de Santo Tomás de Aquino
Frailes Dominicos,
enero 27, 2024
"Bene
scripsisti de me, Thoma"
La vida espiritual
de Santo Tomás de Aquino, lo que él llamaría su “amistad” con Dios, tal como lo
relatan sus hagiógrafos, se centró en Cristo y, en particular, en Jesús
presente en la Eucaristía y en el Crucifijo[1]. Esto es puesto de manifiesto
por un episodio del final de su vida, narrado por la Historia de Santo Tomás de
fray Guillermo de Tocco. Allí se nos dice que durante el último año de su vida,
cuando estaba escribiendo acerca de la pasión y la resurrección de Cristo en la
Suma de teología, un testigo oyó un diálogo milagroso entre Jesús en el
Crucifijo y el santo. El que venía siendo el objeto de su reflexión y enseñanza
le dice al teólogo: “Thoma, bene scripsisti de me, quam recipies a me pro tuo
labore mercedem?”, es decir, “Tomás, has escrito bien acerca de mí, ¿qué
recompensa recibirás de mí por tu labor?” La respuesta del fraile dominico nos
descubre el velo de su corazón para mostrarnos lo que era el objeto principal
de su amor: “Domine, non nisi te”, esto es, “Señor, nada sino a ti”[2] . Este
breve intercambio nos da a entender tres cosas: Jesús es lo único que busca
alcanzar Tomás con sus escritos; que Tomás ha escrito sobre Jesús; y que lo ha
hecho bien.
“Nada sino a ti,
Señor”
Para rubricar lo
primero podemos acudir a la última confesión pública de fe del santo poco antes
de morir. Según múltiples testigos, cuando le trajeron el viático y tras
adorarlo largo rato y con muchas palabras, santo Tomás se dirigió a Cristo como
al objeto de su actividad como investigador, predicador y docente[3]: “por el
amor de quien he estudiado, me he mantenido en vela (vigilavi) y he trabajado y
predicado y enseñado”[4]. Es un guiño de la providencia el que él último tema
tratado integralmente por el aquinate en la Summa haya sido justamente la
Eucaristía (ST III, 73-83), como si todo lo que precediera se ordenara a
ella[5]. En estas dos expresiones en los últimos meses de su vida terrena el
santo dominico nos revela que su obra literaria ha sido una obra de amor a
Jesús y que todo en ella se ordena a Jesús.
Como confirman los
estudios bíblicos contemporáneos, es el amor que Cristo nos tiene el que
enciende el amor que nosotros le tenemos[6]. Ambos amores, el suyo y el
nuestro, mueven la lengua y la pluma del maestro. También el discípulo requiere
ser encendido por el amor de Cristo para poder aprovechar en esta disciplina ya
que, como explica el aquinate en su Comentario al Evangelio de Juan, la marca
del discipulado de Cristo es la adhesión (inhaesio) a él y la observancia de la
caridad[7]. Este amor de Cristo no sólo da alas al teólogo, sino que rodea e
impregna todo lo que éste estudia.
Imagen de Santo
Tomás de Aquino del convento Santo Domingo de Cuenca (Ecuador).
Apoteosis de Santo
Tomás de Aquino con los doctores de la Iglesia (Barroco). Francisco de
Zurbarán. Museo de Bellas Artes, Seville, Spein (bridgemanimages.com).
“Has escrito
acerca de mí”
El amor de Cristo
como motor de la escritura se percibe en que Santo Tomás escribe sobre él, no
sólo de manera explícita, sino también de manera implícita, es decir, cuando
los contenidos no inmediatamente cristológicos se insertan en una estructura
que sí lo es. Así, el prólogo de la Tertia Pars de la Suma de teología señala
que “para consumar todo el quehacer teológico es necesario… que siga la
consideración del Salvador de todos y de sus beneficios”[8]. Si la Sacra
doctrina entera se completa en el estudio de Cristo es porque toda ella se
ordena a él y lleva su sello. En su Comentario al Evangelio de Juan, el
aquinate propone que la composición de este Evangelio sigue una organización
centrada en Cristo: primero, en cuanto que es Dios; segundo, en cuanto es el
ejemplar de la creación, y especialmente del ser humano; tercero, como
santificador del hombre a través de la gracia por su encarnación[9].
