martes, 26 de enero de 2021

¿QUÉ SIGNIFICA

 

 


ser católico hoy en Occidente?

 

Por Carlos Esteban

Infocatólica | 26 enero, 2021

 

Cuando el primer presidente ‘católico’ de Estados Unidos desde Kennedy empieza su mandato yendo a Misa para inmediatamente después anunciar la agenda más brutalmente abortista de la historia americana es un buen momento para advertir hasta dónde está llegando la confusión en nuestros días.

Empezar tu mandato yendo a Misa es excepcional incluso en un líder católico dentro de un país mayoritariamente católico: imaginemos a Mariano Rajoy con las cámaras siguiéndole a la Misa con que empieza el día de su investidura, acompañado de varios de sus futuros ministros.

 

Es lo que ha hecho Biden, de quien ya conocemos su ‘devoción’, su educación católica, su rosario y algunos otros detalles de su religiosidad. Solo que también sabemos de él que ningún otro presidente se ha propuesto culminar iniciativas de gobierno diametralmente opuesta a todo lo que la doctrina católica defiende para la vida social, desde ampliar y consagrar el derecho a matar niños en el vientre de sus madres a ignorar la diferencia biológica de los sexos, pasando por nombrar como vicepresidente a una mujer, Kamala Harris, que se ha distinguido por un peculiar animus anticatólico y por una clara hostilidad a la libertad de religión y conciencia.

 

¿En qué sentido es este hombre católico? ¿O Nancy Pelosi, la ‘speaker’ de la Cámara? Es como si en materia de fe solo quedase la cáscara, la mera adscripción verbal y en algunos ritos a determinada confesión, pero sin contenido fijo alguno, algo parecido a la nueva dispensación cada vez más universal que permite a cualquiera proclamarse del sexo contrario al biológico.

 

Naturalmente, en esto Biden es una consecuencia, no una causa. Hemos informado en estas mismas páginas de una encuesta que revela, entre otros datos desconcertantes, que una mayoría de sedicentes católicos norteamericanos no cree en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. ¿Qué significa ser católico sin esto?

 

En teoría, la Iglesia posee un ‘mecanismo de seguridad’ para combatir este tipo de confusión y atajar desviaciones del Mensaje de Cristo, una estructura jerárquica en la que los pastores -y, sobre los pastores, el ‘Siervo de los Siervos de Dios’, el Papa- velan para mantener la unidad en las certezas de la fe. Solo que, como se ve a las claras, no parecen estar haciendo un gran trabajo.

 

Un ejemplo pertinente: cuando a Joe Biden, todavía no candidato a la presidencia por el Partido Demócrata, se le negó la comunión en una parroquia en obediencia al Derecho Canónico por su postura favorable al aborto y al matrimonio homosexual, buena parte de la jerarquía americana atacó al párroco, un escasísimo puñado le apoyó y una mayoría miró al tendido, silbando. Y cuando se preguntó al propio Biden por el caso, respondiendo diciendo que malamente podía un párroco negarle la comunión cuando él la había recibido del mismo Papa.

 

Y, la verdad, tenía un punto. Si al Papa parece no alarmarle indebidamente que un católico haga de su fe un elemento de su campaña y al tiempo ignore la doctrina en un punto tan grave, e incluso recurra al Santo Padre como coartada, es difícil que la reacción de otros de menor autoridad y peso vaya a influir mucho en las conciencias.

miércoles, 20 de enero de 2021

OBISPOS DENUNCIAN EL COMUNISMO

 


 pero no encuentran eco en el Papa

Marinellys Tremamunno

ECCLESIA, 20-01-2021

(tomado de Brújula cotidiana)

 

“No podemos actuar solos, aislados, autosuficientes, con agendas encubiertas”, dijo al inicio de su discurso a los obispos y sacerdotes, durante la reunión virtual denominada “Nuestros sacerdotes en la pandemia: su experiencia y ejercicio ministerial en este período”, organizada por la Conferencia Episcopal Venezolana del 19 al 20 de enero.

