P. Pedro Trevijano
Etcheverria
Infocatólica, 25/06/22
El jueves 16
asistí a la presentación de NEOS en La Rioja. Es una Asociación, que dirigida
por Mayor Oreja y María San Gil pretende dar la batalla en defensa de los
valores del Humanismo Cristiano.
Y es que hoy hay
dos opiniones prevalentes: quienes niegan o prescinden de Dios y los creyentes
que defienden los valores del Humanismo Cristiano. Es por tanto en torno al
papel de Dios y a los conceptos de verdad y libertad donde se está librando la
gran batalla ideológica de nuestro tiempo.
Con el paso del
tiempo las teorías relativistas y positivistas un tanto oscurecidas tras la
Segunda Guerra Mundial han vuelto a tomar auge. Si Dios no existe, nuestros
derechos fundamentales encuentran como único fundamento el Estado, es decir el
Gobierno de turno y no hay una Verdad objetiva que el hombre deba buscar. El
relativismo intenta crear un nuevo tipo de ciudadanos, buscando liberar al
hombre de sus ataduras más profundas, incluso las ligadas con la propia
naturaleza humana. Se trata de realizar una libertad sin constricciones. Un muy
conocido relativista, don José Luis Rodríguez Zapatero, decía: «La idea de una
ley natural por encima de las leyes que se dan los hombres es una reliquia ideológica
frente a la realidad social y a lo que ha sido su evolución. Una idea
respetable, pero no deja ser un vestigio del pasado». Es decir, en su
concepción relativista, como Dios no existe, la Izquierda, seguida actualmente
por todos los Partidos políticos con representación parlamentaria, tras la
caída del Muro de Berlín, ha buscado nuevos referentes ideológicos y ha creído
encontrarlos en lo que ellos llaman los nuevos derechos humanos, especialmente
en la Ideología de Género.
En cambio, la
concepción cristiana, es también llamada jusnaturalista, por su defensa de la
Ley y el Derecho Natural: «La Ley natural expresa el sentido moral original que
permite al hombre discernir mediante la razón lo que son el bien y el mal, la
verdad y la mentira» (Catecismo de la Iglesia Católica nº 1954). El primer
principio ético con el que nos encontramos es el de que hay que hacer el bien y
evitar el mal.
Por ello hay un
problema: sus nuevos derechos humanos son contradictorios con los verdaderos
derechos humanos, con los artículos de la Declaración Universal. No nos extrañe
que en la Exhortación Apostólica «Sacramentum Caritatis»,Benedicto XVI diga:_ «
Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia
particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de
tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de
la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en
el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la
promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables
(nº 83)». Es decir los puntos de discrepancia fundamentales son la vida, la
familia, la educación de los hijos y el bien común.
La Ideología de
Género cuenta con una gran ventaja: sus ilimitados recursos económicos. Pero
tiene grandes desventajas: carece de sentido común y de principios morales. Su
desacuerdo con la Ciencia es total y hunde incluso aquello que dice defender.
Cuando me enteré de lo que era no pude por menos de pensar el absurdo que por
mi propia voluntad pueda ser mujer y, sobre todo, que es el fin del deporta
femenino, como se han dado ya cuenta las Federaciones Internacionales de
Natación y Ruby, a las que supongo seguirán las demás. Pero sobre todo cada vez
más gente se da cuenta de sus numerosos disparates y empieza a reaccionar, como
ha hecho el Tribunal Supremo de Estados Unidos en relación con el aborto, o el
99,88 % de los argentinos que se consideran varones o mujeres.
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