Volviendo a la
obra que estaba componiendo Santo Tomás al momento de escuchar esas palabras
desde el Crucifijo, como se ha indicado ya, cada una de las partes y secciones
de la Suma de teología puede ser referida al Verbo. Por eso, aunque el
tratamiento per se de Cristo aparece en la última parte de la Summa, todo su
plan tiene un innegable “carácter cristiano.”[10] Por todo ello, aunque el que
Jesús dijese que Tomás escribió bien acerca de él se puede atribuir
principalmente a los desarrollos propiamente cristológicos, el mismo Tomás
probablemente escuchó tales palabras como también atinentes al resto de su
obra.
“Has escrito bien
acerca de mí”
El amor de Cristo
que lo impulsaba e iluminaba, así como su propio amor a Cristo encendido por
aquel, se percibe en todas sus obras. Respecto de Cristo, hay varios
desarrollos originales. Entre ellos podemos mencionar: el cuidado de la
condición de misterio de Cristo y de la prioridad absoluta de la Revelación
para poder acceder a él; la profundización de la comprensión de la generación
del Verbo eterno; la clarificación de las opiniones de Pedro Lombardo sobre la
encarnación a la luz de las actas de los Concilios; la capitalidad de Cristo en
cuanto hombre por la plenitud singular de gracia en su humanidad; el estudio
sistemático de los misterios de la vida de Cristo y su múltiple causalidad
soteriológica[11].
El “bene” de las
palabras de Cristo evoca también la armonía y belleza de la escritura de Tomás.
El estilo despojado y conciso de su prosa tiene la virtud de ceder lugar y
transportar rápidamente al lector a la belleza de los temas tratados. Sin
embargo, lo que ella no tiene en juego y armónicos literarios lo tiene en
conexiones de los misterios, que hacen gozar en cada tema la hondura de la
verdad manifestada en Jesucristo. En una pequeña parte de su obra literaria,
empero, el fraile dominico echa mano del lenguaje poético. Lo hace justamente
para honrar al mismo Jesús en la Eucaristía. La fina y original destreza en el
uso del ritmo y la rima en los himnos del oficio de Corpus Christi que le fuera
encargado por el Papa Urbano IV ha hecho dudar a más de un estudioso de que se
tratara de la misma persona que había escrito los sobrios tratados filosóficos
y teológicos[12].
Las antífonas de
los Salmos dan la clave para gustar los Salmos cuidadosamente elegidos para
celebrar el Cuerpo de Cristo[13]. Los responsorios son un crisol de palabras tomadas
del Antiguo y Nuevo Testamento. La oración colecta dirigida directamente a
Cristo trasluce, dentro de una apretada síntesis teológica, una relación
personal con Jesús: “Oh, Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el
memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los sagrados misterios de
tu cuerpo y de tu sangre, que sintamos constantemente en nosotros el fruto de
tu redención. Tú que vives y reinas…”[14]. Es verdad que el conjunto,
especialmente con las nueve lecciones o lecturas originales compuestas por el
mismo santo, es un incesante estímulo intelectual, pero las piezas poéticas y
la suave conexión con los Salmos lo envuelven al fiel en la belleza de Cristo.
Nada más apto para
concluir aquí que la oración rítmica intitulada Adoro Te devote[15]. Se trata
de una composición muy personal, toda ella centrada en Cristo, que el mismo
santo usaba para dirigirse al Señor. En las primeras tres estrofas y media,
donde se destacan los verbos conjugados en la primera persona del singular[16],
se subrayan la fe y la humildad y culminan en la segunda mitad de la cuarta
estrofa con el primer pedido dirigido a Jesús[17]: que él sea el objeto de la
vida espiritual del fiel, es decir, de sus virtudes teologales[18]. En las dos
estrofas que siguen aparecen los verbos en la segunda persona del imperativo y
se le pide a Jesús que comunique la vida gustosa y la purificación que brotan
de su misterio de redención presente en la Eucaristía[19]. En la última
estrofa, en la cual vuelven los verbos en la primera persona del singular, el
fraile dominico, creyente, pide a Jesús que haga que su sed se sacie con la
visión de su rostro. Esta última oración, eco de aquellas de Moisés (Ex 33, 18)
y de David (Ps 26/27, 8), lo asocia a Tomás a los amigos de Dios. En ella su
corazón acoge la inspiración de su amigo Jesús que le suscita el deseo de verlo
y así unirse ambos en una comunión de actividad y vida[20]. Preguntado,
entonces, por su amigo, sobre el anhelo de su corazón, Santo Tomás no tarda en
responder: “Domine, non nisi te”.
___________
[1] Ver
Jean-Pierre TORRELL, OP, Initiation à saint Thomas d’Aquin. Sa personne et son œuvre,
3ra ed., París, Cerf, 2015; 1era ed. 1993, p. 364–368.