 

El video mensaje que el Papa Francisco envió este martes 19 de enero al clero venezolano duró 6 minutos y culminó de nuevo con un llamado de unidad: “No se fracturen hermanos. No se fracturen. Siempre hay una posibilidad de unirse”, puntualizó.

 

Pero, ¿por qué Jorge Mario Bergoglio habla de fracturas y agendas ocultas a los miembros de la Iglesia Venezolana, en un evento que tenía el objetivo de compartir experiencias sacerdotales en medio de la pandemia? La respuesta podría estar en el último documento emitido por la Conferencia Episcopal Venezolana, la Exhortación Pastoral del pasado 11 de enero, y el discurso del Papa podría ser un llamado de atención a los obispos a que no continúen con la denuncia frontal contra el régimen, actuando “solos” y “aislados”, evidentemente contradiciendo a la Santa Sede.

 

Los obispos venezolanos alzaron la voz contra el comunismo: en el documento denunciaron “las nefastas consecuencias de un modelo económico, impuesto por un régimen y una ideología de corte comunista” y exigieron a Nicolas Maduro “un acto de valentía” para que “un cambio radical en la conducción política” permita “detener este mar de sufrimiento del pueblo venezolano”, se lee en el documento del 11 de enero, puntos 4 y 9. Peticiones que al momento no han tenido eco en el Papa Francisco.

 

El Santo Padre, en cambio, prefirió usar su mensaje para recordar al clero venezolano que para ser un “Buen Pastor” se debe “aprender a ser siervos de todos”, lo que se podría interpretar como un llamado a ser pastores incluso de quienes oprimen al pueblo venezolano; es decir, evitar la frontalidad y la denuncia contra el régimen. Una posición que siempre ha mantenido Bergoglio, que en numerosas oportunidades ha preferido evadir cualquier referencia a la crisis política venezolana en sus alocuciones públicas y este video mensaje no fue la excepción.

 

“Queridos hermanos Obispos y sacerdotes: … Les agradezco el testimonio de amor y de servicio a los hermanos y hermanas venezolanos, manifestado en su atención a los enfermos, a quienes han llevado la fuerza de la palabra de Dios y la Eucaristía; manifestados en su acompañamiento al personal médico, paramédico y voluntarios que asisten a los pacientes en esta pandemia; en su diligencia por socorrer a los pobres y excluidos, por aquellos que carecen de lo necesario para sobrevivir y salir adelante dignamente. Gracias, gracias por todo esto”, dijo.

 

Ninguna mención a las “víctimas de persecución y descalificación violenta y opresora” que los obispos evidenciaron en la Exhortación. Oportuno recordar que las Naciones Unidas han confirmado que más de 5.000 venezolanos han sido asesinados por la política de exterminio del régimen, además se han registrado 15.679 detenciones con fines políticos desde el año 2014 y al día de hoy existen 354 presos políticos, según datos del Foro Penal Venezolano.

 

Una realidad que ha sido constantemente denunciada por los obispos venezolanos y que está presente en la reciente Exhortación Pastoral: “Los informes de la Alta Comisionada de la ONU, para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en junio de 2019, de la Misión especial de la ONU, investigadora de este tema, emitidos el 15 de septiembre de 2020, y el informe de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional de La Haya, el 14 de diciembre de 2020, están basados en un gran número de expedientes de torturas y asesinatos que señalan crímenes presuntamente cometidos por funcionarios del actual gobierno”, se lee en el punto 5.

 

Y ninguna referencia a la “migración forzada” de ya casi 6 millones de venezolanos, de los cuales muchos han sufrido gravemente las consecuencias de la Pandemia en Suramérica, al quedar sin trabajo y sin poder regresar al país, exponiendo gravemente sus vidas. “Cuando los hijos de una nación deciden abandonar su país, es porque, asediados por la precariedad, han llegado a una situación límite en la que no les queda más camino que asumir el reto y el riesgo de enfrentar lo desconocido, hasta el punto de arriesgar su vida y la de su familia como recientemente ocurrió con la dolorosa tragedia del naufragio de muchos venezolanos en las costas de Güiria”, recordó el episcopado, haciendo referencia a la tragedia que dejó al menos 33 fallecidos y 8 desaparecidos, que en diciembre de 2020 intentaron escapar de Venezuela por mar hacia Trinidad y Tobago. Una historia que pasó casi desapercibida por los medios italianos.

