oficia una Misa sacrílega
para dar de comulgar a treinta parejas de adúlteros
Según informa Adelante en la Fe, el pasado domingo, en
la Iglesia Parroquial de San Roque, Reconquista, Santa Fe (Argentina), el
obispo local, Mons. Angel José Macín, celebró una Misa solemne en la que dio la
comunión a unas treinta parejas de adúlteros.
(Adelante en la Fe/InfoCatólica), 13-6-17
El obispo
informó públicamente que de acuerdo a las normativas enviadas en una carta hace
más de 6 meses por el Papa Francisco a los obispos de la región de Buenos
Aires, y en el marco de la integración de los cristianos «marginados» por su
situación irregular de divorciados vueltos a casar o en situación irregular
(divorciados en nueva unión), luego de haber realizado un periodo de 6 meses de
encuentros sabatinos denominados «camino de discernimiento», se dictaminó en
concordancia por lo expuesto anteriormente incluirlos en la comunión
sacramental y plena que se produciría en la ceremonia.
«Bienvenidos de nuevo a casa». Con esta frase
afectuosa concluyó en la parroquia San Roque de Reconquista, lo que ha sido
calificado como primera experiencia de discernimiento, acompañamiento e
integración de parejas que vivían, viven y piensan seguir viviendo de forma
contraria a la ley de Dios.
Lo ocurrido contradice expresamente el Magisterio de
San Juan Pablo II en la exhortación apostólica Familiaris Consortio:
La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada
Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los
divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos,
dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de
amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay
además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía,
los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la
Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.
Ver también el discurso de Su Santidad Benedicto XVI a
los miembros de la Rota Romana en el año 2010:
Hay que huir de las tentaciones pseudo-pastorales que
sitúan las cuestiones en un plano meramente horizontal, en el que lo que cuenta
es satisfacer las peticiones subjetivas para obtener a toda costa la
declaración de nulidad, a fin de poder superar, entre otras cosas, los
obstáculos para recibir los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía. En
cambio, el bien altísimo de la readmisión a la Comunión eucarística después de
la reconciliación sacramental exige que se considere el bien auténtico de las
personas, inseparable de la verdad de su situación canónica. Sería un bien
ficticio, y una falta grave de justicia y de amor, allanarles el camino hacia
la recepción de los sacramentos, con el peligro de hacer que vivan en contraste
objetivo con la verdad de su condición personal.
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