios. Nada puede ser mas importante que el culto divino.

Jesucristo frecuentaba la sinagoga y, cuando estaba en Jerusalén, asistía al templo y en el enseñaba. Jesús pone como ejemplo a una viuda que ofrece al templo lo que necesita para comer (Cf. Mc 12,44). Tanto fue su celo por el Templo que en una ocasión echó fuera los que no lo respetaban como Casa de Oración (Mt 21,12-13).

Las iglesias no son propiedad del clero ni del obispo. Pertenecen a todos. La Iglesia es el único lugar hermoso donde los pobres saben que están en su propia casa. Los templos se construyen con el esfuerzo de todos los creyentes, ricos y pobres. Todos por igual tienen acceso a ellos pues no se cobra la entrada.

Dar culto a Dios no es escapar las realidades del mundo. Al contrario. Solo el que se encuentra con Dios sabrá vivir las exigencias del amor sobrenatural que Dios nos pide para con los pobres.

Aun mirado desde es punto de vista puramente material, el costo de construir los templos no empobrece sino que enriquece. La construcción genera empleo pues requiere mucha mano de obra y las iglesias son una de las pocas obras que los mismos pobres que las construyen gozan como cosa propia, pues ellos mismos asisten a la iglesia con toda su familia. Los pobres son los que mas van a la Iglesia, afirmando allí su dignidad y la unión con Dios que es Padre de todos. Los templos pueden durar por siglos, enriqueciendo así a numerosas generaciones. ¿Que serían nuestras ciudades hoy sin las bellas iglesias que nuestros antepasados construyeron?.

Los templos son lugar de oración, centro religioso de la comunidad, patrimonio cultural de la humanidad. Sus frutos no se pueden calcular solo en términos económicos. La esperanza de la humanidad está en su encuentro con Dios, en su conversión y en su culto a Dios. Es de la experiencia de fe de la que surge el hombre nuevo capaz de trabajar para un mundo mas justo que venza los males, entre ellos la pobreza.

Si calculamos la longevidad de los templos y los cientos de miles, en algunos casos millones, de personas que en transcurso de esos años dan en ellos culto a Dios, podemos descubrir que los gastos de la construcción de un templo son recursos muy bien aprovechados.

Habría que preguntarse cual es la verdadera razón detrás de la crítica contra los templos. ¿No será en muchos casos la misma queja de Judas ante el derroche de perfume de aquella mujer agradecida? En aquella ocasión Jesús le respondió:

«¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una "obra buena" ha hecho conmigo. Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre. -Mateo 26,10-11.

A Jesús ciertamente no le faltaba amor a los pobres.

No son los templos los que causan o mantienen la pobreza. Mas bien el problema ocurre porque muchos no van al templo o van sin dejarse convertir de corazón. Cuando el hombre se aparta de Dios de su corazón sale la impureza: la corrupción, los vicios, el egoísmo, el robo, el fraude, la indolencia...

Solo cuando ponemos a Dios por encima de todo podemos librarnos del pecado de las injusticias sociales. Los templos sirven como lugar de encuentro para esa liberación. Debemos conocer y vivir la justicia social que enseña la Iglesia. Esta se aplica a todos los bautizados.

Sobre los templos
Ecclesia de Eucharistia, 48, Juan Pablo II:

Como la mujer de la unción en Betania, la Iglesia no ha tenido miedo de «derrochar», dedicando sus mejores recursos para expresar su reverente asombro ante el don inconmensurable de la Eucaristía. No menos que aquellos primeros discípulos encargados de preparar la « sala grande », la Iglesia se ha sentido impulsada a lo largo de los siglos y en las diversas culturas a celebrar la Eucaristía en un contexto digno de tan gran Misterio. La liturgia cristiana ha nacido en continuidad con las palabras y gestos de Jesús y desarrollando la herencia ritual del judaísmo. Y, en efecto, nada será bastante para expresar de modo adecuado la acogida del don de sí mismo que el Esposo divino hace continuamente a la Iglesia Esposa, poniendo al alcance de todas las generaciones de creyentes el Sacrificio ofrecido una vez por todas sobre la Cruz, y haciéndose alimento para todos los fieles. Aunque la lógica del «convite» inspire familiaridad, la Iglesia no ha cedido nunca a la tentación de banalizar esta «cordialidad» con su Esposo, olvidando que Él es también su Dios y que el «banquete» sigue siendo siempre, después de todo, un banquete sacrificial, marcado por la sangre derramada en el Gólgota. El banquete eucarístico es verdaderamente un banquete «sagrado», en el que la sencillez de los signos contiene el abismo de la santidad de Dios: «O Sacrum convivium, in quo Christus sumitur!» El pan que se parte en nuestros altares, ofrecido a nuestra condición de peregrinos en camino por las sendas del mundo, es «panis angelorum», pan de los ángeles, al cual no es posible acercarse si no es con la humildad del centurión del Evangelio: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo» (Mt 8, 8; Lc 7, 6).

