sábado, 7 de diciembre de 2024

LA AGENDA GAY

 

 avanza con el Jubileo LGBT, organizado por la CEI y los jesuitas

 

Luisella Scrosati

Brújula cotidiana, 07_12_2024

 

El Jubileo LGBT: el rumor estaba en el aire desde hace unos meses. Hace sólo unos pocos días nuestra fuente nos advirtió de que el proyecto ya había tomado forma: el viernes 5 de septiembre de 2025, a las 20.00 horas, en la Iglesia del Gesù, habrá una vigilia de oración; el sábado 6, a las 15.00 horas, en la Basílica de San Pedro, tendrá lugar el Jubileo de las Asociaciones Cristianas LGBT+, “La Tienda de Jonathan” et alia similia; y a las 20.00 00 del mismo día, de nuevo en la iglesia del Gesù, una celebración eucarística presidida por el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, monseñor Francesco Savino, con motivo del Jubileo de los cristianos LGBT+, padres y agentes de pastoral.

 

La dirección de la organización parece estar repartida a partes iguales entre los jesuitas y la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), con unas coordenadas que conducen a un nombre muy concreto: el padre Giuseppe Piva. El jesuita, vive entre la diócesis italiana de Albano Laziale, donde se encuentra la Casa del Sagrado Corazón (centro de retiro de los jesuitas) y Bolonia, y está en el centro de todo el entramado: parece ser él quien ha mantenido relaciones con el rector de la Iglesia del Gesù, el padre Claudio Pera, y con el General de la orden, el padre Arturo Sousa; mientras que, por parte de la CEI, ha utilizado su amistad con el cardenal Matteo Zuppi y el cardenal Marcello Semeraro, ambos muy sensibles a la homoafectividad. No es ningún misterio que el padre Piva es una persona particularmente activa en la “pastoral LGBT” de Bolonia, habiendo puesto en marcha en 2021 el “Curso de formación para agentes pastorales de cristianos y grupos homosexuales”, en el centro de espiritualidad jesuita Villa San Giuseppe, situado justo antes del Santuario de Nuestra Señora de San Lucas, con la aprobación del arzobispo, quien, junto con su “colega” Semeraro, también participó en el evento.

 

Los jesuitas y la CEI demuestran así que son los dos brazos operativos del Papa para que avance la “agenda gay” en la Iglesia. No es casualidad que el “teatro principal” del jubileo arco iris sea la Iglesia del Gesù y tampoco es casualidad que el vicepresidente de la CEI, monseñor Savino (que hace unos meses admitió que un seminarista puede ser heterosexual u homosexual siempre y cuando sea célibe y feliz) presida la celebración eucarística.

 

Y en efecto, nuestra fuente nos confirma que la idea del Jubileo LGBT+ fue presentada al cardenal Zuppi, quien, no hace falta decirlo, dio su bendición y probablemente ofreció su mediación en Santa Marta. La cúpula de la Compañía de Jesús también ha bendecido la propuesta con un comunicado interno del general de los jesuitas, el padre Arturo Sousa –el mismo que afirmaba que “en tiempos de Jesús no había grabadoras”-, dado a conocer por Franca Giansoldati en el periódico Il Messaggero: “’Me parece algo bueno’, recordando a continuación las recomendaciones de Bergoglio sobre la importancia de tratar con misericordia a este colectivo, ‘que él definía como seres humanos con una identidad diferente’”.

 

La línea de todos los implicados es precisamente ésta: la persona no tiene una tendencia homosexual, sino una identidad homosexual. Por tanto, el Jubileo organizado se entiende como la afirmación ante el mundo de que la Iglesia acepta la homosexualidad como identidad distinta de la heterosexualidad, desvirtuando así la única alteridad que ha salido de las manos de Dios –varón y hembra- y modificándola con una nueva polaridad, dictada por la identidad homo o hetero. “Personas que han sido hechas así”, las ha definido Zuppi, en perfecta consonancia con el General de los jesuitas, precisamente durante su intervención en el curso organizado por el padre Piva.

 

A la papelera, por tanto, la “inclinación objetivamente desordenada” del Catecismo de la Iglesia Católica, expresión que era consecuencia del dato de la creación expresado en Gn 1,27: “Varón y hembra los creó”. Porque si no había grabadoras en tiempos de Jesús, menos aún en tiempos de Moisés…

 

La caridad, sin embargo, exige que se siga proclamando la verdad, que es que la homoafectividad es objetivamente un trastorno ligado a la esfera afectiva y sexual; debido a la profunda vinculación entre alma y cuerpo, rasgo característico de la antropología cristiana. La gramática del cuerpo masculino expresa apertura y tendencia hacia el cuerpo femenino, y viceversa; es en este cuerpo donde se expresa también la tendencia sexual, con su característica afectividad que la distingue de otras relaciones afectivas como la amistad. Si esta tendencia se expresa de manera diametralmente opuesta a la de la gramática del cuerpo, entonces sólo puede haber un trastorno grave.

 

No sólo eso: una tendencia es una inclinación hacia una dirección y una tendencia desordenada inclina hacia actos desordenados, que en el caso que nos ocupa son gravemente pecaminosos. Por tanto, es cierto que la tendencia homosexual no es en sí misma un pecado, pero no se puede negar que condiciona negativamente a la persona. Y de ahí nace la obligación de luchar contra la tendencia desordenada, sea cual sea: porque la tendencia homosexual no es ni la primera ni la única tendencia desordenada que aflige a los hombres después del pecado original, aunque se hace sentir de manera particularmente aguda ya que afecta a una dimensión particularmente herida y difícil de reconducir al orden de la razón.

 

El Jubileo LGBT es la debacle no sólo de la doctrina moral de la Iglesia, sino también de su actividad pastoral: en septiembre entrarán en San Pedro asociaciones que promueven la homosexualidad como identidad, como un hecho que no debe corregirse de ninguna manera, contra el que se está exento de luchar. Personas que han sido creadas varón o mujer por Dios, pero a las que se les dice la gran mentira de que su tendencia, que está completamente exenta de armonía con lo que expresa su cuerpo, no es desordenada. Y a quienes se les oculta que los actos que se derivan de esa tendencia son una grave ofensa contra ellos mismos y contra el Creador. En el fondo, se insinúa una blasfemia: que Dios creó a personas caracterizadas por una “egodistonía antropológica”, dándoles un cuerpo caracterizado sexualmente y luego una tendencia completamente opuesta. Con este jubileo, la falsa misericordia entrará triunfante en San Pedro, con la bendición del papa, los cardenales y los obispos: ¿será éste el nuevo “ídolo abominable [...] erigido en un lugar santo” (Mt 24,15)?

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