martes, 28 de septiembre de 2021

IGNORANCIA MÚLTIPLE EN UN VETO A SACHERI

 Por Héctor H. Hernández 


            “Carlos Sacheri murió mártir, caballero sin miedo y sin odio, del amor de Cristo. Fue un completo ejemplo de todo lo que un argentino puede recibir de Dios, para darlo por entero. Unió en su vida la misericordia y la justicia, como sólo un santo puede hacerlo”.

Monseñor Jorge Lona, Obispo Emérito de San Luis, (Testimonio solicitando a Monseñor Ojea la canonización de Carlos Alberto Sacheri, 12-VI-2017)


  

No menos de diez obispos argentinos lo consideraron mártir, así como varios fundadores de congregaciones religiosas y decenas de laicos ilustres, mientras el Arzobispo de Santa Fe, nada cercano a él, ante su asesinato señaló: “nos han matado al único católico presidenciable que teníamos”. Era natural entonces que se peticionara su canonización, que el Obispo de San Isidro denegó por ahora: “no es oportuno en este momento”, invocando el dictamen del P. Vicente Jorge Llambías, que por el contrario propicia un veto radical: “no creo que sea bueno ni conveniente”.

El dictamen del canonista critica al libro clásico de Sacheri El Orden natural, de adoptar “una interpretación sesgada” de la Doctrina Social Católica, al atribuir al comunismo ser principal y “única causa de los males del tiempo”. La crítica de Monseñor Aguer fue certera, al decir: “Llambías o no leyó El Orden natural o lo leyó mal”.


El dictaminante debió leer El Orden natural


Tuvo razón Monseñor Aguer, a lo que agregamos que de este modo el canonista dictaminante no leyó el expediente, porque en él estaba aquel libro y otros materiales que debió tener presentes.

Así por ejemplo el Cap. 1, p. 3 de El Orden natural, donde Carlos Alberto Sacheri habla de “las nefastas consecuencias del liberalismo económico y político”, frente a lo cual “la Iglesia, defensora del orden natural y de los derechos humanos, se aprestó a combatir con nuevas armas a los enemigos de la fe y de la civilización” (uso 5ta. Ed., 1980); 

 

En el cap. 2, p. 4, habla de “las consecuencias desastrosas del liberalismo capitalista”; y en p. 5 leemos “los efectos perniciosos del capitalismo liberal”.

 

En el cap. 12, titulado “La Iglesia frente al Liberalismo”, ataca a éste en su antropología y en su economía y en su política.

 

El cap. 13 entero, “La Iglesia frente al Capitalismo”, es duramente crítico contra el capitalismo liberal (p. 43).

 

En el 18, “La Propiedad privada”, se lee que “la controversia liberal-socialista constituyó y sigue siendo un perfecto diálogo entre sordos” (p. 63).

 

En fin, que el canonista debería leer el cap. 19, sobre “La propiedad y su función social”; el  20 sobre “La difusión de la propiedad”, con “la participación en el capital empresario” (p. 71), que seguramente fue lo que motivó la acusación a Sacheri de socialista…, - ya lo veremos; lo mismo que su postura general distinta del “principio del mercado” o del “principio estatista” para optar por “la organización profesional de la economía”; el tema de las socializaciones con la defensa del principio de subsidiariedad, en el cap. 21; el 22 con la crítica de la concepción liberal del trabajo y de la concepción marxista, así como del “trabajo según la ley natural” (p. 79). En fin, que debiera aprenderse de Sacheri el tema del “justo salario” (cap. 23) y el de “La reciprocidad en los cambios” (p. 85), tan denostado por los liberales.

 

Que adoptó la posición “tricotómica”, saliendo del esquema liberalismo-socialismo es indudable, como que critica duramente la causa del segundo, precisamente el Liberal-capitalismo, y lo revelan los siguientes datos de su vida además de su libro clásico citado.


