alcanza
el segundo puesto en las elecciones de Perú
Infocatólica,
Secretaría RIES, el 29.01.20
El
Frepap (Frente Popular Agrícola del Perú) vuelve a la escena política en Perú,
donde el pasado 26 de enero se han celebrado unas Elecciones parlamentarias
extraordinarias (llamadas “congresales”). Según informa Paolo Benza en El
Comercio, el partido del pescado (por su logotipo) tendrá nuevamente
representación parlamentaria después de dos décadas de repliegue a gobiernos
subnacionales.
El
recuento de votos aún no ha concluido en el momento de publicar esta noticia en
InfoRIES. Al hacerse por departamentos, los datos son fragmentarios. Las
informaciones periodísticas sitúan al Frepap entre el segundo y el cuarto
puesto. Sería segundo en número de votos, según el diario español El País, pero
descendería su lugar en número de congresistas. En Lima y el extranjero, por
ejemplo, el partido ha quedado en tercer lugar, pero en Lima provincias es el
primero.
Según
El Comercio, su votación ha sorprendido tanto que el mismo día de las
elecciones la fujimorista Martha Chávez les mandó un guiño asegurando que “se
parecen mucho” a su partido. Sin embargo, el personero legal del Frepap,
Wilfredo Tenorio, se deslindó de Fuerza Popular, en entrevista con el portal
Ojo Público, y dijo que esta afirmación era “temeraria”.
La
ideología sobre la que está fundada el Frepap –organización de corte religioso
y mesiánico andino– conjuga elementos del cristianismo y del cooperativismo
incaico, según el antropólogo Juan Ossio. Pero el corazón de su doctrina está
en el culto a la imagen del fallecido líder Ezequiel Ataucusi Gamonal, fundador
de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal
(AEMINPU).
20
años de retiro
El
Frepap ha estado dos décadas fuera de la escena política parlamentaria. Tras la
muerte de su mesías fundador Ezequiel Ataucusi, en junio del 2000, y la
instauración de la valla electoral como requisito para ingresar en el Congreso,
el Frepap sólo pudo ganar alcaldías distritales en el interior del país. Los
éxitos electorales parlamentarios quedaron en el recuerdo de los años noventa.
Años
en los que, bajo el liderazgo de Ataucusi, el Frepap logró capitalizar su
arrastre político con cinco representantes. Alcanzó dos asientos en la Asamblea
Constituyente de 1992, uno en el Congreso de 1995 y dos en el que se instaló en
el 2000, pero duró sólo un año. En todos esos casos, el partido se benefició de
la ausencia de la valla electoral, que empezó a aplicarse en 2006.
En
el año 2000, por ejemplo, alcanzó representación con sólo el 2,18 % de los
votos válidos. Esta elección se realizó pocos días antes de la muerte de
Ataucusi. Pero al año siguiente, tras la renuncia del ex presidente Alberto
Fujimori, no pudo repetir el plato: sacó solo 1,66 % y no logró diputados. En
2006, cayó todavía más, a 0,79 %. En las últimas dos elecciones –2011 y 2016–
no participó.
Durante
esa época, el Frepap se convirtió en un partido subnacional. En las elecciones
municipales de 2002, obtuvo dos alcaldías distritales y una provincial en
Loreto; en 2006 repitió las cifras, pero en Apurímac y Huánuco. Ese año, logró
colocar a Livanov Valencia al frente de la municipalidad de Challhuahuacho, el
distrito vecino del proyecto minero Las Bambas. A Valencia le tocó manejar el
hoy extinto fideicomiso social de la mina.
En
los últimos años
Pero
a partir de ahí, el Frepap desapareció incluso del escenario municipal: no
participó de las elecciones subnacionales de 2010 ni 2014. Volvió renovado en
2018, año en el que obtuvo cuatro distritales y una provincial, en Huánuco,
Loreto y Madre de Dios.
“Donde
hay un gran número de militantes israelitas es en la selva y la ceja de selva.
En la costa, en algunas ciudades como Lima también hay una buena cantidad. Y
también en la sierra sur, allí hay muchísimos”, detalla el antropólogo y ex
ministro de Cultura Juan Ossio, quien ha estudiado a los israelitas durante más
de tres décadas.
