en Salta reapareció la “vidente” de la Virgen
del Cerro
La Nación, 10 de
diciembre de 2022
Hoy, cuando se
realizó una nueva procesión al cerro, Galliano reapareció. Y lo hizo en medio
de la polémica que empezó hace nueve meses y que incluye denuncias cruzadas
entre las carmelitas del convento San Bernardo y el Arzobispado provincial, que
rechaza que las monjas integren la fundación Obra Yo soy la Inmaculada Madre
del Divino Corazón Eucarístico de Jesús y Yo soy el Sacratísimo Corazón
Eucarístico de Jesús, que es la entidad que gestiona los temas vinculados a la
devoción de la “Virgen del Cerro”, que la Iglesia no reconoce.
A partir de un
acuerdo impulsado por el Vaticano, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello,
envió a la procesión a Javier, un teatino párroco de la Capilla de la Medalla
Milagrosa en el barrio Los Tres Cerritos, cercano a esa zona, a dar la misa.
Otros veinte sacerdotes también estuvieron allí.
En abril pasado,
las monjas denunciaron a Cargnello y a otros tres sacerdotes por supuesta
violencia de género y económica y de esa causa se desprendió otra investigación
por los manejos económicos del monasterio y su vínculo con la fundación.
Durante toda la
mañana, en la puerta del convento San Bernardo, hubo una larga fila para
comprar las imágenes de la virgen, rosarios y llaveros que confeccionan las
carmelitas. Las religiosas atienden a los feligreses a través de una celosía.
“Lo bueno es que las hacen ellas y rezan mientras las producen”, cuenta Elvira,
que llegó desde Tandil para la celebración.
Había muchos
feligreses que vestían remeras con la imagen de la “Virgen del Cerro” y la
frase: “Gracias por atender mi llamado”. En la explanada del monasterio, los
vendedores ambulantes ofrecían rosarios, almanaques y estampitas. Durante la
espera los peregrinos intercambiaban sus experiencias. Así, una mujer de Venado
Tuerto, en Santa Fe, contó que se recuperó de un cáncer y otra, de Buenos
Aires, le decía que su marido había sido curado de una “enfermedad grave”.
Mientras, la guía
de una excursión comentaba: “María Livia anunció que se construirá un convento
arriba [del cerro]; va a ser como en Medjugorje (N. de la R.: localidad en
Bosnia, en la que supuestamente aparece la virgen, aunque el Vaticano no la
reconoce)”.
Acuerdo
En agosto pasado,
a instancias del Vaticano, se firmó un acuerdo entre las carmelitas y la
Iglesia salteña que se suponía resolvería la grieta religiosa. No fue así, pero
sí se cumplió con la decisión de que se celebrara la misa por la festividad de
la virgen, lo que no significa reconocer la devoción.
En la misa –una
buena parte realizada bajo una llovizna persistente– hubo unas 15.000 personas.
En tanto, unos 2000 voluntarios, que estaban identificados con un pañuelo
celeste, trabajaron intensamente en la organización. Los líderes llevaban
handies y en cada punto del playón acomodaban a los peregrinos, entregaban
rosarios y estampitas, recolectaban las “intenciones” de los devotos y
limpiaban los baños químicos.
Durante la ceremonia,
Galliano, de camisa color natural y pantalón negro, estuvo muy activa detrás
del altar, en donde también se ubicó el coro. Daba indicaciones y, en varios
momentos, conversaba con los sacerdotes.
Hasta hace unos
años, sus apariciones eran más frecuentes y, en el cerro, los sábados caminaba
entre los peregrinos, les tocaba un hombro o les daba la mano. En ese entonces,
se multiplicaban las escenas de desmayos, agitaciones y llantos. Los devotos
hablaban de “imposición de manos”, un gesto cuestionado por la Iglesia. Sin
embargo, en la celebración de hoy no se registraron ese tipo de expresiones.
En la misa hubo
oraciones por el arzobispo salteño, por el papa Francisco y también por la
comunidad de las carmelitas.
La Iglesia, aunque
no reconoce a la “Virgen del Cerro”, no opina sobre quienes la veneran movidos
por la fe. De la fundación, señala que es una “iniciativa particular en el
marco de una organización civil, sin reconocimiento ni inserción en la
actividad orgánica y oficial de la iglesia católica de Salta”. La clave del
conflicto es que las carmelitas sean parte.
La institución no
habla públicamente de Galliano. Hace unos años en una entrevista el Papa sí
cuestionó el protagonismo de la “vidente”, como la denomina el Vaticano en sus
documentos. En 2006, cuando era cardenal, Jorge Bergoglio, recomendó a los
sacerdotes porteños “no celebrar la Eucaristía” en la ermita del cerro.
En la celebración
de hoy se reservó un momento para los enfermos que no pudieron acompañar la
imagen en la procesión. Así que se les acercó la Virgen. Antes de iniciar el
ascenso hubo una suelta de globos en forma de rosario. Después, con la imagen
en andas, comenzó la caminata acompañada de feligreses que llevaban velas encendidas.
La ceremonia terminó cuando se entronizó la Virgen en su capilla.
Fue la última
ceremonia colectiva del año. Las actividades se reiniciarán en marzo próximo.
El santuario permanecerá abierto, pero no se rezará el rosario comunitario, ni
habrá “oración de intercesión”. Tampoco estarán activos los servicios de
camionetas que trasladan devotos.
Los comienzos
Las “apariciones”
y los “mensajes” de la Virgen que Galliano dice recibir comenzaron en 1990,
pero no se hicieron públicos hasta un tiempo más tarde. Al comienzo sabía de
ellas solo su confesor. A medida que pasó el tiempo, se constituyó un grupo que
se reunía a rezar el rosario los viernes.
Fue en 1995 cuando
comenzó el vínculo de Galliano con las monjas de clausura. Ese año, según narra
la historia oficial de la fundación, la Virgen le “dijo” a Galliano que fuera
al convento y les pidiera a las religiosas que se convirtieran en
“transmisoras” de sus “mensajes”.
A partir de ese
momento las carmelitas “adoptan espiritualmente a María Livia; compartiendo
estas experiencias de este nuevo camino, entre rosas y espinas. Desde entonces
toda la comunidad la sostiene con sus oraciones y amor hasta estos días”. Toda
la descripción está en la web de la fundación que agrega que la Virgen, cuando
debe transmitirle algún mensaje al Carmelo, le señala “‘Hijita, lleva este
mensaje a tus hermanas carmelitas”.
Recién en 1997,
cuando era arzobispo monseñor Moisés Blanchoud, se publicó un libro con los
“mensajes” recibidos por Galliano. Por esa misma época, se creó una comisión en
la Iglesia salteña –siguiendo los pasos previstos por el Vaticano para estos
casos– para “acompañar y discernir” las revelaciones privadas que dice tener la
mujer. En 2000 la situación se modificó. Cargnello asumió como arzobispo y su llegada
coincidió con la expansión del fenómeno de los visitantes y con la
entronización, el 8 de diciembre de 2001, de la imagen de la Virgen en la
ermita. En 2003, la comisión le pidió a Galliano una serie de estudios
psicológicos que se realizó, pero no entregó. Ahí se interrumpió el proceso de
reconocimiento por parte de la Iglesia.
Gabriela Origlia
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