lunes, 12 de diciembre de 2022

¿SAN HELDER CÁMARA?

 


El polémico proceso de un ‘arzobispo rojo’

 

Por Carlos Esteban

 

Infovaticana, 12 diciembre, 2022

 

 

El proceso de beatificación del obispo brasileño Helder Câmara ha superado ya la ‘fase romana’. ¿Tendremos en los altares a uno de los mayores representantes de la condenada Teología de la Liberación? Julio Loredo, de Tradición, Familia y Propiedad hace de ‘abogado del diablo’ aficionado de esta curiosa causa.

 

Dom Helder Câmara, cuyo proceso de beatificación ha superado ya la ‘fase romana’ sería un santo bastante peculiar, muy distinto a los que suelen ganar la veneración de los creyentes, como describe Loredo.

 

Para empezar, comenzó su vida pública como militante de la derecha pronazi. Fue, de hecho, líder de la Ação Integralista Brasileira (AIB), en cuyo Consejo Supremo ingresó en 1934, siendo ya sacerdote, protagonizando mítines y marchas paramilitares que imitaban a las de los nazis en Alemania. Sus convicciones pronazis eran tan profundas que él mismo se ordenó sacerdote vistiendo el uniforme de las milicias fundamentalistas, la infame «camisa verde», debajo de la sotana.

 

Fue en 1947, derrotada ya la Alemania nazi, cuando Câmara fue nombrado Asistente General de la Acción Católica Brasileña que, bajo su influencia, comenzó a deslizarse hacia la izquierda hasta abrazar, en algunos casos, el marxismo-leninismo. De hecho, Helder Câmara fue uno de los más entusiastas y convencidos defensores, incluso promotores, de la migración hacia la izquierda en la Acción Católica. Si bien mostró preferencia por los métodos no violentos, nunca condenó a quienes tomaron los caminos de la guerra de guerrillas.

 

En 1968, cuando el Papa Pablo VI estaba a punto de publicar la encíclica Humanae Vitae, Câmara se opuso abiertamente, calificando la prohibición moral de los anticonceptivos como «un error destinado a torturar a las esposas y perturbar la paz de muchos hogares». Ya arzobispo, Helder Câmara también defendió el divorcio, abrazando la posición de las iglesias ortodoxas que «no excluyen la posibilidad de un nuevo matrimonio religioso a aquellos que han sido abandonados [por su cónyuge]» . También clamaba por la ordenación sacerdotal de mujeres. Dirigiéndose a un grupo de obispos durante el Concilio Vaticano II, preguntó con insistencia: «Díganme, por favor, si encuentran que hay algún argumento realmente decisivo que impida que las mujeres accedan al sacerdocio, ¿o es un prejuicio masculino?».

 

Junto al cardenal Suenens, Dom Helder fue uno de los principales coordinadores de la corriente ultraprogresista en el Concilio, y más tarde portador de esa «hermenéutica de la ruptura» condenada por el Papa Benedicto XVI. Fue, por ejemplo, el principal impulsor del notorio «Pacto de las Catacumbas», manifiesto de los Padres Conciliares a favor de una «Iglesia pobre», sin bienes, sin aparatos, casi sin liturgia.

 

Dom Helder también jugó un papel central en el nombramiento de obispos progresistas en Brasil. Secretario de 1952 a 1964 de la CNBB (Conferencia Nacional de Obispos de Brasil), junto con el Nuncio Apostólico Mons. Armando Lombardi (1954-1964), trabajó para poner prelados alineados con la corriente que luego conduciría a la teología de la liberación en puestos de mando de la Iglesia en Brasil. Por lo tanto, no es de extrañar que cuando Juan Pablo II condenó esta corriente en 1984, se encontró con la rebelión de bastantes obispos brasileños, que incluso amenazaron con el cisma si insistía en esta línea.

 

El 27 de enero de 1969 en Nueva York durante la VI Conferencia Anual del Programa Católico de Cooperación Interamericana se posicionó en el lado del comunismo internacional, lo que le valió el epíteto de «Arzobispo rojo», llegando a alabar al genocida Mao Zedong y a pedir el apoyo al dictador cubano Fidel Castro.

 

Pero quizás el episodio que más asombro despertó fue el llamado “asunto Comblin”. En junio de 1968, el sacerdote belga Joseph Comblin, profesor del Instituto Teológico de Recife bajo la égida de Helder Câmara, preparó un informe destinado al Consejo Episcopal Latinoamericano donde se proponía a las claras un plan subversivo para desmantelar el Estado e instaurar una «dictadura popular» de corte comunista.

 

El “Documento Comblin” tuvo el efecto de una bomba atómica en Brasil. El arzobispo Helder Câmara también es recordado como uno de los paladines de la llamada «Teología de la Liberación», condenada por el Vaticano en 1984.

 

Dos declaraciones resumen esta teología. El primero, del compatriota de Dom Helder, el entonces fraile franciscano Leonardo Boff: «Lo que proponemos es el marxismo, el materialismo histórico, en teología» [21] . La segunda, del sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, padre fundador de la corriente: “Lo que entendemos aquí por teología de la liberación es la implicación en el proceso político revolucionario” .

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