Por INFOVATICANA | 14 junio,
2020
(Aciprensa)- El P. Andrzej
Ziombra, párroco de la iglesia de San Jacinto en Legnica (Polonia) relató a
EWTN la historia del milagro eucarístico ocurrido en la Navidad de 2013 y que,
tras los estudios científicos, la Congregación para la Doctrina de la Fe autorizó
al Obispo local la difusión de lo que ocurrió.
“En la Navidad de 2013 la
Hostia consagrada cayó al suelo durante la distribución de la Santa Comunión y
después esta Hostia fue colocada en agua. Después de 10 días se descubrió que
había una mancha roja en ella. Por este motivo, el Obispo solicitó una
investigación científica y se descubrió que, primero que nada, los científicos
no lograban explicar el motivo de la mancha roja. Sin embargo, en una
investigación histopatológica detallada, se encontró un fragmento del músculo
cardíaco en agonía bajo el microscopio. Posteriormente, estos documentos fueron
presentados a la Santa Sede y la Santa Sede autorizó al Obispo local a hacer
pública esta información, hecho que ocurrió el 10 de abril de 2016″, describió
P. Ziombra al equipo de EWTN Polonia.
Además, el P. Andrzej
Ziombra señaló que su trabajo en estos años ha consistido en recopilar
historias de peregrinos, no solo de Polonia y otro países de Europa, sino
también de los Estados Unidos y de Latinoamérica, que han recibido
“conversiones inesperadas en sus vidas”; incluso personas hostiles que, en
efecto, han “cambiado radicalmente su vida, su actitud hacia Dios y se ha
convertido en un creyente muy apasionado”.
En esta línea, el párroco
polaco destacó que el milagro eucarístico de Legnica es un evento que tiene
diferentes claves de lectura. En primer lugar, que “este es un signo dirigido
principalmente a cada uno y debe ser recibido en modo muy personal. Es decir,
cada persona que en cualquier forma está vinculada a este signo, a este milagro
eucarístico, podría preguntarse qué quiere decirme Dios con este signo”.
En segundo lugar, el P.
Ziombra destacó que “en la Hostia consagrada haya sido encontrado un corazón
moribundo, que subraya sin duda el carácter del sacrificio de Jesús”.
“El hecho que el Señor Jesús
haya dado su vida por cada uno de nosotros, por mí, es decir, que tuvo que ver
con su pasión cruel, su sufrimiento, que a su vez me llama, como católico, a
hacer mi vida un sacrificio, en forma que mi sacerdocio sea de verdad
incorporado a este sacrificio con total dedicación; de modo que la vida de toda
familia católica sea incorporada en este sacrificio”, meditó el presbítero.
Publicado en Aciprensa.
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