80 años de gracias de la Reina de la Familia
El 13 de mayo de
1944, en Ghiaie (Bérgamo), la Virgen se apareció a una niña de 7 años, Adelaida
Roncalli. Fue la primera de 13 apariciones (aún no reconocidas por la Iglesia
católica), con un mensaje central: la necesidad de familias santas. Entre los
milagros también hubo danzas del sol, como en Fátima. La Brújula Cotidiana
entrevista a Lucia Amour, médico y madre milagrosamente curada por intercesión
de María.
Brújula cotidiana,
13_05_2024
Un parto
traumático y un milagro extraordinario obtenido por intercesión de María:
hablamos de un bebé, Alessandro, que nació muerto y que comenzó a respirar poco
después. Pero también de su madre, Lucía, que “volvió a la vida” cuando una hemorragia
había agotado ya todas sus fuerzas. A partir de ese milagro sucedido el 18 de
abril de 1985, Lucía decide que su existencia será un acto de acción de gracias
a la Virgen, y su agradecimiento se plasmará ante todo en su profesión de
médico, siempre en defensa de la vida, en la que ahora más que nunca reconoce
el precioso don de Dios; pero también en otras formas inesperadas para ella en
aquel momento.
Todo comenzó
cuando una monja la llevó a Ghiaie di Bonate (en la provincia italiana de
Bérgamo), donde la Virgen, en mayo de 1944, se había presentado como Reina de
la Familia a una niña, Adelaide Roncalli. Lucia Amour, el nombre completo de la
madre que mencionábamos antes, quedó fascinada por aquella aparición mariana,
convirtiéndose, con 13 libros en su haber, en una formidable conocedora y
testigo. Hoy hablamos con ella, 80 años después de la primera aparición.
Volvamos al 13 de
mayo de 1944, cuando la Virgen se aparece en un pueblo de Bérgamo...
Por la tarde,
hacia las seis de la tarde, cuatro niñas recogían margaritas para un pequeño
altar dedicado a Nuestra Señora. Entre ellas estaba Adelaida, de 7 años, la
quinta de ocho hijos de una familia campesina. Ella fue la única que vio en el
cielo, al este, un punto luminoso que acercándose a la tierra y agrandándose en
tres círculos de intensa luz dorada delineaba la presencia de “una Bella Señora
con el Niño Jesús en brazos y San José a su izquierda”. La Señora llevaba un
vestido blanco y un manto azul, tenía un rosario de cuentas en el brazo derecho
y dos rosas blancas en los pies. La niña se queda como petrificada: “¡Adelaida
se ha muerto de pie!”, dice su hermanita Palmina a su madre. La Bella Señora la
tranquiliza, dirigiéndose a ella en dialecto bergamasco: “Scapa mia, che mé sò
la Madòna” (“No te vayas, soy la Virgen”), y luego le da sus primeras
enseñanzas: “Debes ser buena, obediente, respetuosa con los demás y sincera.
Reza bien”, invitándola a volver a ese lugar a la misma hora durante otras
nueve noches. Finalmente serán trece apariciones.
¿Por qué la Virgen
eligió a una niña que ni siquiera sabía italiano?
La Virgen ha
elegido a menudo niños porque son sencillos y jamás podrían inventarse los
mensajes de alto valor teológico que Ella comunica cuando se aparece. Los niños
son garantía de veracidad. Además creo que a Ella le gustan mucho por su
espontaneidad. Adelaida, por ejemplo, se dirigió a la Virgen con un franco “Té,
Madòna...” ("Hey, Virgen").
¿Cuál es el núcleo
del mensaje de Ghiaie?
María quiere
enseñar la paciencia, la mansedumbre, la fidelidad, la fortaleza y formar
mujeres y hombres “buenos y obedientes” a la Palabra del Señor, “respetuosos
con el prójimo y sinceros”, personas de oración. Mujeres y hombres formarán así
familias “santas en sus manos maternales”. La Virgen señala a la familia
cristiana como núcleo generador de naciones y sociedades santas. En la 10ª
aparición confiesa: “Mi corazón materno anhela esa paz mundial en la que todos
se amen como hermanos”; y añade: “Sólo así el Papa tendrá menos por lo que
sufrir”. Ahora que todos vemos cuánto sufre el Papa por las guerras, podemos
comprender mejor las palabras de la Bella Señora.
Este 13 de mayo
coincide también con el 117 aniversario de la primera aparición de Fátima: ¿hay
alguna relación entre las dos apariciones marianas?
Ambas apariciones
comienzan el mismo día, en ambas se produce el prodigio de la danza del sol
ante multitudes: en Fátima el 13 de octubre de 1917, en Ghiaie seis veces en
mayo del 44. Ambas portan mensajes de gran importancia. La invitación a la
oración y a ofrecer todo el sufrimiento por los pecadores es un aspecto común;
y me llama la atención que en la última visión en Fátima, la Sagrada Familia
aparece en el cielo, igual que en la primera en Ghiaie e incluso vistiendo las
mismas ropas: ¡casi un puente entre las dos epifanías!
