sobre la destitución de Strickland: «Asistimos
a una flagrante injusticia hacia un obispo que cumplió con su deber»
Por
Redaccioninfovaticana, 11 noviembre, 2023
A pedido de
InfoVaticana, el obispo Schneider nos ha remitido su valoración sobre la
insólita decisión del Papa de destituir a Joseph Strickland como obispo de la
diócesis de Tyler.
A continuación,
les ofrecemos la valoración de monseñor Athanasius Schneider:
«La única
acusación que ahora seguramente asegurará un castigo severo es el de guardar
cuidadosamente las tradiciones de los Padres». Estas palabras de San Basilio
(Ep. 243) son más apropiadas para ilustrar la deposición del Obispo de Tyler,
TX/EE.UU., Su Excelencia Joseph E. Strickland. La deposición del obispo Joseph
E. Strickland significa un día negro para la Iglesia católica de nuestros días.
Asistimos a una flagrante injusticia hacia un obispo que cumplió con su deber
de predicar y defender con parresía la inmutable fe y moral católicas y de
promover la sacralidad de la liturgia, especialmente en el inmemorial rito
tradicional de la Misa. Todos lo comprenden, e incluso los enemigos declarados
de este obispo confesor, que las acusaciones formuladas contra él son, en
última instancia, insustanciales y desproporcionadas y fueron utilizadas como
una buena oportunidad para silenciar una incómoda voz profética dentro de la
Iglesia.
Lo que les sucedió
a los obispos durante la crisis arriana en el siglo IV, quienes fueron
depuestos y exiliados sólo porque predicaban intrépidamente la fe católica
tradicional, está sucediendo nuevamente en nuestros días. Al mismo tiempo,
varios obispos que apoyan públicamente la herejía, los abusos litúrgicos, la
ideología de género e invitan abiertamente a sus sacerdotes a bendecir a las
parejas del mismo sexo, no son en absoluto importunados ni sancionados por la
Santa Sede.
El obispo
Strickland probablemente pasará a la historia como un “Atanasio de la Iglesia
en Estados Unidos”, quien, pero, a diferencia de San Atanasio, no es perseguido
por el poder secular, sino increíblemente por el propio Papa. Parece que una
especie de “purga” de los obispos, fieles a la inmutable fe católica y a la
disciplina apostólica, que se viene realizando desde hace algún tiempo, ha
llegado ahora a una fase decisiva.
Que el sacrificio
que Nuestro Señor pidió al Obispo Strickland dé abundantes frutos espirituales
por el tiempo y la eternidad. Monseñor Strickland y otros obispos fieles, a
quienes ya se les pidió su dimisión, que actualmente están marginados o que
serán los siguientes en la fila, deberían decir con toda sinceridad al Papa
Francisco: “Santo Padre, ¿por qué Usted nos persigue y nos golpea? ¿Intentamos
hacer lo que todos los santos Papas nos pidieron que hiciéramos? Con amor
fraterno ofrecemos el sacrificio de este tipo de persecución y exilio por la
salvación de Su alma y por el buen estado de la Santa Iglesia Romana. ¡De
hecho, somos Sus mejores amigos, Santísimo Padre!”
+ Athanasius
Schneider, obispo auxiliar de Santa María en Astana
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