Sacheri acusado de socialista

En efecto, tanto no siguió para nada al liberalismo ni monopolizó en el socialismo su crítica, que un amigo y compañero suyo, principal referente de la revista Roma,  por la posición solidarista que Sacheri y el Movimiento La Ciudad Católica asumía en la doctrina de la justicia económica, lo llegó a acusar, como se oye, de … socialista… Seguramente por la acentuación de la función social de la propiedad y por su insistencia en “la organización profesional de la economía”, tan propia del Movimiento que al morir presidía en la Argentina, La Ciudad Católica, revista Verbo, de la que fue campeón el Ingeniero Roberto Pincemin.  Él se proponía contestar la acusación, pero lo asesinaron. Tomamos del cap. 7 de nuestro libro Sacheri: Predicar y morir…: “Su compenetración con la Doctrina Social de la Iglesia, y su rechazo equidistante del individualismo y del colectivismo, hicieron que alguien, demasiado posicionado ante el frente antisocialista, lo acusara, precisamente de “socialista” o “populista”. Sigue diciendo Montejano: “Sacheri era amplio. Recuerdo la indignación que tenía cuando lo acusaron de «socialista». Creo que fue... Muy buena persona pero estrecha....”.


    También de … “tercermundista”

 

Transcribo nuevamente de mi libro, que fue entregado dos veces en el Obispado de San Isidro y que el P. Llambías debió leer: “La Revista Extra, dirigida por Bernardo Neudstadt sintetizaba entonces una discusión que había tenido lugar por TV en el programa Tiempo Nuevo, dirigido por aquel periodista, entre Sacheri y el padre Van Den Bosch. En la p.82 aparece la foto de ambos. Según el reporte que hace Neudstadt Extra de lo ocurrido en el programa de TV Tiempo Nuevo, Sacheri dijo, `tricotómico` -es decir: “ni derecha ni izquierda”-  “término medio por elevación” diría Aguer : “La postura de un cristianismo es la de abstenerse de elegir cualquiera de los dos extremos (marxismo y capitalismo), porque puede estar seguro de una cosa: elegirá mal, en uno u otro sentido”. Con lo que desconcertó al P. Van Den Bosch, párroco de Gerli, que parecía convocado a discutir contra Sacheri y no esperaba eso de este interlocutor, a quien le preguntó con extrañeza: “¿Ud. es tercermundista?” (p. 341).

 – No leer el expediente anula el dictamen sobre el expediente.

 

Ni marxismo ni liberalcapitalismo o neoliberalismo

 

Escribió Sacheri prologando a su maestro: “Otro de los singulares méritos de este libro reside en su gran equilibrio, y la gran apertura mental que trasunta. En efecto, Meinvielle realiza una crítica demoledora de las tesis marxistas, pero, al mismo tiempo, denuncia las graves deficiencias de la economía liberal y neoliberal, a la luz del fecundo principio de la reciprocidad en los cambios, doctrina ésta que constituye una de las contribuciones perdurables del autor”. (Prólogo a El Poder destructivo de la dialéctica marxista, de J. Meinvielle)

 

  Ni derechas ni izquierdas

 

Transcribimos el artículo atribuido a Sacheri aparecido en el periódico Premisa, junio de 1974:  Como al parecer el Servicio de Inteligencia del Estado habría fichado a Premisa como “extrema derecha”, escribe que el burócrata del servicio oficial ha seguido este razonamiento: “El periódico: 1. Ataca al marxismo. 2. Es católico. 3. No es conformista con ningún partido. Consecuencia: extrema derecha”. Pero Carlos retruca diciendo, con esta enseñanza de validez permanente: “4. No es tan fascista; porque considera al fascismo tan anacrónico como el radicalismo. 5. No es clerical; porque entre ser cristiano, católico y clerical, hay una distancia que consideramos saludable conservar. 6. No es izquierdista; por razones obvias, y que hemos escrito. 7. No es de extrema derecha; porque no somos extremistas de nada y además, ¿cuál es la extrema derecha en la Argentina? Tal vez la representa López Rega o Carvallo; tal vez sea Mario Amadeo o Sánchez Sorondo, la Unión Industrial o Bunge y Born... Pero, ¿no está esa «extrema» con el Gral. Perón? 

Consecuencia, rompa señor burócrata de SIE su informe y redacte otro. Le vamos a brindar una ayudita, transcribiendo lo que dice Ortega y Gasset sobre la izquierda y la derecha: «Ser de izquierda es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser imbécil: ambas, en efecto, son forma de la hemiplejia moral», p. 46 del libro La rebelión de las masas. Nosotros suscribimos totalmente tan autorizada opinión. ¿Estamos?”. (Sacheri: Predicar y morir, cit., p. 710).

 

El veto a la canonización de Sacheri es nulo porque no tuvo en cuenta las constancias de la causa; porque no entiende la Doctrina Social de la Iglesia, lo que parece muy coherente en un Catolicismo, que parece haber abandonado su identidad doctrinal. Y nos hace pensar que sigue abierta la problemática que enfrentó Sacheri y lo llevó a la muerte, con este rebrote poderoso del Tercermundismo modernista que, al decir de nuestro mártir, quiere que la Iglesia se convierta al mundo, en vez de que el mundo se convierta a Cristo.