 

Papa Francisco concluyó su misiva pidiendo que el “Señor bendiga y acompañe el trabajo de ustedes, el corazón de ustedes, las manos de ustedes, las rodillas de ustedes cuando rezan. Bendiga y acompañe las ilusiones de ustedes, los buenos deseos y, sobre todo, bendiga y acompañe la unidad de ustedes”. Evidentemente el pontífice no ha entendido que las manos y las plegarias del episcopado venezolano están unidas y compactas “para hacer realidad la verdad, la justicia, la libertad” de Venezuela.

 

“Que María de Coromoto Patrona de Venezuela y San José, ‘padre de la valentía creativa’ (esa valentía que surge especialmente cuando nos encontramos en dificultades*), cuiden y protejan a nuestro país”, afirman los arzobispos y obispos de Venezuela.

 

*Papa Francisco, (2020) Carta Apostólica Patris Corde. N° 5

viernes, 15 de enero de 2021

LA ALARMA DEL CARDENAL MULLER

 


 el Papado está en grave peligro

ECCLESIA,15-01-2021

(Fuente: Brújula cotidiana)


Gracias también al poder de los medios de comunicación actualmente existe una considerable confusión en la Iglesia sobre el significado del Papado. Por un lado, la renuncia de Benedicto XVI ha dado la idea de la existencia de “dos Papas”, lo cual es absolutamente inconcebible. Y por otro lado, el Papa Francisco, entre las relativizaciones de su papel y los “cambios de paradigma”, se arriesga a predicar “una hermandad humana sin Jesucristo” y a entablar un diálogo con el Islam bajo la bandera del relativismo religioso. Se hace más que nunca necesario redescubrir el carácter cristocéntrico del papado. De todo esto ha hablado el cardenal Gerhard L. Müller en una intervención sobre el verdadero significado del Papado.

 

“La causa y el centro del ministerio petrino es la confesión de la fe en Cristo”, un centro que hoy en día parece ser cuestionado por los muchos acontecimientos que caracterizan a la Cátedra de Pedro.  Esto es lo que ha impulsado al cardenal Gerhard L. Müller a escribir un nuevo y breve ensayo titulado “El cristocentrismo del servicio de Pedro o por qué hay un solo Papa”.

El cardenal Müller observa un gran riesgo en la Iglesia de perder el significado del papado bajo la presión del “dominio de los medios”, que inevitablemente ofrece un mayor poder comunicativo a las imágenes y a las noticias y menor a los criterios teológicos. Predominio que el pontificado de Francisco privilegia voluntariamente, dado que “ha aumentado el número de colaboradores del Dicasterio para la Comunicación y que, comparado con la Congregación para la Doctrina de la Fe –que para el Magisterio de los papas es mucho más importante- ha aumentado treinta veces”.

 

Esta preponderancia de los medios de comunicación es un elemento fuertemente distorsionador junto con algunas situaciones objetivamente controvertidas en relación con el Papado: por un lado la renuncia de Benedicto XVI y la reivindicación de un papado emérito sin precedentes y por otro lado la intención “revolucionaria” del pontificado de Francisco.

 

En el primer caso, el antiguo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe considera preocupante la percepción de la existencia de “dos Papas”, algo muy engañoso, creando entre otras cosas un antagonismo perjudicial para la Iglesia.

