Por Héctor H. Hernández
“Carlos Sacheri murió mártir,
caballero sin miedo y sin odio, del amor de Cristo. Fue un completo ejemplo de
todo lo que un argentino puede recibir de Dios, para darlo por entero. Unió en
su vida la misericordia y la justicia, como sólo un santo puede hacerlo”.
Monseñor Jorge Lona, Obispo Emérito de San Luis, (Testimonio solicitando a Monseñor Ojea la canonización de Carlos Alberto Sacheri, 12-VI-2017)
No
menos de diez obispos argentinos lo consideraron mártir, así como varios
fundadores de congregaciones religiosas y decenas de laicos ilustres, mientras
el Arzobispo de Santa Fe, nada cercano a él, ante su asesinato señaló: “nos han
matado al único católico presidenciable que teníamos”. Era natural entonces que
se peticionara su canonización, que el Obispo de San Isidro denegó por ahora:
“no es oportuno en este momento”, invocando el dictamen del P. Vicente Jorge
Llambías, que por el contrario propicia un veto radical: “no creo que sea bueno
ni conveniente”.
El dictamen del canonista critica al libro clásico de Sacheri El Orden natural, de adoptar “una interpretación sesgada” de la Doctrina Social Católica, al atribuir al comunismo ser principal y “única causa de los males del tiempo”. La crítica de Monseñor Aguer fue certera, al decir: “Llambías o no leyó El Orden natural o lo leyó mal”.
El dictaminante debió leer El Orden natural
Tuvo
razón Monseñor Aguer, a lo que agregamos que de este modo el canonista
dictaminante no leyó el expediente, porque en él estaba aquel libro y otros
materiales que debió tener presentes.
Así por
ejemplo el Cap. 1, p. 3 de El Orden
natural, donde Carlos Alberto Sacheri habla de “las nefastas consecuencias
del liberalismo económico y político”, frente a lo cual “la Iglesia, defensora
del orden natural y de los derechos humanos, se aprestó a combatir con nuevas
armas a los enemigos de la fe y de la civilización” (uso 5ta. Ed., 1980);
En el cap. 2, p. 4, habla de “las consecuencias desastrosas del
liberalismo capitalista”; y en p. 5 leemos “los efectos perniciosos del
capitalismo liberal”.
En el cap. 12, titulado “La Iglesia frente al Liberalismo”, ataca a
éste en su antropología y en su economía y en su política.
El cap. 13 entero, “La Iglesia frente al Capitalismo”, es duramente
crítico contra el capitalismo liberal (p. 43).
En el 18, “La Propiedad privada”, se lee que “la controversia liberal-socialista
constituyó y sigue siendo un perfecto diálogo entre sordos” (p. 63).
En fin, que el canonista debería leer el cap. 19, sobre “La propiedad y
su función social”; el 20 sobre “La
difusión de la propiedad”, con “la participación en el capital empresario” (p.
71), que seguramente fue lo que motivó la acusación a Sacheri de socialista…, -
ya lo veremos; lo mismo que su postura general distinta del “principio del
mercado” o del “principio estatista” para optar por “la organización
profesional de la economía”; el tema de las socializaciones con la defensa del
principio de subsidiariedad, en el cap. 21; el 22 con la crítica de la
concepción liberal del trabajo y de la concepción marxista, así como del
“trabajo según la ley natural” (p. 79). En fin, que debiera aprenderse de
Sacheri el tema del “justo salario” (cap. 23) y el de “La reciprocidad en los
cambios” (p. 85), tan denostado por los liberales.
Que adoptó la posición “tricotómica”, saliendo del esquema liberalismo-socialismo es indudable, como que critica duramente la causa del segundo, precisamente el Liberal-capitalismo, y lo revelan los siguientes datos de su vida además de su libro clásico citado.
Sacheri acusado de socialista
En
efecto, tanto no siguió para nada al liberalismo ni monopolizó en el socialismo
su crítica, que un amigo y compañero suyo, principal referente de la revista Roma, por la posición solidarista que Sacheri y el
Movimiento La Ciudad Católica asumía
en la doctrina de la justicia económica, lo llegó a acusar, como se oye, de …
socialista… Seguramente por la acentuación de la función social de la propiedad
y por su insistencia en “la organización profesional de la economía”, tan
propia del Movimiento que al morir presidía en la Argentina, La Ciudad Católica, revista Verbo, de la que fue campeón el
Ingeniero Roberto Pincemin. Él se proponía contestar la acusación,
pero lo asesinaron. Tomamos del cap. 7 de nuestro libro Sacheri: Predicar y morir…: “Su compenetración con la Doctrina
Social de la Iglesia, y su rechazo equidistante del individualismo y del
colectivismo, hicieron que alguien, demasiado posicionado ante el frente
antisocialista, lo acusara, precisamente de “socialista” o “populista”. Sigue diciendo
Montejano: “Sacheri era amplio. Recuerdo la indignación que tenía cuando lo
acusaron de «socialista». Creo que fue... Muy buena persona pero estrecha....”.