 

 

                                      Héctor Hernández

 



 

UNIONES CIVILES

 


 “contrarias al bien común”, Benedicto lo confirma


Luisella Scrosati

Brújula cotidiana, 27-09-2021

 

Se ha publicado el tercer volumen de la serie Joseph-Ratzinger - Textos seleccionados, de Cantagalli Edizioni, dedicado a las reflexiones del Papa Emérito sobre la vocación de Europa. Como con el segundo volumen, esta vez también la publicación - titulada La verdadera Europa. Identidad y misión (La vera Europa. Identità e missione) - se enriquece con una obra inédita de Benedicto XVI.

 

Ese “destino” omnisciente y omnipotente llamado Providencia quiso que lo inédito tocara un punto particularmente sensible de la actualidad, a saber, el de la “legalización en dieciséis estados europeos del ‘matrimonio entre personas del mismo sexo’”, escribió Benedicto XVI en el inédito. Un tema sobre el que Francisco intervino torpemente hace unos días, el 15 de septiembre, durante el vuelo de regreso de Eslovaquia.

 

La introducción al libro está escrita por Su Santidad Francisco. El inédito está firmado por Su Santidad Benedicto XVI. Para aquellos que creen que el Papa debe ser uno, encontrar dos “Santidades” a unas pocas líneas entre sí tiene cierto efecto. Entonces cuando luego se constata que las dos “Santidades” tienen pensamientos diametralmente opuestos sobre un mismo tema, es difícil no sentir cierta perplejidad, sobre todo porque el crux philosophorum en cuestión es un tema absolutamente fundamental de la doctrina católica y de la realidad antropológica.

 

Al ser interrogado por un periodista sobre las leyes sobre uniones civiles, Bergoglio había expresado una opinión favorable, ya que son “leyes que tratan de ayudar a la situación de muchas personas con orientación sexual diferente, y es importante que se ayude a estas personas, pero sin imponer cosas que, por su naturaleza, en la Iglesia no van. Pero si ellos quieren llevar una vida juntos en pareja homosexual, los Estados tienen la posibilidad de apoyarlos”. Según Francisco, una de estas leyes “excelentes” sería la francesa, de la cual confiesa no saber bien de qué se trata. Por otro lado, el matrimonio tal como lo entiende la Iglesia es otro; y esto no se puede cambiar. Por lo tanto, la posición del Papa Francisco es la de una clara separación entre la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la legislación estatal sobre uniones civiles. Esto último es bueno, siempre que no se requiera “que la Iglesia niegue su identidad”. Para el Estado laico, esta posición es más que bienvenida: la Iglesia también se esconde en las sacristías para celebrar sus matrimonios heterosexuales y nosotros nos encargaremos de redefinir el bien común.

 

La externalización de Bergoglio contradice claramente el documento de 2003 de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmado por Ratzinger y aprobado por Juan Pablo II. Ese documento, Consideraciones sobre los proyectos para el reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, gira en torno a la idea cardinal de que “es un asunto que concierne a la ley moral natural” y, por tanto, al bien común, y no simplemente a una ley interna de la Iglesia. La actitud ante el reconocimiento legal de tales uniones es clara: “Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal en la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas y, en la medida de lo posible, de cooperación material en la aplicación. En este asunto, todos pueden reclamar el derecho a la objeción de conciencia”. Cooperar formalmente significa aprobar; exactamente lo que hizo Francesco.

 

En cambio, según el Papa Emérito, el fenómeno de la aprobación legal de estas uniones “no sólo es más grave” que el comportamiento homosexual como fenómeno privado, sino que adquiere una significación mucho más amplia y profunda, y acabaría implicando modificaciones de la toda la organización social que sería contraria al bien común. Las leyes civiles son principios estructurantes de la vida del hombre en la sociedad, para bien o para mal”. Es precisamente el bien común el gran ausente en la respuesta de Francisco. Y Benedicto XVI, en este nuevo aporte, lo vuelve a recordar. Porque hay una sola verdad sobre el hombre, y no una válida para la Iglesia y otra para el Estado.

