el modelo
comunista chino: «¿Qué podemos hacer en esta situación?»
Por INFOVATICANA |
17 enero, 2022
(Observatorio
Internacional Cardenal Van Thuan)-
Con motivo del 90º
cumpleaños del cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, en su honor
y como acto de gratitud hacia él, publicamos íntegramente su artículo escrito
para nuestro 13º Informe sobre la Doctrina Social de la Iglesia en el Mundo,
titulado
«El modelo chino:
el capital-socialismo de control social»:
Hay dos documentos
de las Autoridades Centrales del Partido Comunista Chino que pueden ayudarnos a
entender la actual política religiosa del gobierno chino: el Documento 19 de
1982 y el Documento 9 de 2013. Para los amigos de China que no tienen la oportunidad
de examinar estos documentos, intentaré, a partir de ellos, resumir la política
religiosa actual en China.
El Documento 19
del 1982
El documento 19 de
1982 se presenta como «La visión básica de la cuestión religiosa durante el
periodo socialista en nuestro país». En él se explica que la religión tiene su
origen en la sensación de miedo e impotencia de los pueblos primitivos ante los
fenómenos aterradores de la naturaleza. Cuando la sociedad evoluciona y la
clase dominante oprime al impotente proletariado, la religión es el opio que
utiliza para mantenerlo sometido. Con el advenimiento de la sociedad socialista
la religión debería desaparecer, eliminándose la causa de su existencia. Pero
la construcción de una civilización socialista no se hace en un día, sino que
encuentra muchos obstáculos: la persistente superstición popular, las
catástrofes naturales, los errores humanos y la situación internacional. La
religión desaparecerá naturalmente con el progreso del socialismo y el
comunismo. Sin embargo, pensar en eliminarla mediante decretos administrativos
u otros medios coercitivos no es la visión básica del marxismo. Han sido largos
años de control de la sociedad por los señores feudales, la clase capitalista,
las fuerzas coloniales e imperialistas a su vez controladas por las iglesias
católica y protestante. Después de 1949 hubo un gran cambio y una gran reforma,
las contradicciones de la cuestión religiosa son ahora primariamente
contradicciones entre el pueblo. Pero la cuestión religiosa seguirá siendo un
asunto de masas, a menudo relacionado con la cuestión étnica y con factores
internacionales. No podemos ignorar la complejidad del problema. Debemos tener
en cuenta todos los objetivos a alcanzar: la estabilidad y la unidad étnica de
la nación; el establecimiento de buenas relaciones internacionales y, al mismo
tiempo, la resistencia a la infiltración de fuerzas extranjeras hostiles; la
construcción de la civilización socialista con sus valores materiales y
espirituales. Lenin nos exhorta a «estar preparados», a pensar bien las cosas;
asustarse por la complejidad de la cuestión o ignorar la complejidad y ponerse
a trabajar sería igualmente erróneo.
Antes de que la
religión desaparezca de forma natural, la base de la política debe ser el
respeto y la protección de la libertad religiosa. Todo ciudadano tiene la
libertad de creer y también la libertad de no creer, de creer en esta religión
o en otra. Los comunistas somos ateos y debemos propagar incansablemente el
ateísmo, pero será infructuoso y perjudicial utilizar la mera coacción cuando
se trate de cuestiones ideológicas y espirituales, incluida la religión. La
diferencia entre las masas de creyentes y no creyentes es relativamente
secundaria, es un error convertirla en una cuestión primordial hasta el punto
de provocar discriminación y opresión, quizá incluso provocando el efecto
contrario del fanatismo religioso. Esto es contrario al objetivo del marxismo
leninismo; significaría olvidar que el papel básico del partido es unir a
creyentes y no creyentes para que juntos construyamos un estado socialista
moderno y poderoso.