Pero
pese a que su presencia es fuerte en zonas aisladas, como el Vraem (Valle de
los ríos Apurímac, Ene y Mantaro), y aunque las laderas de los cerros en las
carreteras de casi todo el país tienen siempre una pinta con el logo del
‘pescadito’, el partido no logró crecer en términos electorales desde la muerte
de su líder fundador. Hasta la elección de hoy.
Un
partido para el fin del mundo
El
ideario de los israelitas es la conjunción de dos mundos estancados en el
tiempo: su peculiar visión del cristianismo y el incanato. No es posible
entender al Frepap separado del movimiento religioso, explica Ossio. Ambos
fueron fundados por Ataucusi: uno en los años 60, con el soporte institucional
de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal
(AEMINPU), y el otro en los 80, bajo el ya conocido logo del pescadito.
“El
partido lo creó Ezequiel Ataucusi con la consigna de salvar a la población del
fin del mundo. Ellos establecieron que hubo dos cataclismos y que se venía el
tercero, y ya estábamos viviendo sus síntomas. La idea era aglutinar a la gente
y salvarla de la hecatombe que iba a venir”, explica Ossio.
La
figura de Ataucusi Gamonal es la que aún cohesiona al movimiento, en medio de
peleas intestinas y escisiones políticas. Siempre que los israelitas se reúnen,
así sea en los cuarteles de las facciones disidentes, cuelgan en la pared un
cuadro con la imagen de su profeta más importante. “Lo que los cohesiona es la
imagen de Ataucusi. Él es la figura epónima del movimiento”, dice Ossio.
El
antropólogo explica que detrás de este culto ferviente al líder fundador está
lo que él llama el “mesianismo andino”, una característica común en las
sociedades del ande peruano que se puede rastrear hasta los levantamientos de
líderes como Túpac Amaru. Es también, según explicó en una entrevista al portal
Ojo Público, una de las razones por las que el crecimiento de Ataucusi se interpuso
en el camino del de Sendero Luminoso.
“Era
gente que buscaba adherirse a verdades que le permitieran superar su
sentimiento de crisis. Y la alternativa estaba entre un movimiento que les
ofrecía la posibilidad de ser los dueños de la riqueza quitándosela a los
propietarios […]; o encontrar el orden a través de un profeta que les ofrecía
llegar a la tierra prometida siempre y cuando aceptaran las reglas de su
religión. Si no hubiese existido esta vertiente pacífica, digamos que los
senderistas hubiesen campeonado”, explicó a Ojo Público.
Hombres
y mujeres en la secta
Pero
no es el mesianismo la única característica del movimiento israelita. En la
conjunción de una interpretación literal de la Biblia y la utilización de
métodos de organización social de los incas, el Frepap exhibe rasgos
ideológicos interesantes. Por ejemplo, se trata de un movimiento conservador en
términos sociales, que se podría oponer a políticas que incluyan el enfoque de
género, pero que ha dado una participación importante a las mujeres en sus
listas. La cabeza de lista de Lima es mujer: Raymunda Quincha.
“De
acuerdo a su religión, están totalmente en contra de temas como el enfoque de
género. En esa materia, ellos piensan que las mujeres son inferiores a los
hombres, que el rol social de las mujeres es el de servir a los varones. Pero
los conciben como dos mundos paralelos: no consideran los géneros como iguales;
pero sí creen que las mujeres pueden tener posiciones y expresarlas”, explica
Ossio.
En
la regla de vestimenta israelita, que incluye las conocidas túnicas y barbas
largas para los varones, las mujeres deben portar un velo sobre sus cabezas. En
una reunión de la que participó El Comercio, los asientos de las mujeres fueron
estrictamente separados de los hombres. Sin embargo, una integrante del
movimiento le dijo sin problemas a otro militante varón que debía ceñirse a la
disciplina y realizar las labores que se le habían asignado.
El
lugar de la familia
Otro
punto en el que los israelitas han logrado hacer que los mundos confluyan, pese
a las contradicciones, es en la crianza familiar. Aunque en muchas de las
comunidades que han establecido en la selva se realiza una crianza comunal de
los hijos, el movimiento tiene a la familia como eje preponderante de su
estructura.