 

El Papa Emérito escribió: “Con la legalización del ‘matrimonio entre personas del mismo sexo’ en dieciséis Estados europeos, el tema del matrimonio y la familia ha adquirido una nueva dimensión que ciertamente no se puede ignorar. Asistimos a una distorsión de la conciencia que evidentemente ha penetrado profundamente en sectores del pueblo católico. A esto no se puede responder con un pequeño moralismo o incluso con alguna referencia exegética. El problema es profundo y, por tanto, hay que afrontarlo en términos de fondos”.

 

Benedicto XVI explica que la introducción de la píldora anticonceptiva ha permitido realmente separar la sexualidad de la fertilidad. Esta cesura se puede entender en ambas direcciones: sexualidad desprovista de fertilidad (los anticonceptivos), pero también fertilidad sin sexualidad, lo que llevó a “planificar y producir al hombre racionalmente”. El hombre como producto, para ser usado, modificado, destruido; el hombre que ya no es hombre. La cuestión homosexual está en el centro de la cuestión antropológica fundamental: ¿quién es el hombre? Si la respuesta a esta pregunta no deriva de una dimensión propiamente teológica; si el hombre no es creado por Dios, hombre y mujer, a Su imagen y semejanza, entonces es un “producto”, el resultado de su propia actividad, y, como cualquier otro producto del ingenio humano, puede ser manipulado de acuerdo con una lógica de poder y utilidad. La ideología homosexual afirma precisamente esta posibilidad de manipulación del hombre en su sexualidad.

 

“Cuando se renuncia a la idea de creación -concluye Benedicto XVI-, se renuncia a la grandeza del hombre, se renuncia a su indisponibilidad y a su dignidad que está por encima de toda planificación”. El hombre no está disponible, sean cuales sean las posibilidades que ofrece la tecnología, ni siquiera en el campo de la salud médica. Y, dados los tiempos, es bueno reiterarlo. No reconocer “la ecología del hombre”, como la llama Benedicto XVI, “violarla o negarla conduce a la autodestrucción”. Esto es precisamente de lo que se trata en el caso de la creación del hombre como hombre y mujer, que se ignora en el postulado del “matrimonio entre personas del mismo sexo”.

 

El reconocimiento legal de las uniones homosexuales abre camino a una concepción del hombre contra la ecología del hombre, anula en la sociedad la referencia a una naturaleza que no es el hombre que se entrega, sino que es fruto de la obra creadora de Dios. Benedicto XVI revela, una vez más, que el verdadero garante de la dignidad humana es ese Dios que quiso distanciarse del ágora de los hombres, sin el cual el hombre pasa a ser víctima de cada poder que tiene por regla sólo los límites de su propia capacidad de imponerse. La Iglesia siempre ha sido una barrera para estos delirios de omnipotencia, negándose a estar encerrada en las sacristías. Benedicto lo dijo de nuevo, claramente. También a Francesco.

lunes, 20 de septiembre de 2021

LOS DOLORES DE SAN JOSÉ


un medio para la gloria

Ermes Dovico

Brújula cotidiana, 20-09-2021

 

La devoción a los “Siete dolores y siete gozos de san José” nos ayuda a meditar sobre algunos de los mayores misterios de la vida oculta de Jesús desde la perspectiva interior del esposo de María. La venerable María de Ágreda cuenta cómo sufrió varias enfermedades durante varios años antes de morir, transmitiéndonos dos grandes lecciones: cómo vivir la enfermedad y el ejercicio de la caridad hacia los enfermos.

 

Hablando de la “Pasión” de san José, ya hemos mencionado la intensidad de la angustia interior que el santo sintió al conocer el misterioso embarazo de María. Éste es el primero de los siete dolores tradicionalmente asociados al padre virginal de Jesús, en base a otros tantos episodios narrados en los Evangelios. Es el origen de la práctica titulada “Li septe Pater nostri de san Joseph” (Los siete Padrenuestros de san José), que apareció como apéndice de un libro, fechado en 1536, del capuchino Giovanni da Fano. El fraile contó que, tras salvar a dos hermanos del naufragio, san José les dijo: “Yo soy San José, dignísimo esposo de la Santísima Madre de Dios, a quien tanto os habéis encomendado (...). Y últimamente he implorado a la infinita clemencia divina que quien rece cada día, durante todo un año, siete Padrenuestros y siete Avemarías, meditando los siete dolores que tuve en el mundo, obtenga de Dios toda gracia conforme a su bien espiritual”.

 

El mismo patriarca glorioso reveló los siete dolores, a los que la piedad josefina añadió más tarde siete alegrías. La devoción a los “Siete Dolores y Siete Gozos de San José” ha recibido varias indulgencias a lo largo de los siglos desde Pío VII. Una versión oficial se encuentra en el Enchiridion Indulgentiarum (1952, pp. 341-345). Su valor es evidente. De forma similar a la antigua práctica en honor a “Nuestra Señora de los Siete Dolores”, ayuda a meditar sobre algunos de los mayores misterios de la vida oculta de Jesús, adoptando la perspectiva interior de san José.

En concreto se contemplan:


*la angustia por el embarazo de María y la alegría por el anuncio del ángel en sueños (I),

*el nacimiento de Jesús en la gruta de Belén (II),

*la circuncisión de Jesús y la imposición de su nombre (III),

*la presentación en el templo (IV),

*la huida a Egipto (V),

*el miedo a Arquelao y el regreso a Nazaret (VI),

*la pérdida y el hallazgo de Jesús (VII).

 

Esta lista, por supuesto, no agota las penas que llenaron la vida terrenal de José, que fue un digno padre del Redentor también en la forma en que vivió sus sufrimientos. “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lc 9,23). Antes de que Jesús transmitiera a sus discípulos esta enseñanza que a los oídos del mundo suena desagradable, José ya la había puesto en práctica, ajustándose en todo, día tras día, a la voluntad divina. Dada su eminente santidad, no podía ser de otra manera. Dado que el sufrimiento, ofrecido al Padre por Su plan de salvación, hace al hombre más parecido a Jesús, José tuvo que ser probado en gran medida.

 

Ya se ha mencionado la importancia del patrocinio de san José en la buena muerte, pero también puede ser útil intentar comprender mejor cómo llegó a su propia muerte. Los Evangelios no nos dicen nada al respecto. Entre las revelaciones privadas, es de gran interés el relato que hace la venerable María de Ágreda († 1665) de los últimos años de la vida del padre de Jesús. La mencionamos brevemente, remitiendo para el resto a su carta completa, que abarca tres capítulos de la Mística Ciudad de Dios (capítulos 13-15, Libro V). En la obra, que ha gozado del favor de varios Papas a lo largo de los siglos, leemos que José, en torno a los 52 años, tuvo que abandonar el trabajo manual a su pesar “porque los trabajos, las peregrinaciones y las tribulaciones que había soportado para mantener a su esposa y al Señor del mundo le habían debilitado más que la edad misma”. Se puede imaginar la postración en la que tuvo que encontrarse José, que ya no podía atender a lo más querido para él, Jesús y María, sino que tenía que dejarse servir en todo. Según Ágreda, el santo acabó cediendo a la dulce insistencia de la Virgen que, con su cuerpo virginal en pleno vigor y “en natural perfección” (según el relato de la venerable, María tenía entonces 33 años y habían pasado 19 desde la boda), comenzó a trabajar con más ahínco que antes, hilando y tejiendo.

 

En este estado, José pudo dedicarse más a la contemplación y al ejercicio heroico de virtudes como la paciencia, la resignación y la humildad. Además, a causa de la gratitud que sentía hacia Jesús y María, que le consolaban y asistían con todos los cuidados en sus dolencias, su corazón se inflamó de un amor tan grande que superó a todos los santos, excepto a su esposa. La Virgen, por su parte, viendo el modo en que José soportaba el peso de sus enfermedades –incluyendo fiebres, fuertes dolores de cabeza, dolores atroces en las articulaciones del cuerpo- y conociendo sobrenaturalmente los misterios de su corazón, sintió una veneración cada vez más intensa por su marido. Y alabó a Dios por Sus santos designios, que consistían precisamente en hacer que José recorriera “este camino real” -el de la Cruz- para aumentar sus méritos eternos. Este estado de enfermedad le acompañó durante ocho largos años, agravándose en los tres últimos, en los que la Virgen multiplicó sus cuidados, ayudada por el propio Jesús. “Nunca ha habido, ni habrá, otro enfermo tan tiernamente atendido y cuidado”, escribe Ágreda.

 

Hay aquí, por tanto, al menos una doble enseñanza: el abandono a la voluntad de Dios en la enfermedad y el ejercicio de la caridad hacia los enfermos. Este ejercicio, que es “una de las obras virtuosas más agradables al Señor y más fecundas para las almas”, según reveló la Virgen a la mística española, “cumple gran parte de la ley natural que enseña a hacer a los demás lo que quisiéramos que nos hicieran a nosotros”. Son enseñanzas que nuestras sociedades, como resultado de un creciente alejamiento de las verdades divinas, van olvidando. Pero hay que recuperarlas.

lunes, 13 de septiembre de 2021

¿A CUÁNTO ASCIENDE

 LA RIQUEZA DEL VATICANO?


REDACCIÓN DE VIDA, 7-9-21

 

"La revista Fortune, especializada en temas económicos, publicó un artículo en donde desmintió lo de las «grandes riquezas del Vaticano» y de hecho aseguró que ni siquiera se encuentra dentro de las 500 más ricas dentro de su famosa lista Fortune 500", publica el portal de noticias Catholic.net.

"Las cosas que tiene el Vaticano son tesoros de la humanidad, y son invendibles", dice Catholic.net: "El Vaticano tiene en sus museos algunos de los más grandes tesoros artísticos del mundo, reunidos en 2000 años de historia cristiana sin contar todo lo pre-cristiano que también existe en esos museos. Aunque son tesoros, no son vendibles".

"En varias administraciones de pontificados se han presentado irregularidades que, lejos de generar riquezas, lo que lograban era endeudar al estado Vaticano, justamente por esta razón el Papa Francisco instauró una nueva política de administración. De hecho, cuando asumió, en 2013, el balance del año fue de un déficit de 27 millones de dólares y sigue siendo un déficit pero cada vez es menos".

De hecho, el pasado abril, "el Papa aprobó una nueva norma anticorrupción que prohíbe expresamente a los directivos vaticanos la inversión en paraísos fiscales y en empresas que operan en ámbitos contrarios a la doctrina católica. Además, tendrán que declarar que no pesa sobre ellos ninguna condena por terrorismo, lavado de dinero o evasión fiscal. La nueva legislación también impide a estos directivos aceptar regalos por valor de más de 40 euros", reportó Europa Press.

La norma coincide también con la discusión del informe sobre la transparencia de las finanzas del Vaticano por parte del órgano de control del Consejo de Europa, conocido como Moneyval.

Concretamente, la nueva regulación impone a los cardenales, los jefes de dicasterios y los vicedirectores con contratos directivos de cinco años, que no tengan dinero en efectivo o hayan realizado inversiones en países con alto riesgo de blanqueo de capitales o financiación del terrorismo, en paraísos fiscales o participaciones en empresas que operen en contra de la Doctrina Social de la Iglesia.

La Secretaría para la Economía del Vaticano verificará la veracidad de las declaraciones firmadas en papel y en caso de destapar alguna mentira podrá despedir al empleado y reclamar una indemnización por los perjuicios sufridos.

Según ha publicado Vatican News, la página web de noticias del Vaticano, esta ley complementa a la medida que aprobó el Papa el pasado 19 de mayo de 2020 para regular las contrataciones públicas en el Vaticano.

ESCUCHANDO, PERO ¿A QUIÉN?

 


Las “jabonosas” palabras del Sínodo

Stefano Fontana

Brújula cotidiana, 13-09-2021

 

Se han publicado los dos documentos fundamentales de la próxima fase sinodal sobre la sinodalidad. A partir de las palabras clave que se encuentran dispersas en el vademécum (escucha, inclusión, participación, sueños, esperanza, novedad, cambio, estereotipos, prejuicios, diálogo, reconciliación, compartir, periferias, discernimiento, accesibilidad, equidad, corresponsabilidad) podemos hablar de palabras “pompa de jabón”, tan vacías de significado específico como “rellenables” con cualquier significado. ¿La inclusión y el diálogo son también herejías? ¿Compartir es un valor en sí mismo, independientemente del contenido compartido? ¿Los estereotipos y prejuicios se refieren también a aspectos de la doctrina?

 

La Secretaría General del Sínodo de los Obispos dirigida por el cardenal maltés Mario Grech ha publicado los dos documentos fundamentales de la próxima fase sinodal que afectarán a la Iglesia universal y a las Iglesias locales en los próximos años. El primero es el Documento Preparatorio (ver aquí) titulado “Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión” y el segundo es el Vademécum (ver aquí), un conjunto de directrices e instrumentos operativos que se utilizarán especialmente en las Iglesias locales. Como sabemos, el tema del sínodo será la sinodalidad. Está a punto de comenzar la llamada fase de consulta que se abrirá en Roma los días 9 y 10 de octubre y, posteriormente, el 17 de octubre en las Iglesias locales. Durante un año las Iglesias locales continuarán este trabajo de consulta según las indicaciones del vademécum y, finalmente, en octubre de 2023 tendrá lugar la XVI asamblea de todos los obispos del mundo en Roma.