Por supuesto, el
énfasis en la libertad de creer debe garantizar también la libertad de no
creer. La libertad de creencia no sólo no impide sino que reforzará la labor
del Partido en la difusión de la educación científica y la lucha contra la
superstición. Un punto a destacar es que la fe religiosa es un asunto privado,
la elección de cada ciudadano. La religión no debe inmiscuirse en los asuntos
administrativos o judiciales del Estado, ni siquiera en las escuelas o la
educación pública. Está prohibido obligar a nadie, especialmente a los menores
de dieciocho años, a ser miembro de una religión y a participar en una
actividad religiosa concreta. No debe permitirse que la religión se utilice
como pretexto para oponerse al liderazgo del partido o para destruir la unidad
nacional.
El Partido ateo
debe guiar a las religiones, a través de las organizaciones religiosas
patrióticas (en el caso de los católicos son la Asociación Patriótica Católica
China, la Comisión de Asuntos Religiosos Católicos Chinos y la Conferencia
Episcopal Católica China) con las que garantizar la normalidad de las acciones
de los creyentes. Cualquier actividad criminal y antirrevolucionaria bajo la
apariencia de religión debe ser resueltamente reprimida y castigada con
severidad. El gobierno tiene la tarea de educar a la gente para que entienda
que, al acabar con las actividades delictivas, el gobierno salvaguarda la
verdadera religión.
Todo esto se basa
en la doctrina científica del marxismo leninismo y el pensamiento del camarada
Mao Zedong.
La libertad
religiosa no es un expediente temporal, sino una estrategia decisiva para
lograr la unificación del pueblo y construir un Estado socialista poderoso y
modernizado. Este trabajo no durará una generación, ni siquiera dos o tres,
sino un largo período de la historia antes de la realización de una
civilización avanzada compuesta de valores materiales y espirituales [durante
mucho tiempo se acostumbraba a calificar el presente como «período inicial del
socialismo»].
Como puede verse
fácilmente, este documento, promulgado en 1982, representa la posición de Deng
Xiaoping, entonces ya una figura decisiva en el gobierno tras los desastrosos
años de la Revolución Cultural. Es claramente una nueva dirección pragmática:
la reconstrucción económica y la apertura al mundo internacional. Pero este
documento también reconfirma claramente todas las restricciones a la libertad
religiosa, a veces incluso de forma enfática. ¿Cómo debe entenderse esta
aparente contradicción? ¿Fue un intento de Deng Xiaoping de evitar ser
criticado como «revisionista», o son las precauciones sinceramente presentes en
la mente de cualquier comunista genuino? A favor de la primera hipótesis está
el hecho de que el Partido Comunista no se atrevió a acabar con la referencia y
el prestigio de Mao Zedong, a pesar de su grave responsabilidad en los daños
causados por la Revolución Cultural. Sin embargo, tras los acontecimientos de
la Plaza de Tiananmen, creo que la segunda interpretación se acerca más a la
realidad.
Así que podemos
tomar este Documento como fundamentalmente fiel a la visión comunista de la
realidad de la religión: un hecho que debe ser tolerado en vista a la victoria
final del comunismo, pero que debe ser mantenido bajo estricto control y
sumisión.
El Documento 9 del
2013
El documento 9 de
2013 representa la línea de Xi Jinping, el actual líder supremo de la República
Popular China. Todo el mundo puede ver que hay una gran diferencia aquí con la
línea de Deng Xiaoping de 1982. Es un retorno a las ideas y políticas de Mao
Zedong. No hacen falta largas citas, la introducción y los subtítulos de los
párrafos son bastante elocuentes (los acontecimientos que siguieron a la
publicación de este Documento son aún más elocuentes).
Introducción: Bajo
el liderazgo de Xi Jinping hemos hecho grandes progresos y ahora tenemos una
gran confianza, la base ideológica de la «lucha» se está solidificando
continuamente. Ya hemos logrado un gran progreso económico para que el pueblo
mire al futuro con confianza, ahora nuestro objetivo debe ser una gran campaña
doctrinal para que todos comprendan y participen en la construcción del
socialismo con características chinas y el gran sueño chino. Debemos unificar
el pensamiento, consolidar el progreso de una atmósfera positiva y fortalecer
el espíritu.
