en la diócesis del
“jefe” de los obispos italianos
Andrea Zambrano -
Luisella Scrosati
Brújula cotidiana,
16-06-2022
En la diócesis del
arzobispo Matteo Maria Zuppi, uno de los cardenales italianos más destacados
del momento y recién nombrado presidente de la Conferencia Episcopal Italiana
(CEI), se ha escenificado la primera bendición pública de una unión homosexual.
Pietro Morotti y
Giacomo Spagnoli se unieron civilmente el pasado 11 de junio en el municipio de
Budrio, en la provincia de Bolonia. Tras la clásica foto de recuerdo con el
lanzamiento de arroz, las puertas de la iglesia de San Lorenzo, que está justo
al otro lado de la plaza, se abrieron de par en par para ellos.
En la iglesia les
esperaba un nutrido grupo de sacerdotes preparados para la misa. El celebrante
era el padre Gabriele Davalli, que los conoce y los acompaña en el grupo “En
camino” para los llamados católicos LGBT. Entre las diversas tareas que este
sacerdote tiene en la diócesis de Bolonia también está la de responsable de la
pastoral familiar. Evidentemente cuidar de la familia natural no debe ser un
problema, ya que la Iglesia la promueve y apoya también a las llamadas familias
arco iris.
Tras el “sí” que
acababan de pronunciar ante la audiencia oficial, comenzó una segunda ceremonia
en la Iglesia para Pietro y Giacomo, y también para sus padres, familiares y
amigos. Una misa. Una misa en la que los dos –declarados homosexuales- también
fueron “celebrados” por la Iglesia. Una misa en la que había toda la
parafernalia típica de las bodas: las flores, los trajes para grandes eventos,
las canciones, el fotógrafo y los dos “recién casados” en primera fila porque,
al fin y al cabo, eran los protagonistas.
Para que no
pareciera una abierta violación de las leyes de la Iglesia que prohíbe las
bendiciones a las parejas homosexuales y lo hace con un responsum muy claro,
los sacerdotes se inventaron una misa de acción de gracias.
¿Acción de gracias
por la recién hecha unión civil en la que dos hombres se unen en pareja? “Cada
misa es una acción de gracias”, justifica el padre Davalli al teléfono con la
Brújula Cotidiana. ¿Y qué es lo que han agradecido los dos? “Si os estáis
refiriendo a los dos chicos que se habían casado civilmente, Pietro y Giacomo,
participaron como todas las personas que estaban en la iglesia”.
Pero las cosas no
fueron exactamente así: en un momento dado, después de la comunión, los dos
subieron al altar donde el sacerdote les entregó un delantal. “La entrega de
este delantal significó que estos dos chicos son jóvenes que siempre han
servido al grupo En camino con el servicio de coordinación y recepción. No fue
un gesto litúrgico”.
Pero dejando a un
lado los juegos de palabras, el objetivo de la bendición estaba claro desde el
principio. Así lo demuestra un vídeo de 2021 con 2.400 visitas en YouTube en el
que Pietro y Giacomo se abren contando su enamoramiento y su camino dentro de la
Iglesia, señalando entre otras cosas cómo “las respuestas del Catecismo no eran
exhaustivas” para sus vidas y –parafraseando a san Pedro con el centurión
pagano que tenía que ser bautizado- después de todo “el Espíritu ya bendice
esta unión”. El título del vídeo, de gran calidad, es “The Greatest blessing”
(La bendición más grande). Que sería entonces la de Dios, que ya bendice las
elecciones de sus hijos homosexuales que se colocan en una comunidad de
católicos y que la Iglesia debe aceptar.
Pero hay más. En
el vídeo (a partir del minuto 3:58), Giacomo Morotti expone ideas que nada
tienen que ver con la doctrina de la Iglesia (¡al contrario!), pero que dejan
claro el mal camino que muchos pastores, teólogos y fieles han tomado durante
décadas. En primer lugar, una idea totalmente equivocada de la acción del
Espíritu Santo (palabra que nunca se pronuncia), que bendeciría situaciones que
el mismo Espíritu, inspirador de las Escrituras, condena explícitamente.
Morotti ofrece su
propia interpretación del episodio narrado en el capítulo diez de los Hechos de
los Apóstoles, cuando Pedro bautiza a los primeros paganos en la casa del
centurión Cornelio. Mientras Pedro está en la casa de Cornelio y habla a los
paganos allí reunidos, el Espíritu Santo desciende sobre ellos. Pedro lo
entiende y exclama: “¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a éstos que
han recibido el Espíritu Santo como nosotros?” (10,47). Morotti comenta lo
siguiente: “Mi primer pensamiento fue: pero estas parejas ya están bendecidas
por el Espíritu. Y no sólo eso. El Espírito Santo bendice a la Iglesia a través
de la presencia de estas parejas. Me sale espontáneo pensar: ¿Qué puede añadir
o quitar la bendición de los hombres a la bendición del Espíritu?”. Sí, el
Espíritu sopla donde quiere y en su “libertad” -muy gnóstica y poco cristiana-
bendice lo que maldice en otros lugares e incluso bendice a la Iglesia mediante
uniones intrínsecamente desordenadas. Un espíritu con una personalidad
dicotómica.
En el minuto 6:21
encontramos en cambio un ejemplo clásico de “cristianismo adulto”, bautizado
precisamente por el entorno de la izquierda de Bolonia: “Teniendo en cuenta mi
historia personal, pienso en la Iglesia como en mi madre, igual que pienso en
mis padres. Y entiendo a aquellas personas que sienten la necesidad y el deseo
de un reconocimiento explícito por parte de la Iglesia, porque a todos nos
gustaría que nuestros padres aprobaran y estuvieran siempre a nuestro lado en
todas las decisiones de nuestra vida. Sin embargo, al mismo tiempo me doy
cuenta de que llega un momento en la vida de toda persona en el que los padres
tienen que aceptar las decisiones de un hijo o hija; y ya no es el momento en
el que un niño tiene que buscar la aprobación de sus padres cuando se convierte
en adulto”. El católico adulto simplemente se enfrenta a la Iglesia con sus
opciones, le guste o no.
¿Y estaba el
arzobispo de Bolonia Matteo Maria Zuppi al tanto de todo esto? “Sí, le he
informado yo”, concluye el padre Davalli.
Así, la bendición
de una pareja gay que acaba de unirse civilmente se escenifica en Bolonia, y la
bendición pública tiene lugar en la diócesis del recién elegido presidente de
la Conferencia Episcopal Italiana.
El experimento de
la diócesis de San Petronio intenta burlar las normas de la Iglesia ocultando
su propia y vergonzosa desnudez tras la misa de acción de gracias. ¿Puede la
Iglesia, que “no bendice ni puede bendecir el pecado” continúa explicando el
Responsum, ofrecer en cambio a Dios el sacrificio de acción de gracias por el
pecado? Es aquí donde surge toda la hipocresía farisaica de ciertos pastores,
que luego se apresuran a acusar a otros de formalismo farisaico. Lo que no
quieren ver es el desorden objetivo de estas uniones y la naturaleza pecaminosa
de los actos homosexuales. Y el pastor, en lugar de llamar a las ovejas para
que vuelvan, las conduce orgullosamente por el camino de la perdición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario