catolicos-on-line, 19-11-15
«La crucifixión blanca», de Marc Chagall, la obra de
arte preferida del Papa Francisco, forma parte de una extraordinaria exposición
que, bajo el título «Belleza divina entre Van Gogh, Chagall y Fontana», es
objeto en estos días de una gran polémica en Italia, con el trasfondo de la
convivencia con el mundo islámico. Hasta el 24 de enero 2016, en el Palazzo
Strozzi de Florencia, se puede ver esta excepcional exposición dedicada a la
reflexión sobre la relación entre el arte y el sentimiento del sacro desde
mediados del siglo XIX y mitad del XX, con más de cien obras de célebres
artistas, entre ellos Chagall, Van Gogh, Picasso, Max Ernst, Stanley Spencer,
Georges Rouault, Henri Matisse, Guttuso y Fontana.
La polémica se ha suscitado porque la escuela
«Matteoti» de Florencia ha suspendido una visita escolar para ver la
exposición. «La visita ha sido anulada por comprensión hacia la sensibilidad de
las familias no católicas, visto el tema religioso de la exposición», explicaba
una nota de la escuela, utilizando el eufemismo «no católicas», en lugar de
musulmanas.
La decisión, que molestó a muchos padres, era a todas
luces sorprendente, porque la exposición, de gran belleza, refleja que el sacro
ha estado siempre presente en las formas del arte moderno, incluso en los años
de las revoluciones, de las represiones, de los totalitarismos y de los
ateismos. Un hecho que se puede ver en «Crucifixión», de Guttuso, comunista y
ateo, con un cuadro que expresa, como el drama de Guernica, un grito de dolor;
en el «Cristo crucificado», de Pablo Picasso; en la conmovedora «Piedad», de
Van Gogh, realizada pocos meses antes del suicidio, y en la tela «Crucifixión
blanca», de Marc Chagall, quien muestra la atrocidad de la guerra y presenta a
Jesús como símbolo del sufrimiento del pueblo judío y de la tragedia del mundo,
de los que sufren violencia y muerte.
La polémica suscitada por la noticia de la suspensión
de la visita artística para esta exposición -por primera vez se puede ver en
Italia el Cristo de Chagall- por temor a que pudiera ofender a los alumnos y
sus familias de religión musulmana, ha llevado al gran escritor Claudio Magris,
premio Príncipe de Asturias de las Letras, a condenar los prejuicios y clamar
por el respeto recíproco, en un artículo escrito en el «Corriere della Sera»
tras la barbarie de París.
«El Cristo de Chagall es una obra de arte, como lo son
las decoraciones de la Alhambra, y solo un demente o un fanático racista puede
temer que puedan ofender la fe o convicciones de alguien», escribe Magris,
quien equipara la actitud de los profesores de la escuela «Matteoti» de
Florencia a la que podría haber tenido, igualmente condenable, un profesor que
en una «excursión escolar a Granada prohibiera a sus alumnos, para no ofender
su fe cristiana, visitar la Alhambra», en cuyos muros llenos de decoración
caligráfica y escrituras se puede leer «solo Alá es vencedor».
Concluye Magris subrayando que «la violencia se
reprime con la violencia, pero también con la enseñanza del respeto recíproco,
metiendo incluso en las cabezas más duras la sacrosanta verdad de que decir
Dios en lugar de Alá o viceversa no puede ofender a nadie».
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