martes, 29 de octubre de 2019

PACHAMAMA Y CURAS CASADOS



Autor: Santiago MARTÍN, sacerdote FM

Católicos-on-line, octubre 2019

Dos temas merecen una especial atención esta semana y los dos relacionados con el Sínodo de los obispos sobre la Amazonía, que por fin se ha clausurado en el Vaticano. El primero es sobre las estatuillas de la Pachamama y el segundo sobre las conclusiones aprobadas en la Asamblea, de la que destaca la petición al Papa para que se ordene a hombres casados.

Como ya dije, el día de San Francisco, justo antes de comenzar el Sínodo, se llevó a cabo una ceremonia en los jardines vaticanos para plantar un árbol. En esa ceremonia, en una tela extendida sobre el suelo, estaban dos rústicas tallas de sendas mujeres embarazadas y una de un hombre con una fuerte erección. Todas ellas desnudas. Como la televisión lo mostró todo, no hay lugar para el engaño. También se vio cómo, en un determinado momento, los que participaban activamente en la ceremonia -entre ellos había varios religiosos- se ponían de rodillas con la cabeza en el suelo, alrededor de las imágenes, en un inequívoco gesto de adoración. 
Una de esas imágenes, la más grande de las dos mujeres embarazadas, fue introducida en el aula del Sínodo al día siguiente, con motivo de la inauguración del evento; iba en una barca y era portada a hombros, entre otros, por dos obispos. Después, esa imagen con la otra femenina ha estado ante el altar de la parroquia de los carmelitas, en la Via de la Conciliazione, al lado del Vaticano, y ante ellas se han hecho todos los días ceremonias religiosas. Esta semana, esas imágenes desaparecieron y se anunció que habían sido robadas y arrojadas al río Tíber.

Desde el principio se especuló con la naturaleza de dichas imágenes. Unos dijeron que representaban a la Virgen y a Santa Isabel, pero en ese caso quedaba en mal lugar la representación de la talla masculina. Pronto se abandonó esa idea y se dijo que la talla más grande era de Nuestra Señora de la Amazonía, pero también eso fue desmentido por algunos de los que habían organizado el evento. Así hasta que el viernes fue el propio Pontífice el que aclaró la cosa. Hablando ante la asamblea sinodal, pidió perdón por el robo que había tenido lugar e informó que la policía había logrado rescatar del río las dos tallas, a las que denominó “estatuas de la Pachamama”. 

Por lo tanto, ya no hay ninguna duda de que se trata de dos ídolos de una de las religiones amazónicas. ¿Cómo interpretar entonces que se les haya adorado en los jardines vaticanos o que se hayan celebrado ritos religiosos ante ellas en una iglesia? Imaginemos que se tratara de una estatua de Buda, o del dios elefante hinduista, o un libro del Corán, ¿se podría aceptar? ¿Sería aceptable que, en presencia del Papa y dentro del Vaticano, varios religiosos se postraran en un inequívoco signo de adoración ante un buda o un Corán?

Y ahora veamos las consecuencias. El vídeo con la adoración de la Pachamama está circulando profusamente en Latinoamérica para demostrar que los católicos ya no adoran a Jesucristo, sino que se han vuelto paganos, y llevarse a los escandalizados fieles a las sectas. Además, todos los que están luchando contra las distintas formas de santería y brujería se encuentran desconcertados, pues han visto cómo en el propio Vaticano se tolera el culto a esas divinidades. Y, lo que es peor, millones de católicos fieles, de esos que son insultados todos los días por sus pastores porque son fieles a la tradición pero que son la mayoría de los que van a misa, están escandalizados ante lo que han visto sus ojos. El cardenal Müller, que fue prefecto de Doctrina de la Fe y algo de teología sabe, ha afirmado que “traer los ídolos a la Iglesia fue un crimen contra la ley divina”, y monseñor Azcona, que fue obispo misionero en Brasil, no ha dudado en afirmar que la Pachamama es una diosa pagana y su culto un sacrilegio demoníaco.

El Papa salió al paso de las críticas enseguida y a su vez criticó a las que él llamó “élites católicas”, de las que dijo que “van a buscar las cositas y se olvidan de lo grande. Me he acordado añadió- de una frase que dice que hay gente que porque no ama a nadie cree amar a Dios. Pierden el contacto con los desafíos que afronta el hombre de hoy y se hace la ilusión de estar con Dios”.

En cuanto a las conclusiones aprobadas en el Sínodo, las dos más conflictivas son las referentes a la ordenación de casados (nº 111, que tuvo 128 votos a favor y 53 en contra) y la ordenación diaconal de las mujeres (nº 103, con 137 votos a favor y 44 en contra). Con respecto a la ordenación de casados lo que se propuso es que primero se les ordenara diáconos permanentes y luego presbíteros, que es el proceso normal para cualquier sacerdote, aunque se especifica que eso se debería reservar para las zonas más remotas de la Amazonía. Con respecto a las mujeres, en cambio, se pidió para ellas el acceso a los ministerios laicales (acolitado y lectorado) y se dejó constancia de que “en un alto número de las consultas efectuadas en el espacio amazónico se solicitó el diaconado permanente para la mujer”.

Estas propuestas no obligan al Papa, que ha prometido que intentará publicar la exhortación postsinodal antes de que acabe el año. Habitualmente, el Papa ha hecho suyas las propuestas de los Sínodos, que sólo entonces se han convertido en magisterio de la Iglesia. Habrá que esperar por lo tanto a que el Pontífice haga pública su exhortación para saber si en la Iglesia católica de rito latino habrá o no curas casados. Lo que parece evidente es que, si se aprueba para la Amazonía, será cuestión de tiempo que se extienda al conjunto de la Iglesia universal. Y, como dijo recientemente el cardenal Urosa de Venezuela, con eso se resolverán algunos problemas, pero se crearán otros, que pueden ser más graves.

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