 

Hay y puede haber un solo Papa, explica Müller, no puede haber dos sucesores del Apóstol Pedro: “Dos personas no pueden encarnar 'el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad tanto de los obispos como de la multitud de los fieles' (LG 23)”. Continúa: “El obispo de Roma es el sucesor de Pedro sólo mientras esté vivo o hasta que haya renunciado voluntariamente”. Así que “con la renuncia voluntaria al cargo, las prerrogativas papales o los plenos poderes petrinos también caducan definitivamente”, continúa el cardenal alemán, concluyendo luego: “Todo obispo de Roma es sucesor de Pedro sólo mientras sea el actual obispo de Roma. No es sucesor de su predecesor y por lo tanto dos obispos de Roma, papas y sucesores de Pedro, no pueden existir al mismo tiempo”. Por lo tanto aún queda por aclarar la comprensión teológica de la posición de Benedicto XVI.

 

Pero los mayores desafíos al Papado parecen venir de algunas de las decisiones de Francisco. A partir de los cambios en el Anuario Pontificio donde las características del ministerio petrino han sido relegadas a “meros títulos históricos”: una elección “desde un punto de vista dogmático muy cuestionable”, responde. “Los títulos de 'sucesor de Pedro, vicario de Cristo y cabeza visible de toda la Iglesia' (LG 18)” –dice Müller-, “marcan la verdad intrínseca del primado romano, aunque estos títulos se hayan aplicado al papa romano sólo en el transcurso del tiempo”. La eliminación de esos títulos no es, por tanto, una manifestación de humildad, ni mucho menos: “La humildad es una virtud personal –dice el cardenal alemán- que se adapta muy bien a todo siervo de Cristo. Pero no justifica una especie de relativización de los plenos poderes que Cristo transmitió a los apóstoles y a sus sucesores para la salvación de los hombres y la edificación de la Iglesia”.

 

“Así como Pedro no es el centro de la Iglesia” –afirma Müller-, “ni el punto central del cristianismo (gracia santificante y filiación divina), así, sin embargo, los sucesores de su cátedra romana son, como él, los primeros testigos del verdadero fundamento y único principio de nuestra salvación: Jesucristo, el Verbo de Dios, su Padre, hecho carne”.

 

Existe, por tanto, una unicidad e irreductibilidad de la tarea del Papa y de la misión de la Iglesia –“’La Iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad’ (1 Tim 3, 15) es testigo y mediadora de la irrevocable autocomunicación de Dios, como verdad y vida de todo hombre”- que se ve amenazada por otra tentación muy evidente: la de reducir la propia tarea al orden terrenal.

 

Citando “Un breve relato del Anticristo” de Vladimir Soloviev, Müller recuerda que la Iglesia “no puede someterse a los objetivos generales de un nuevo orden mundial religioso-moral y económico-social, realizado por los hombres, aunque sus ‘creadores y custodios’ reconocieran como su guía espiritual al Papa por razones honoríficas”. Las referencias son obvias. Pero el ex Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe no se detiene ahí, también ataca algunas expresiones que se han vuelto típicas de este pontificado: “Ni en la doctrina de la fe revelada ni en la constitución sacramental de la Iglesia puede haber ‘revoluciones’ según el lenguaje político-sociológico, o ‘cambios de paradigma’ científico-teóricos”.

 

Pero la hermandad humana, tal como se comunica y se percibe comúnmente, también es un problema: “Cualquier apelación a una ‘hermandad universal’ sin Jesucristo, el único y verdadero Salvador de la humanidad, se convertiría, desde el punto de vista de la Revelación y la Teología, en una loca carrera hacia la tierra de nadie”.

 

Por lo tanto, nada de “pluralismo y relativismo religioso en la búsqueda de la verdad” y, sobre todo en las relaciones con el Islam “debemos decir francamente que Jesucristo no es ‘uno de los profetas’ (Mt 16,14), lo que nos devolvería a un dios común más allá de la autorrevelación en el Hijo de Dios hecho hombre, ‘como si’ fuera de la enseñanza de la fe, en la nada de los sentimientos religiosos –según vanas palabras religiosas- ‘en el fondo todos creemos lo mismo’”. “Sólo Jesús revela con poder divino el misterio de Dios: ‘Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar’ (Mt 11,27)”, continúa Müller.