49. En el contexto de este elevado sentido del misterio, se entiende cómo la fe de la Iglesia en el Misterio eucarístico se haya expresado en la historia no sólo mediante la exigencia de una actitud interior de devoción, sino también a través de una serie de expresiones externas, orientadas a evocar y subrayar la magnitud del acontecimiento que se celebra. De aquí nace el proceso que ha llevado progresivamente a establecer una especial reglamentación de la liturgia eucarística, en el respeto de las diversas tradiciones eclesiales legítimamente constituidas. También sobre esta base se ha ido creando un rico patrimonio de arte. La arquitectura, la escultura, la pintura, la música, dejándose guiar por el misterio cristiano, han encontrado en la Eucaristía, directa o indirectamente, un motivo de gran inspiración.

Así ha ocurrido, por ejemplo, con la arquitectura, que, de las primeras sedes eucarísticas en las «domus» de las familias cristianas, ha dado paso, en cuanto el contexto histórico lo ha permitido, a las solemnes basílicas de los primeros siglos, a las imponentes catedrales de la Edad Media, hasta las iglesias, pequeñas o grandes, que han constelado poco a poco las tierras donde ha llegado el cristianismo. Las formas de los altares y tabernáculos se han desarrollado dentro de los espacios de las sedes litúrgicas siguiendo en cada caso, no sólo motivos de inspiración estética, sino también las exigencias de una apropiada comprensión del Misterio. Igualmente se puede decir de la música sacra, y basta pensar para ello en las inspiradas melodías gregorianas y en los numerosos, y a menudo insignes, autores que se han afirmado con los textos litúrgicos de la Santa Misa. Y, ¿acaso no se observa una enorme cantidad de producciones artísticas, desde el fruto de una buena artesanía hasta verdaderas obras de arte, en el sector de los objetos y ornamentos utilizados para la celebración eucarística?

Se puede decir así que la Eucaristía, a la vez que ha plasmado la Iglesia y la espiritualidad, ha tenido una fuerte incidencia en la «cultura», especialmente en el ámbito estético.

Las riquezas del Papa

El Papa ni es rico ni vive como tal. Es un hombre de Dios totalmente dedicado a su ministerio en servicio a toda la humanidad. La vida del Papa es austera y sacrificada. Los que han visto su apartamento y su despacho saben la verdad.

Todo lo hace en función a la gloria de Dios y el bien de las almas.

¿Que vive en un palacio? Vive en un antiguo "palacio" en el Vaticano pues su misión no le permite vivir en un apartamento de la ciudad. ¿Acaso se pueden imaginar el Papa tomando un autobús para ir al Vaticano cada mañana?. Los que dicen estas cosas parece que no comprenden cuanto ama la gente al Papa. Cuando el Papa sale en público hace falta todo un sistema para que las masas no se le tiren encima.

¿Que viaja mucho? -Si, porque ha querido llegar personalmente con el Evangelio a todos sus hijos. Son viajes agotadores. Ciertamente no un paseo turístico de millonario. Cada visita cuesta millones, pero no es por placer personal. Es por el bien de millones. Quien ha podido estar presente en una misa o audiencia papal sabe muy bien la gracia espiritual que esto representa.

¿Que tiene mucho dinero y riquezas? -No es cierto. El Papa es administrador. No tiene riquezas personales. Juan Pablo II, por ejemplo, murió sin tener nada material a su nombre, solo poseía su ropa personal y algunos libros.

Como pastor de la Iglesia universal, el Papa es responsable de la administración del Vaticano y esto implica recursos económicos. Esos recursos son en realidad una cantidad muy moderada ante las necesidades reales de la Iglesia en el servicio de la grey. ¿Acaso a alguien se le ocurre decir que un piloto comercial es rico porque tiene una nave aérea bajo sus controles?.

¿Como se sostiene económicamente el Vaticano?
Habla monseñor Sebastiani, prefecto para Asuntos Económicos de la Santa Sede. CIUDAD DEL VATICANO, 23 julio 98. Tomado de Zenit.