[2] Guilelmus de
TOCCO, Ystoria sancti Thome de Aquino de Guillaume de Tocco (1323), ed. C. Le
Brun-Gouanvic, Studies and Texts 127, Toronto, Pontifical Institute of
Mediaeval Studies, 1996, cap. 34, p. 86, lin. 3–14: “…frater Dominicus de
Caserta sacrista… audiuit de loco ad quem predictus doctor conuersus erat ad
orandum cum lacrimis, huiuscemodi uocem de ymagine crucifixi: ‘Thoma, bene
scripsisti de me, quam recipies a me pro tuo labore mercedem?’ Qui respondit:
‘Domine, non nisi te.’ Et tunc scribebat Tertiam partem Summe de Christi
passione et resurrectione.”
[3] Ver “Proceso
de Canonización de Nápoles de Santo Tomás de Aquino,” en Fontes Vitae S. Thomae
Aquinatis: Notis historicis et criticis illustrati, ed. D. Prümmer y M.-H.
Laurent (Toulouse: sin p., sin fecha; una colección de seis fascículos de
numeración continua [“Textes et documents”] publicados por la Revue thomiste de
1911 a 1937; el “Proceso de Nápoles” corresponde a Revue thomiste 37–39
[1932–1934]), p. 265–407, aquí §§ 27, 49 & 80, p. 301, 332, 378–379;
Torrell, Initiation, p. 373–374.
[4] “Proceso de
Nápoles,” § 80, p. 379: “Et stetit in eodem monasterio pluribus diebus infirmus
cum patientia et humilitate multa et voluit sumere Corpus Salvatoris nostri; et
cum Corpus ipsum fuit sibi portatum, genuflexit et cum verbis mire et longe
adorationis et glorificationis salutavit et adoravit ipsum, et ante
susceptionem Corporis dixit: ‘Summo te pretium redemptionis anime mee, sumo te
viaticum peregrinationis mee, pro cuius amore studui, vigilavi et laboravi et
predicavi et docui; nichil unquam contra te dixi, set si quid dixi ignorans,
nec sum pertinax in sensu meo; set si quid male dixi, totum relinquo
correctioni ecclesie Romane’.” Transcripto en TOCCO, Ystoria, cap. 58, p.
198.
[5] Las últimas
siete cuestiones de la Tertia Pars (ST III, 84-90) que nos han llegado sobre el
sacramento del a Penitencia son sólo una fracción del largo tratamiento que
estaba previsto dedicarle.
[6] Ver E.-B.
ALLO, Saint Paul. Seconde épître aux Corinthiens, Paris, Librairie Lecoffre/J.
Gabalda et Cie, éditeurs, 1937, p. 165; Ceslas SPICQ, OP, Lexique théologique
du Nouveau Testament, J.-M. Poffet, OP, éd., 2da ed., Paris, Cerf, 1991 (1ra
ed. 1978), col. 1474–1478; Margaret THRALL, Second Epistle to the Corinthians:
Volume 1: 1-7, Londrés, Bloomsbury T&T Clark, 1994, p. 408, n. 1512; Scott
J. HAFEMANN, The NIV Application Commentary: 2 Corinthians, Grand Rapids, MI,
Zondervan, 2000, p. 240; Murray J. HARRIS, The Second Epistle to the
Corinthians: A Commentary on the Greek Text, Grand Rapids (MI), Eerdmans, 2005,
p. 418; Anthony C. THISELTON, 2 Corinthians: A Short Exegetical and Pastoral
Commentary, Eugene (OR), Cascade Books, 2019, p. 71.
[7] Ver Sup. Io.
15, I (v.8; M1996): “Haec enim sunt signa discipulatus Christi, scilicet
inhaesio ad Christum… Secundo caritatis observatio… .” Ver también ibid., 13,
VII (v.35; M1839); ST III, 63, 3, 3.
[8] ST III, prol.:
“…necesse est ut ad consummationem totius theologici negotii, post
considerationem ultimi finis humanae vitae et virtutum ac vitiorum, de ipso
omnium Salvatore ac beneficiis eius humano generi praestitis nostra
consideratio subsequatur.”
[9] Ver Sup. Io.,
prol., (M10): “Patet ergo ordo istius Evangelii ex verbis praemissis. Primo
enim insinuat nobis Dominum sedentem super solium excelsum et elevatum, in
prima parte, cum dicit: ‘In principio erat Verbum’. In secunda vero parte
insinuat quomodo omnis terra plena est maiestate eius, cum dicit: ‘Omnia per
ipsum facta sunt’. In tertia parte manifestat quomodo ea quae sub ipso erant,
replebant templum cum ipse dicit: ‘Verbum caro factum est’.”