 

Evidentemente, se trata de un proceso largo, complejo y muy complicado –sólo hay que pensar que el comité central del Sínodo tendrá que elaborar incluso dos Instrumenta Laboris- y es inevitable pensar cuánto ganaría la evangelización si todas esas energías se dedicaran directamente a ello, apartándolas de las reuniones y los documentos. A pesar de que el vademécum dice que el instrumento del Sínodo no es “producir documentos” y que la Iglesia sinodal no debe ser “autorreferencial”.

 

Una primera lectura de los dos largos textos y, sobre todo, el cuestionamiento de la extrañeza y el alcance real de un sínodo que habla de sí mismo -un sínodo, precisamente, sobre la sinodalidad- llevan inmediatamente a pensar que debemos prepararnos para un largo y arriesgado período. La preocupación por el viaje que está a punto de comenzar se basa en las dos interpretaciones que se pueden dar del mismo, ambas poco tranquilizadoras. Lo lamentable es que no hay un tercero a la vista. Por un lado, el camino sinodal se presenta como fluido o incluso líquido, abierto a lo nuevo venga de donde venga, dispuesto a la aventura. Por otro lado, podría estar ya predefinida en sus resultados, y el largo viaje sinodal podría ser sólo una oportunidad para sacar a la luz aspectos de una nueva Iglesia que ya han sido decididos. Un período sinodal blando y plástico, de contornos indefinidos, que podría producir novedades disruptivas (y lacerantes), o de contornos rígidos en sus resultados. No piense, sin embargo, que ambas posibilidades son necesariamente antitéticas.

 

De los dos documentos, el más importante resultará ser el Vademécum porque nos dice cómo debemos pensar y qué debemos hacer, mientras que el Documento Preparatorio probablemente se pasará por alto ya que es predominantemente doctrinal.

 

He aquí una breve lista de las palabras clave que se encuentran dispersas en el Vademécum: escucha, inclusión, participación, sueño, esperanza, novedad, cambio, estereotipos (a abandonar), prejuicios (también a abandonar), diálogo, reconciliación, compartir, periferias, discernimiento, accesibilidad, equidad, corresponsabilidad. Creo que podemos hablar de palabras “pompa de jabón” en la medida en que están vacías de significado específico y en la medida en que, por la misma razón, pueden estar llenas de cualquier significado. ¿La inclusión y el diálogo son también herejías? ¿Compartir es un valor en sí mismo, independientemente del contenido compartido? ¿Los estereotipos y prejuicios se refieren también a aspectos de la doctrina? ¿Los sueños, la novedad y el cambio se califican como tales, o dependen de lo que se sueña, de la novedad y del tipo de cambio que se afronta?

 

Las expresiones más ambiguas de los dos documentos –puede parecer extraño decirlo- son las más centrales: la sinodalidad es un “caminar juntos”, es necesario “escuchar al Espíritu”. Deberían ser expresiones que guiaran a todas las demás, pero en cambio resultan confusas. Caminar como tal no tiene sentido y el hecho de hacerlo juntos no lo enriquece en lo más mínimo. Ciertamente hay que escuchar al Espíritu y ciertamente también habla hoy, pero no podemos pensar que dice cosas contrarias a las que se dijeron en los dos mil años anteriores. Es igualmente cierto que el Espíritu respira donde quiere, pero esto no significa que respire en todas partes y que para escucharlo mejor debamos aceptar todo lo que el mundo produce.

 

De estas consideraciones surge el peligro de la posible deriva hacia cambios sin verdad. Pero se trata de una fase consultiva, se podría alegar. Ciertamente, pero una Iglesia que escucha antes de decir lo que piensa es mucho más peligrosa que la que dice lo que piensa y luego escucha. Si nos fijamos en las experiencias recientes, la escucha ha sido un medio para conseguir que la gente diga cosas que no podrían haberse dicho de otra manera. Y así volvemos a la segunda interpretación. Queremos que la situación sea líquida, abierta, abierta a la novedad, con poco perímetro, porque queremos que de esta fase sinodal surjan novedades pirotécnicas, no sólo y no tanto en los documentos finales, que al final siempre seguirán siendo documentos que nadie lee, sino en la aportación a lo nuevo que producirá la práctica sinodal, o más bien la “conversión sinodal”. Novedades que ya están planificadas e incubadas en la actualidad.