"Para la Iglesia las libres donaciones se han revelado más rentables que las tasas. Quizá la razón es psicológica. Pero si la Santa Sede ha saneado, poco a poco, sus propias cuentas ha sido gracias a una verdadera competencia de solidaridad entre los fieles, conferencias episcopales y órdenes religiosas, que comenzó en 1992 con la reforma del código canónico. Aquí en el Vaticano hemos aplicado el axioma común a cualquier empresa bien gestionada: contener el gasto y aumentar las entradas. Es todo. Incluso aunque, este año, hemos aumentado las ayudas familiares a nuestros empleados en un 40%, embarcándonos en un notable gravamen. Pero quien fantasea con inmensas riquezas, tesoros escondidos, se equivoca de plano. Vamos tirando, y con parsimonia. Cuidamos mucho la manutención de nuestros inmuebles, porque es mejor gastar antes que cuando el inmueble ya se cae de viejo. Vamos tirando, invirtiendo con gran prudencia, buscando salvaguardar la herencia patrimonial recibida del Estado italiano con la firma de los Pactos Lateranenses".

El arzobispo italiano Sergio Sebastiani, de 67 años, 38 de los cuales vividos en las nunciaturas apostólicas de medio mundo, sonríe persuasivo como sólo los diplomáticos de largo recorrido lo saben hacer. Sebastiani es, desde hace pocos meses, presidente de la Prefectura para Asuntos Económicos. En declaraciones concedidas al "Corriere della Sera", el diario italiano de mayor tirada, ha explicado en qué consiste la labor del organismo vaticano que dirige. "Equivale al Ministerio de Economía y Hacienda y, al mismo tiempo, al Tribunal de Cuentas del Estado --explica-- pero haciendo ciertas comparaciones no se puede uno olvidar que la Iglesia tiene una misión espiritual, no material. Aquí los recursos económicos son solamente el medio, no el fin".

En su sobrio despacho, anejo a la columnata de San Pedro, monseñor Sebastiani cuenta como, en los años 67-68, como joven secretario del cardenal Giovanni Benelli, colaboró justamente en el nacimiento de la Prefectura que hoy preside. Después, tras el trabajo en la Curia, para Sebastiani se abrió el camino de la diplomacia vaticana. "Aquí estamos todos marcados por la experiencia diplomática vivida en el extranjero. Es nuestro indumento mental . Pero ¿quién hubiera dicho que un día volvería aquí? He reencontrado este organismo postconciliar, bien estructurado, reforzado, respetado".

--Monseñor Sebastiani, ¿como se han saneado las finanzas de la Santa Sede?

--Hasta el 92, teníamos un fuerte déficit. Ese año marcamos un superavit récord de 19.000 millones de liras: una situación quizá irrepetible, debida al cambio favorable de divisas. Es decir, al refuerzo del dólar --la divisa en la que recibimos muchas ofrendas-- respecto a la lira, la divisa que usamos en nuestras cuentas.

--¿La diferencia se debe a las donaciones?

--Hoy recibimos en total más de 100.000 millones de liras al año en donaciones libres, de las que 34.000 millones vienen de los obispos. Estos últimos, según el canon 1.271 del Código de Derecho Canónico, tienen la obligación moral de contribuir a las necesidades materiales de la Iglesia.

En el fondo, si se piensa, la Santa Sede está al servicio de las comunidades eclesiales locales, así como el Estado está al servicio de los ciudadanos. Las diócesis individuales, por lo tanto, tienen sus propios asuntos económicos pero aportan una contribución voluntaria a Roma porque, en cambio, reciben un servicio. Piense sólo en nuestra actividad diplomática o en las misiones. Siguiendo el mismo principio, a su vez las diócesis reciben contribuciones de los fieles".

--¿Cuáles son las conferencias episcopales más generosas con Roma?

--En el primer puesto está, desde hace algunos años la Conferencia Episcopal Alemana, seguida de la americana e italiana. Después están las aportaciones privadas: en Estados Unidos, han creado asociaciones que recogen fondos para la Santa Sede, como los Caballeros de Colón o la Fundación Papal. ¿Y sabe quién da más? Los pobres, no los ricos. La Iglesia se sostiene todavía gracias el óbolo de la viuda. Además de los fieles individuales y de los obispos, llega incluso la pequeña contribución de las congregaciones religiosas, poco más de 2.500 millones al año"

--¿Y el óbolo de San Pedro?

--No entra en nuestro capital consolidado, sino que se aparta directamente para que el Santo Padre haga con ese dinero lo que crea más conveniente. No sabemos el destino exacto de esta suma, que de todas maneras viene usada para obras de caridad, las misiones y la asistencia a las Iglesias pobres".

--Por qué la Iglesia no tiene una estructura financiera centralizada, como sucede a nivel doctrinal?

--Al contrario de lo que sucede en el campo doctrinal, donde el Papa tiene el mandato de conservar a través de los siglos el depósito de la fe, en la gestión de los propios recursos, la Iglesia es una realidad descentralizada. Es decir, deja autonomía a cada administración vaticana, aunque bajo el control y la vigilancia de la Prefectura para Asuntos Económicos.

(ZN980723-7 Zenit)

www.corazones.org
Esta página es obra de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María

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