[10] GUINDON, “La
théologie,” p. 23*: “Le moins qu’on puisse dire dès maintenant semble bien être
que, malgré les apparences et malgré les opinions, le problème de la
‘christianisation’ de la Ia et de la IIa pars ne sera pas insoluble. Dans le rayonnement
du Prologue de l’Évangile selon saint Jean, la primauté du Verbe n’entraînera
sûrement aucun détriment pour le caractère ‘chrétien’ de la doctrine de saint
Thomas.” Ver también Roger GUINDON, OMI, “La théologie de saint Thomas d’Aquin
dans le rayonnement du ‘Prologue’ de saint Jean (suite),” Revue de l’Université
d’Ottawa 29 (1959): 121*–142*, aquí p. 141*: “Quant à la qualité proprement
chrétienne de cette théologie, l’omniprésence de la Sagesse et du Verbe la
manifeste d’une façon éclatante. La façon dont on a pris l’habitude de la
mettre en doute, en certains milieux, soulève, semble-t-il, un pseudo-problème.
Si, en effet, saint Thomas ne centre pas sa théologie sur le Christ,
c’est-à-dire sur le Verbe pour autant qu’il a pris une chair humaine, c’est
qu’il situe l’Incarnation dans le contexte plus vaste de la Geste du Verbe:
Sagesse engendrée par le Père… par laquelle tout a été créé… qui illumine tout
homme… qui dirige chaque personne humaine vers son destin… qui… prend une chair
pour sauver l’homme… .”
[11] Estos temas
pueden verse respectivamente, p.e., en ST III, 1; ST I, 34; ST, III, 2, 1-6; ST
III, 8; ST III, 31-59.
[12] Ver Paul
MURRAY, OP, Aquinas at Prayer. The Bible, Mysticism and Poetry, Londrés,
Bloomsbury, 2013, especialmente p. 157-259; Sisto TERÁN, Santo Tomás, Poeta del
Santísimo Sacramento, Tucumán, Ed. Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino,
1979. Como ejemplo de las cualidades poéticas de la hímnica de Tomás se puede
considerar el empleo de la triple rima alternada del himno Pange lingua, lo
cual es algo original en el medioevo.
[13] Por ejemplo,
nueve antífonas de los salmos de Maitines del Officium Sacerdos (de la
Solemnidad del Cuerpo de Cristo) son tomadas de los salmos mismos con un sutil
e ingenioso añadido que invita a reinterpretar todo el salmo a la luz del
misterio de la Eucaristía.
[14] “Deus qui
nobis sub sacramento mirabili passionis tuae memoriam reliquisti, tribue,
quaesumus, ita nos corporis et sanguinis tui sacra mysteria venerari, ut
redemptionis tuae fructum in nobis iugiter sentiamus. Qui vivis et regnas…”
[15] Ver nuestra
explicación de este “Ritmo” en https://www.youtube.com/watch?v=reAPZMpj0Hg,
accedido el 5 de septiembre de 2023.
[16] “Adoro”
(estrofa primera), “credo” (estrofa segunda), “peto” (estrofa tercera) y
“intueor, confiteor” (estrofa cuarta).
[17] Desde la
primera palabra “adoro” se trasluce la fe y la humildad. Se insinúan ecos
armónicos de esta adoración humilde y creyente en “subiicit”, “deficit”
(estrofa primera); “fallitur”, “auditu solo creditur”, “credo quidquid dixit”,
“nil verius” (estrofa segunda); “latebat”, “latet”, “credens atque confitens”,
“latro paenitens” (estrofa tercera); “non intueor” y “tamen te confiteor” (estrofa
cuarta).
[18] Estrofa
cuarta: “Fac me tibi semper magis credere, in te spem habere, te diligere”.
[19] “Praesta”
(estrofa quinta) y “munda” (estrofa sexta).
[20] Estrofa
séptima: “Iesu, quem velatum nunc aspicio, oro fiat illud quod tam sitio; ut te
revelata cernens facie, visu sim beatus tuae gloriae.”
___________
Fuente: EMERY,
Fray John W. OP. “Bene scripsisti de me, Thoma”, ponencia presentada en XLVII
Semana Tomista. El legado de Santo Tomás de Aquino a 700 años de su canonización,
14 de septiembre de 2023.