prohíbe a los colegios católicos
inculcar el matrimonio igualitario
El Día, 21-9-17
Con el objetivo de reafirmar conceptos y contenidos
que a su juicio se estaban desdibujando en algunas escuelas católicas, y en
respuesta a quejas recibidas “respecto de la transmisión de cuestiones
esenciales en diversas asignaturas”, el arzobispo platense Héctor Aguer emitió
un decreto en el que hace explícito que esos establecimientos no deberán
apartarse de la ortodoxia del catecismo y la doctrina social de la Iglesia, y
advierte acerca de los “errores y comportamientos desordenados que se difunden
en la cultura vigente”.
Entre estas desviaciones, el prelado menciona las
ideas inspiradas en la “teoría de genero” y aquellas referentes al orden
social, político y económico que no concuerden con el compendio doctrinario
publicado bajo la autoridad de Juan Pablo II en 2004.
Concretamente, el decreto 096/2017 se fundamenta en
que “en los colegios católicos los alumnos deben recibir una educación integral
basada en la doctrina de la Iglesia, de modo que sean formados en la visión
cristiana del mundo y adhieran a ella con el pensamiento y el afecto”; y en que
“periódicamente” llegan al arzobispado local diversas quejas, por lo que es
competencia de su máxima autoridad “velar para que en los niños, adolescentes y
jóvenes no se frustre la finalidad propia de la educación católica”.
En sus párrafos más destacados, el documento, que
incumbe tanto a los colegios que dependen directamente del Arzobispado de La
Plata, como a aquello pertenecientes a congregaciones religiosas, expresa que
“los textos que se usen y las explicaciones de los profesores y catequistas
deben ajustarse siempre” al catecismo de la iglesia católica y su compendio,
para “mostrar a los alumnos, sin ambages, la verdad católica, con los métodos y
actividades que correspondan a la edad de los educandos”.
Aguer advierte que a los niños y jóvenes que concurren
a las aulas bajo su órbita “se les ha de ayudar a que adviertan los errores y
comportamientos desordenados que se difunden en la cultura vigente, para evitar
incurrir en ellos”, ya que “en el Catecismo se encuentra también la enseñanza
de la Iglesia sobre la sexualidad humana y sobre la justicia social”.
NO A LA “TEORÍA DE GÉNERO”
Respecto de la “educación para el amor, la castidad,
el matrimonio y la familia”, tal como la define el jerarca, prohibe
“expresamente” que “en esta área tan delicada y bella se recurra como fuente de
inspiración a la ‘teoría de género’ y a los textos que la sostienen”.
“En el momento oportuno hay que exponer con argumentos
sólidos una crítica de esa teoría, hoy ampliamente difundida, que pretende
negar las diferencias biológicas entre el varón y la mujer” sostiene Aguer, “de
modo que los alumnos puedan discernir rectamente y no sean arrastrados por este
error”.
Por último, el superior de la jurisdicción católica
que abarca los partidos de La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena y Punta Indio
establece que “las asignaturas referentes al orden social, político y
económico, cualquiera sea el nombre que les atribuya el currículo oficial,
deben inspirarse en el Catecismo y en el Compendio de la Doctrina Social de la
Iglesia, publicado bajo la autoridad de San Juan Pablo II el año 2004”.
“De acuerdo con lo establecido por San Juan Pablo II
en la Constitución Apostólica Fidei depositum, del 11 de octubre de 1992, el
Catecismo de la Iglesia Católica es un instrumento válido y autorizado al
servicio de la comunidad eclesial y como norma segura para la enseñanza de la
fe”, recuerda Aguer, y advierte que “a ningún docente le está permitido
transmitir lo contrario de lo que en él se contiene, y a su tenor debe juzgarse
la validez y licitud de textos o apuntes ofrecidos o recomendados en uso a los
alumnos”.
Desde el Arzobispado, el padre Christian Viña explicó
que “si bien estas premisas estaban vigente, Monseñor Aguer consideró oportuno
reforzarlas al advertir que algunos contenidos y hechos que se venían
sucediendo contradecían la esencia de la ortodoxia doctrinaria católica; para
dar un ejemplo, hubo una institución en la que los propios alumnos se
administraban la eucaristía”.
En cuanto a la enseñanza de la sexualidad, Viña
aseguró que “no hay listas negras ni nada por el estilo; a los estudiantes no
se les oculta lo que se vive en la realidad, sino que se les instruye al
respecto de acuerdo con la doctrina católica”.
El cumplimiento de las órdenes de Aguer, desde los
jardines de infantes hasta los claustros de la Universidad Católica, será
supervisado por la Jurec (Junta Regional de Educación Católica). “Espero de los
representantes legales, directivos, catequistas, capellanes y docentes el
cumplimiento de estas disposiciones con sinceridad, prudencia sobrenatural y
caridad”, puntualizó el prelado.
“Esto no debería sorprender a nadie, en tanto y en
cuanto está en plena vigencia en nuestro país la libertad de enseñanza” subrayó
Viña, jefe de prensa del Arzobispado: “esto rige para todos, sean instituciones
católicas, judías o musulmanas”.
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