Si los medios de
comunicación católicos pro vacunas son pagados por Soros y Gates…
Riccardo Cascioli
Brújula cotidiana,
12-01-2022
El consorcio de
medios de comunicación católicos, catholic-factchecking.com, liderado por
Aleteia y vinculado a la Santa Sede, es un proyecto para silenciar a los
periodistas católicos no alineados, financiado por grandes lobbies
internacionales contra la vida y la familia, en alianza con las grandes
empresas farmacéuticas que fabrican las vacunas. De este modo se explican muchas cosas…
Una investigación
bien documentada del sitio web estadounidense Church Militant revela cómo
Google, Soros y Bill Gates financian a los medios de comunicación católicos
pro-vax para luchar contra los que en la Iglesia que no están alineados con el
verbo vacunal. Y se descubre que quien lidera el consorcio de los medios de
comunicación católicos que se autodenominan verificadores de hechos (es decir,
que controlan la veracidad de las noticias, en este caso sobre las vacunas
anti-Covid) es el sitio Aleteia, portal publicado en siete idiomas, que
disfruta de una estrecha colaboración con el Dicasterio para la Comunicación
del Vaticano y con el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.
El consorcio, que
incluye una treintena de portales, lleva unos meses activo y busca nuevas
contrataciones a través de su propio sitio web catholic-factchecking.com
(definido como “Consorcio de medios católicos internacionales sobre las vacunas
Covid-19”, o Consorcio internacional de medios católicos sobre la vacuna
Covid-19). Y el consorcio es uno de los once proyectos (de 309 competidores de
74 países) que han compartido los $ 3 millones puestos a disposición por la
Iniciativa de Google News a través del Fondo Abierto de Lucha contra la Desinformación
de la Vacuna Covid-19.
En definitiva,
Google está preocupado por quienes ponen en duda la narrativa según la cual la
vacuna es la única salvación de la humanidad y pone en juego todo su poder para
contrarrestar en forma capilar al enemigo. Esto solo, al ser Google el motor de
búsqueda líder en el mundo, debería generar algunas preocupaciones.
Preocupación que debería convertirse en inquietud cuando nos enteremos de que
desde 2019 el “hermano” de Google (una emanación de la misma empresa Alphabet),
Verily, que se ocupa de la salud, tiene una “alianza estratégica” con grandes
empresas farmacéuticas, entre ellas Pfizer. Además, Verily es actualmente socio
de Pfizer y el Centro de Investigación de la Clínica Duke en el estudio de la
seguridad a largo plazo de las vacunas para el Covid.
Resulta muy
curioso que nadie sospeche que exista algún conflicto de intereses. En cuanto a
los católicos, entonces, debería dar lugar a algunos escrúpulos el hecho que
Google promueva abiertamente los derechos reproductivos (anticoncepción y
aborto) y la agenda LGBTQ… Pero evidentemente pecunia non olet, y frente a la
necesidad de doblegar cualquier resistencia a las vacunas entre los católicos
no se puede ir demasiado lejos por lo sutil. Después de todo, Aleteia tiene desde
2013 una relación de colaboración consolidada con Google. Pero no solo eso:
para obtener la acreditación con el fin de beneficiarse de los fondos de la
Iniciativa Google News, Catholicfactchecking utiliza el asesoramiento de un
instituto de investigación español, el Instituto de Salud Global (ISGlobal) de
Barcelona, el cual, a lo largo de los años, ha recibido 57 millones de dólares
de la Fundación Bill y Melinda Gates y 150 mil dólares de la Fundación Open
Society de George Soros, según ha reconstruido Church Militant.
Además de tener
intereses directos en la campaña de vacunación (especialmente Gates), Church
Militant señala acertadamente que no hace más de seis meses ambas fundaciones
patrocinaron el informe “Tip of the Iceberg” [La punta del iceberg], destinado
a desacreditar los movimientos provida europeos, incluyendo la COMECE (la
Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea).
Pero hay otro
aspecto inquietante por decir lo mínimo: en el Comité Científico elaborado por
Catholicfactchecking encontramos a tres miembros de la Pontificia Academia para
la Vida, entre ellos su canciller, monseñor Renzo Pegoraro. Los otros dos son
Rodrigo Guerra López y el padre Alberto Carrara. Justamente este último nos
muestra cómo se mueven estos soldados de juguete para neutralizar a cualquiera
que se salga de la línea trazada, recientemente calificando en estos días en
Twitter como noticias falsas un artículo de Edward Pentin, periodista del
National Catholic Register.
Este último había
escrito un artículo criticando el apoyo abierto de la Pontificia Academia para
la Vida para vacunar a los niños a pesar de los riesgos comprobados; y para
demostrarlo había publicado la lista detallada de 48 casos de niños
estadounidenses que murieron después de ser inoculados con la vacuna Pfizer,
una lista presente en la base de datos que reporta eventos adversos
relacionados con la vacunación (Vaers). «Como miembro de la Comisión Científica
de catholic-factchecking.com – tuiteó el padre Carrara – estoy en la misma línea
que Annamaria Staiano, presidenta de la Sociedad Italiana de Pediatría: “Todas
las comunidades científicas de pediatras están a favor de la vacunación contra
Covid para el rango de edad de 5 a 11 años”». En consecuencia, sin ningún
argumento, solo el acto de fe en las vacunas y la etiqueta de noticias falsas a
artículos que están bien documentados.
En síntesis:
existe un consorcio de medios católicos, vinculados a la Santa Sede, que forman
parte de un proyecto para silenciar a los periodistas católicos no alineados,
financiado por grandes lobbies internacionales contra la vida y la familia, en
alianza con las grandes empresas farmacéuticas que fabrican las vacunas. ¿Cómo
queremos llamarlo? ¿Conflicto de intereses? ¿Fraude? ¿Traición? ¿Vergüenza?
¿Escándalo? Llámenlo como quieran.
Con esto nada más
podemos entender por qué los medios de comunicación católicos oficiales, y
especialmente la Academia Pontificia para la Vida, son tan implacables en el
apoyo a la vacunación masiva y pretenden hacer creer que la Iglesia se ha
pronunciado a favor de las vacunas sin más y sin peros, cuando en realidad el
documento publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe hace un año
decía cosas muy distintas, como hemos subrayado muchas veces.
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