También de … “tercermundista”
Transcribo nuevamente de mi libro, que fue entregado dos veces en el Obispado de San Isidro y que el P. Llambías debió leer: “La Revista Extra, dirigida por Bernardo Neudstadt sintetizaba entonces una discusión que había tenido lugar por TV en el programa Tiempo Nuevo, dirigido por aquel periodista, entre Sacheri y el padre Van Den Bosch. En la p.82 aparece la foto de ambos. Según el reporte que hace Neudstadt Extra de lo ocurrido en el programa de TV Tiempo Nuevo, Sacheri dijo, `tricotómico` -es decir: “ni derecha ni izquierda”- “término medio por elevación” diría Aguer : “La postura de un cristianismo es la de abstenerse de elegir cualquiera de los dos extremos (marxismo y capitalismo), porque puede estar seguro de una cosa: elegirá mal, en uno u otro sentido”. Con lo que desconcertó al P. Van Den Bosch, párroco de Gerli, que parecía convocado a discutir contra Sacheri y no esperaba eso de este interlocutor, a quien le preguntó con extrañeza: “¿Ud. es tercermundista?” (p. 341).
–
No leer el expediente anula el dictamen sobre el expediente.
Ni marxismo ni liberalcapitalismo o
neoliberalismo
Escribió
Sacheri prologando a su maestro: “Otro
de los singulares méritos de este libro reside en su gran equilibrio, y la gran
apertura mental que trasunta. En efecto, Meinvielle realiza una crítica
demoledora de las tesis marxistas, pero, al mismo tiempo, denuncia las graves
deficiencias de la economía liberal y neoliberal, a la luz del fecundo
principio de la reciprocidad en los cambios, doctrina ésta que constituye una
de las contribuciones perdurables del autor”. (Prólogo a El Poder
destructivo de la dialéctica marxista,
de J. Meinvielle)
Ni
derechas ni izquierdas
Transcribimos el artículo atribuido a Sacheri aparecido en el periódico Premisa, junio de 1974: Como al parecer el Servicio de Inteligencia del Estado habría fichado a Premisa como “extrema derecha”, escribe que el burócrata del servicio oficial ha seguido este razonamiento: “El periódico: 1. Ataca al marxismo. 2. Es católico. 3. No es conformista con ningún partido. Consecuencia: extrema derecha”. Pero Carlos retruca diciendo, con esta enseñanza de validez permanente: “4. No es tan fascista; porque considera al fascismo tan anacrónico como el radicalismo. 5. No es clerical; porque entre ser cristiano, católico y clerical, hay una distancia que consideramos saludable conservar. 6. No es izquierdista; por razones obvias, y que hemos escrito. 7. No es de extrema derecha; porque no somos extremistas de nada y además, ¿cuál es la extrema derecha en la Argentina? Tal vez la representa López Rega o Carvallo; tal vez sea Mario Amadeo o Sánchez Sorondo, la Unión Industrial o Bunge y Born... Pero, ¿no está esa «extrema» con el Gral. Perón?
Consecuencia, rompa señor burócrata de SIE su informe y redacte otro. Le
vamos a brindar una ayudita, transcribiendo lo que dice Ortega y Gasset sobre
la izquierda y la derecha: «Ser de izquierda es, como ser de derecha, una de
las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser imbécil: ambas, en
efecto, son forma de la hemiplejia moral», p. 46 del libro La rebelión de las masas. Nosotros suscribimos totalmente tan
autorizada opinión. ¿Estamos?”. (Sacheri:
Predicar y morir, cit., p. 710).
El veto a
la canonización de Sacheri es nulo porque no tuvo en cuenta las constancias de
la causa; porque no entiende la Doctrina Social de la Iglesia, lo que parece
muy coherente en un Catolicismo, que parece haber abandonado su identidad
doctrinal. Y nos hace pensar que sigue abierta la problemática que enfrentó
Sacheri y lo llevó a la muerte, con este rebrote poderoso del Tercermundismo modernista
que, al decir de nuestro mártir, quiere que la Iglesia se convierta al mundo,
en vez de que el mundo se convierta a Cristo.