viernes, 3 de septiembre de 2021

LA OPOSICIÓN POLAR QUE NO EXISTE

 


Romano Guardini y Francesco

por Stefano Fontana

Brújula cotidiana, 3-9-21

 

La expresión “oposición polar”, como se le conoce, aparece en el título de un libro de Romano Guardini: “La oposición polar. Ensayo para una filosofía del concreto vivo ”, publicado por primera vez en 1925 y editado en Italia por Morcelliana. Guardini nació en 1985, por lo que escribió este libro a los 40 años. Podemos definirlo como una obra todavía "joven". Como también es bien sabido, muchos ven este libro como una de las fuentes de inspiración para el pensamiento de Francisco. Por ejemplo, Silvano Zucal no tiene dudas en su artículo “Romano Guardini, maestro del Papa Francisco”, “Vita e Pensiero”, noviembre-diciembre de 2016, págs. 47-54. Massimo Borghesi en su biografía intelectual de Bergoglio también se refiere, entre otros, a Guardini (Jorge Mario Bergoglio - Una biografía intelectual , Jaka Book, Milán 2017).

Pero, ¿está realmente justificada esta conexión? El libro de Guardini, como dice el subtítulo, trata del “concreto vivo”, es decir, se refiere al aspecto de la fenomenología existencial de la persona. No pretende ser ni un libro de antropología metafísica ni un tratado sobre la moral y la vida "práctica" en el sentido ético de la palabra. Mucho menos está destinado a ser un trabajo de antropología teológica. Estado y cambio, forma y fuerza, particular y total, crear y organizar, regla y originalidad, unidad y multiplicidad son los opuestos de los que habla Guardini que, como puede verse, son tensiones internas en la existencia del ser vivo y en este límite. debe ser considerado. Pero entre el ser y la nada, entre lo verdadero y lo falso, entre el bien y el mal, entre el bien y el mal, entre el teísmo y el ateísmo, entre el pecado y la gracia, no hay "atracción polar". Joseph Ratzinger lo especificó en su libro “Fe, verdad, tolerancia. El cristianismo y las religiones del mundo ”.

 

En cambio, la interpretación de Francesco de la “oposición polar” de Romano Guardini parece referirse a los temas antes mencionados en los que no se puede aplicar. Por poner un ejemplo, en la exhortación apostólica Amoris laetitia Francisco establece una "oposición polar" entre norma y conciencia. Un artículo publicado en la revista “Alfa Omega” de la Universidad Pontificia Regina Apostolorum [ Jakub Rajčáni, SVD , “La conciencia situada como el“ polo opuesto ”de la norma moral”, “Alfa Omega”, XXII (2019) 1, pp. 103-117] desarrolla este tema vinculando explícitamente la atracción polar entre norma y conciencia y la Exhortación de Francisco, confirmando que éste es verdaderamente su pensamiento. Pero esta visión de la relación entre ley y conciencia es contraria a la que siempre enseñó la teología moral católica tradicional hasta el Veritaits spoendor de Juan Pablo II. Entre la norma y la conciencia no hay ninguna atracción polar, ni Guardini lo ha apoyado nunca.

 

La encíclica Veritatis Splendor [especialmente los párrafos 54 a 64] presenta la conciencia como el lugar donde la ley tiene su sede, el hombre tiene la ley de Dios escrita en su corazón. La encíclica niega que entre derecho y conciencia exista una "oposición polar" entre un polo "doctrinal y abstracto" por un lado y uno "existencial y concreto" por el otro, porque esto requeriría algo que la encíclica excluye, es decir, el carácter "creativo" de la conciencia por el que "en ningún caso estaría obligada, en todos los casos, por un precepto negativo particular" (n. 56). La conciencia no es el polo opuesto de la ley, porque coloca al hombre ante la ley y en la acción moral concreta "el carácter universal de la ley y de la obligación no se anula, sino que se reconoce" (n. 59). El principio de obediencia a la ley objetiva es parte de una misma conciencia y entre los dos no hay como un tira y afloja entre dos polos opuestos en la búsqueda de un compromiso mediano. La conciencia conoce la ley y el verdadero bien de la "connaturalidad", para ello no debe renunciar a nada de sí misma.

 

Ciertamente, esto no es nada sorprendente. Quiero decir que Francisco niega un punto tan importante enseñado por la encíclica de Juan Pablo II y que una revista autorizada de una Facultad Pontificia autorizada apoya la empresa.