Sor Lucía de
Fátima le dijo al futuro cardenal Carlo Caffarra que Satanás quiere destruir la
familia cristiana. ¿Ve usted una consonancia con los mensajes de Ghiaie?
Si toda sociedad
humana tiene a la familia como núcleo fundacional, una sociedad compuesta por
familias sanas sólo puede ser sana. Por lo tanto, es evidente que el maligno
pretende destruir la sociedad en su conjunto empezando por la familia. Pero el
mensaje de Ghiaie va más allá: para refundar la familia y la sociedad, la
Virgen desea formar completamente a la persona humana. Las sugerencias
ofrecidas a Adelaida van en este sentido, son sencillas pero decisivas. “Tienes
que ser buena”: basta pensar en la Madre Teresa de Calcuta, que era ciertamente
buena, ¡cuánto bien y amor y ayuda espiritual y concreta difundió en el mundo!
“Obediente”: si los cristianos comprendiéramos la eficacia de la Palabra, ser
obedientes a ella sería nuestro primer compromiso. “Sincero”: la falsedad que
reina en el mundo es causa de incomprensión, dolor, represalias y maldad en
cadena. “Respetuoso con el prójimo”: de ahí nace la acogida del otro.
La autoridad de la
Iglesia, empezando por Adriano Bernareggi, obispo en la época de las
apariciones, se ha resistido al acontecimiento, a pesar del apoyo de figuras
ilustres como monseñor Angelo Bramini y el padre Agostino Gemelli. ¿Cómo se
explica esto?
Monseñor
Bernareggi, en su Diario de guerra, escribió el 21 de mayo de 1944: “A las 6 de
la tarde estaba en el Patronato para la fiesta de san Juan Bosco [...] pero la
mayoría de la gente se quedó fuera porque decían que habían observado cosas
extrañas en el sol. Mi secretario dijo que había observado durante unos diez
minutos el sol girando sobre sí mismo, incluso cambiando de color bruscamente,
primero amarillo, luego rojo, azul... Las personas y las cosas también se
‘coloreaban’ de amarillo, rojo y azul debido al resplandor del sol”. A pesar de
estos signos, el obispo llegó un día a pedir a Adelaida que le dijera a la
Virgen que dejara de aparecerse. Las multitudes que acudían a Ghiaie crearon no
pocos problemas de orden público en una época desgarrada por los conflictos.
Discernir hechos de orden sobrenatural va más allá de la esfera racional e
implica un gran sentido de la responsabilidad: tal vez el obispo estaba
asustado. Pero incluso después, la Iglesia se ha mostrado reacia a acoger la
gracia de este lugar... ¿Por qué? No lo sé. Adelaida dijo: “Se ve que el Señor
lo ha querido así”. Pero su director espiritual, el padre Bonaventura Raschi,
siempre decía: “El fuego arde bajo las cenizas, ¡y el fuego será grande!”.
Finalmente,
Bernareggi, en el 48, promulgó un decreto de Non constat...
El actual obispo
de Bérgamo, Francesco Beschi, aunque reafirmó la validez de aquel decreto,
precisó que el Non constat es un juicio suspensivo, no definitivo, sobre la
veracidad de las apariciones. Lo más positivo para mí es que, según mis
fuentes, puedo afirmar con certeza que este juicio se basó en las negaciones
que la niña se vio obligada a hacer bajo coacción, pero que nadie ha podido
encontrar nunca errores doctrinales en el mensaje transmitido a Adelaida por la
Virgen. Así que el caso podría reabrirse en cualquier momento.
¿Puede decirnos
algo sobre las gracias concedidas aquí?
Desde 1944, María ha
mantenido la promesa que hizo en la 13ª aparición: “Quiero cuidar de todos en
este lugar”. Ha habido gracias para la curación física y espiritual, para la
recomposición de las familias, para las mujeres con dificultades para tener
hijos. Es sabido por muchos que la Virgen había prometido salvaguardar Bérgamo
del conflicto y, de hecho, la ciudad fue inexplicablemente eximida del
bombardeo ya decidido por los aliados para el 14 de agosto de 1944, que debería
haberla arrasado.
Personas que
frecuentan Bonate me han hablado de una gracia reciente al actual párroco, el
padre Welman. ¿Está usted al corriente de ello?
Los periódicos
hablaron sobre el terrible accidente que sufrió el párroco durante el lunes 5
de febrero en la A22. El sacerdote salió de él en estado muy grave. Esto es lo
que escribió L'Eco di Bergamo el 7 de febrero: “Está ingresado en el hospital
de Bolonia en coma farmacológico, tras la operación a la que fue sometido el
martes por la mañana por los traumatismos sufridos en el accidente”. Nuestro
querido padre, muy querido por su comunidad y por todos los que le conocemos,
salió del hospital después de sólo 16 días y poco después ya estaba muy activo,
¡hasta el punto de encabezar la Luminata (procesión con velas en honor de
Nuestra Señora de Ghiaie, ed.) cantando y rezando! Su evolución clínica
merecería un estudio por parte de especialistas, pero los que hemos suplicado
por él a la Reina de la Familia tenemos en el corazón la certeza de que se ha
producido un nuevo gran milagro en Bonate.
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