“La
familia es sumamente importante porque así está en la Biblia. Ellos se mueven
entre estos paradigmas de las sagradas escrituras”, dice Ossio. Las enseñanzas
de Ataucusi están principalmente basadas en su capacidad de interpretación de
los textos bíblicos, que privilegia un ángulo sumamente radical. De ahí viene,
por ejemplo, el requisito de vestimenta.
Pero,
como todo en el movimiento, esto se mezcla con motivos incas. “Han utilizado en
las colonias el sistema cooperativista, como el del ayllu, y su modelo político
es una reinterpretación de los incas. Los consideran los antiguos profetas.
Utilizan para su modelo político tradiciones que se dan en los andes, como la
minka [trabajo comunitario para beneficio social]”, aclara Ossio.
De
hecho, pese a que su búnker político está en Cieneguilla, el corazón del Frepap
está en las comunidades israelitas asentadas en lugares remotos de la sierra y
la selva. Por ellas, agrega Ossio, también entraron en política. El proyecto
más recordado –y aplaudido– de un congresista israelita fue el de Fronteras
Vivas: llevar su modelo de comunidad a las inhabitadas fronteras del país,
especialmente las de la selva.
“Para
el país se trataba de tener presencia en las frontera, reconocimiento del
territorio. Como la mayor parte de las fronteras está abandonada, ellos
ofrecían ocuparlas para convertirse en elementos custodios. Para ellos, se
trataba de lograr más colonias”, dice el antropólogo.
Lo
inesperado de este éxito
Aunque
no han aparecido mucho en prensa en la campaña electoral –El Comercio los
invitó a su debate general y declinaron participar–, algunas de las otras
propuestas expresadas en el debate organizado por el Jurado Nacional de
Elecciones son el fin de la inmunidad parlamentaria y el impulso de la venta de
medicamentos genéricos.
Uno
de sus candidatos por Cajamarca, César Augusto Jara, registra dos procesos
penales (no sentencias) por tráfico ilícito de drogas.
Si
bien el resurgimiento parlamentario del Frepap se da en una elección fría, no
deja de ser un logro dada la situación que vive el movimiento desde hace
algunos años. “Me llama la atención que haya logrado entrar al Congreso, porque
están divididos”, dice Ossio.
Desde
la muerte del mesías Ezequiel Ataucusi el movimiento se ha partido. Como relató
El Comercio en noviembre, el partido se preparaba para la elección
parlamentaria detrás de un delgado manto de silencio mediático, en parte debido
al recelo de la militancia por la existencia de facciones disidentes. Su
campaña se centró en presencia física en calles y plazas a nivel nacional.
La
más importante de estas facciones no oficiales es la que lidera el primogénito
de Ataucusi, Juan Noé. Antes de que se iniciara la campaña, él dijo que el
Frepap no había estado “a la altura de las expectativas” en las últimas
elecciones, y que esperaría el resultado de estas para “tomar acciones
democráticas” que lo coloquen al frente del partido para reorganizarlo.
Los
resultados de las elecciones parecen haberlo dejado sin piso. La facción
oficial está liderada por el hijo menor de su mesías, Jonás. “El grupo de Jonás
todavía es fuerte, porque son los que han copado todo el aparato institucional
del Frepap. Los otros se están abriendo campo para conquistar a más gente, pero
su situación no es muy sólida. No han logrado entrar al aparato institucional”,
explica Ossio.
Sin
embargo, Jonás es un líder ausente. “Nunca he podido conocerlo. Nunca se
presentaba en las ceremonias. Es manejado por determinados grupos, y no tiene
capacidad de ser dirigente político ni religioso”, dice Ossio. Esto complicaría
el manejo y la cohesión de la bancada, opina el antropólogo.
Pese
a estas pugnas, el Frepap registra 42.083 afiliados a nivel nacional, seis
veces más que Fuerza Popular, cinco más que el Partido Morado y diez más que el
Frente Amplio. En su momento de mayor auge, Ezequiel Ataucusi le dijo a Mario
Vargas Llosa que él lo llevaría a la presidencia de la República. Hoy, con
expectativas mucho más acotadas, su partido sorprende a la opinión pública
regresando al Congreso.
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