Si bien
constatamos la situación positiva, no podemos ignorar que todavía hay una lucha
intensa, los siguientes temas y desafíos merecen atención.
(1) La democracia
constitucional occidental. Con las ideas de «separación de poderes, sistema
multipartidista, elecciones generales, poder judicial independiente, ejército
nacional, etc.» se pretende desacreditar a la dirección del Partido, abolir la
democracia popular y sustituirla por el sistema político de Occidente.
(2) Para debilitar
los fundamentos teóricos de la dirección del Partido se exaltan los llamados
valores universales como «la libertad, la democracia, los derechos humanos
universales y eternos».
(3) Promoción de
la «sociedad civil» para desmantelar la base social del gobierno del Partido.
Las fuerzas enemigas han utilizado este concepto de derecho absoluto del pueblo
contra nosotros, ahora nuestro propio pueblo está utilizando la misma arma para
rechazar el control del Partido. Especialmente a nivel local reclaman un
derecho absoluto a la libertad de acción de todo tipo de asociaciones para
liberarse del control del gobierno.
(4) Promoción del
neoliberalismo. Muchas naciones, encabezadas por Estados Unidos, quieren imponer
su modelo económico de privatización absoluta, de fe ciega en el libre mercado,
de globalización que margina a las naciones individuales. Vemos las desastrosas
consecuencias de esta teoría en América Latina, la Unión Soviética y Europa del
Este. Ha llevado a sus defensores a una crisis propia de la que aún no se han
librado. Quieren cambiar la infraestructura básica de nuestra economía diciendo
que es ineficaz, que perturba la economía de mercado y que, por tanto, debilita
el control del gobierno sobre la economía nacional.
(5) Promueven la
idea occidental del periodismo desafiando nuestro principio de que los medios
de comunicación y el sistema de prensa deben estar sujetos a la disciplina del
Partido. Hacen de los medios de comunicación «el cuarto poder», abogan por la
libertad absoluta de transmitir información, quieren suprimir nuestros
departamentos de propaganda. Evidentemente, su intención es oponerse a la
dirección del Partido en los medios de comunicación y así infiltrarse en el
terreno de nuestra ideología.
(6) Promueven el
nihilismo histórico tratando de distorsionar la historia del Partido Comunista
Chino y de la Nueva China. Niegan la inevitabilidad histórica de la Revolución,
diciendo que fue un error y el comienzo de otros errores. Destacan a los
líderes del Partido, negando los méritos de Mao Zedong, exagerando la brecha
entre el período anterior a la reforma y la apertura y el período posterior,
todo para negar al Partido la legitimidad para gobernar.
(7) Cuestionan la
reforma y la apertura y niegan que el socialismo con características chinas sea
verdaderamente socialista. Algunos dicen que la reforma y la apertura aún no se
han logrado realmente, otros dicen que han ido demasiado lejos. Las discusiones
y la confusión originadas en el extranjero, que ahora se extienden por toda
China, suponen un obstáculo para una acción unificada y sostenida en favor de
una reforma y un progreso reales.
Exigen la
liberación de los llamados presos políticos, quieren que revoquemos el
veredicto sobre Tiananmen. También con la participación de las embajadas y
consulados y de las ONG que operan en China, a través de los medios de prensa y
documentación.
Ante todos estos
desafíos de las fuerzas antichinas de Occidente, las autoridades de todos los
niveles, y especialmente quienes las lideran, deben prestar especial atención a
la esfera ideológica y cumplir con su papel de liderazgo.
Este reciente
Documento, que vemos muy traducido en hechos (nos interesan especialmente los
puntos 2, 3 y 5) no favorece ciertamente la libertad religiosa. El único
criterio de verdad es el Partido Comunista, el único titular del derecho y del
poder sigue siendo el Partido Comunista. Últimamente, no podemos dejar de ver
incluso la sombra de la Revolución Cultural.
¿Qué podemos hacer
en esta situación? ¿Diálogar? ¿Mantenernos en silencio? ¿Convertirnos en loros?
Que el Señor nos ilumine y nos dé fuerza.