 

“Este es el cristocentrismo” –dice finalmente Müller-, “alrededor del cual gira el ministerio petrino, es decir, la primacía de la Iglesia Romana, que le da a este ministerio su significado irremplazable para la Iglesia en su origen, vida y misión hasta el regreso de Cristo al final de los tiempos”.

martes, 5 de enero de 2021

LOS POLÍTICOS

 


que votan y promueven el aborto: ¿están o no excomulgados?

P. Javier Olivera Ravasi

 Infocatólica, 5.01.21

 

 

El caso de la votación por el aborto en nuestro país, sacó a reflotar un tema discutido hace años en sociedades más “avanzadas” que las nuestras; más “avanzadas” porque ya tienen aborto, eutanasia para todos, unión de homosexuales y todas esas delicias del mundo moderno que el islam se ocupará de limpiar pronto.

 

Y uno de ellos ha sido el interrogante acerca de si, los políticos que han votado en favor del aborto, caen en la pena de excomunión reservada para quien lo procura (o coopera con él).

 

      Vale recordar que, la excomunión, es una pena medicinal (también llamada censura) por la que se excluye a alguien de la comunión jurídica que le une como fiel a la Iglesia en cuanto sociedad visible. Puede ser latae sententiae, es decir, automática (a su vez, declarada o no) o ferendae sententiae, luego de un proceso.

 

¿Y de dónde surge esto?

 

Para el caso del aborto, del canon 1398, que dice: “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae”.

 

A su vez, el tema fue objeto de estudio en la Encíclica Evangelium Vitae, de Juan Pablo II, donde, en su n 62, se plantea el caso de los cómplices directos, al decir que: “La excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluidos también aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido”.

 

            Esto llevó a que, en 2004 y a partir de diversos candidatos que existían en Estados Unidos en pos de la lucha por la presidencia, el entonces Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, escribiera a los obispos de Estados Unidos una carta, fechada en junio de 2004 y enviada al entonces Cardenal MacCarrick, hoy despojado de sus rangos y ministerio, donde se planteaba qué hacer con los políticos partidarios del aborto. El documento, titulado “Dignidad para recibir la Sagrada Comunión. Principios Generales”, dice en sus partes principales:

 

“Respecto del grave pecado del aborto o la eutanasia, cuando la cooperación formal de una persona es manifiesta -entendida, en el caso de un político católico, como hacer campaña y votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia-, su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que termine con la situación objetiva de pecado… ‘Cuando estas medidas preventivas no han tenido su efecto o cuando no han sido posibles’, y la persona en cuestión, con obstinada persistencia, aún se presenta a recibir la Sagrada Comunión, ‘el ministro de la Sagrada Comunión debe negarse a distribuirla’” (cf. Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos “Sagrada Comunión y Divorcio, Católicos vueltos a casar civilmente” [2002], n. 3-4). Esta decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena” (nn 5-6).

 

Reiteramos el final del texto: “esta decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena”.

 

Traducido todo esto: hay excomunión para los partícipes directos y cooperadores inmediatos pero no para los políticos, a quien hay que “amonestar", reconvenir, etc., etc., como si se tratara de una pareja de concubinos públicos que desean acercarse a comulgar en una situación objetiva de pecado y, llegado el caso, hay que negarles la comunión.

 

¿Y a esto quién lo determina? Pues el órgano encargado de analizar las normas positivas de la Iglesia, es decir, el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, quien tiene la función de estudiar estos temas minúsculos y leguleyos.

 

Pero la pregunta final es: si bien por esta causal ciertos políticos que apoyan y promueven el aborto no estarían excomulgados, ¿acaso no lo estarían por apoyar, propagar y sostener una verdad en materia de Fe o moral, que la Iglesia ha planteado de modo definitivo, como ser que el aborto es un pecado que clama al Cielo? Es decir: ¿no habrán caído ya en herejía formal y, por ende, en la excomunión latae sententiae con la que este pecado se censura (cfr. 1364 § 1 del CIC).

 

Pues, se non è vero, è ben trovato.

Que no te la cuenten…

 

P. Javier Olivera Ravasi, SE