en la iglesia para
casarse; la ambigüedad del obispo
Germán Masserdotti
Brújula cotidiana,
10-02-2021
En Tierra del
Fuego (Argentina), una pareja de trans se "casa" en una iglesia católica
gracias a la complicidad de un sacerdote. El obispo aclara que no se trató de
un matrimonio pero no aclara sobre el sacrilegio cometido contra el sacramento
y alude a una bendición en general. Sin embargo, el párroco y el obispo
deberían repasar el Catecismo.
El pasado sábado 6
de febrero de 2021, en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced de Ushuaia, la
capital de la provincial de Tierra del Fuego (Argentina), se profanó uno de los
sacramentos insituidos por Jesucristo: el Matrimonio. Efectivamente, Pablo
López Silva, de 54 años, y un varón trans conocido como Victoria Castro, de 46
años, participaron de un simulacro de boda con el acuerdo de un sacerdote
salesiano que, según informa la agencia Telam, se trata de Fabián Colman y que
ofición de “celebrante”. “La boda no fue inscripta como un matrimonio en los
documentos eclesiásticos porque las normas del derecho canónico todavía lo
impiden, aunque se trató de la primera de estas características en la historia
provincial, y una de las primeras del país, según precisaron fuentes del
clero”, agrega Telam.
“Tanto Victoria
como Pablo se desempeñan actualmente como funcionarios del Gobierno de Tierra
del Fuego: ella es la subsecretaria de Diversidad de la provincia, y él es el
secretario de Educación”, informa la misma agencia de noticias.
Telam recoge las
siguientes declaraciones de Castro: “Hablamos con el padre Fabián [Colman], con
la idea de hacer esta ceremonia, y él aceptó. Nos dijo que solo evalúa de las
personas su capacidad de amar. Por supuesto hizo consultas con el Obispado,
pero personalmente siempre se mostró predispuesto”.
La Agencia de
Información Católica Argentina, a su vez, subió en la web el texto del
comunicado del Obispado de Río Gallegos, diócesis a la que pertenece la ciudad
de Ushuaia y cuyo Obispo es Mons. Jorge Ignacio García Cuerva, que dice de la
siguiente manera:
“Desde la sede
episcopal de la diócesis de Río Gallegos, y en referencia al acontecimiento
sucedido en el día de ayer (sábado) en la parroquia Nuestra Señora de la Merced
de la ciudad de Ushuaia, al haber tomado conocimiento del mismo expresamos que
no se autorizó desde este Obispado dicha celebración.
Al tiempo que
acompañamos a todas las personas sin excepción alguna en su legítimo deseo de
recibir la bendición de Dios, dejamos constancia de que en este caso no se
trata del sacramento del matrimonio tal como lo cree y sostiene la Iglesia.
El sacerdote en
cuestión ya fue advertido convenientemente.
Como pastor propio
de esta Iglesia diocesana quiero hacer llegar a todo el pueblo de Dios que
peregrina en Santa Cruz y Tierra del Fuego mi cercanía, pidiendo que todos
recemos para que siempre mantengamos la caridad cristiana hacia nuestro
prójimo, acompañando sus dolores y sufrimientos, sus gozos y esperanzas, y a la
vez conservando el depósito de la enseñanza de Jesús, el Señor.+”.
Como resulta
evidente, la profanación de un sacramento, en este caso el del Matrimonio, es
un cosa gravísima. El comunicado del Obispado, a su vez, era algo necesario
pero resulta insuficiente.
En primer lugar,
salvo que leamos las agencias de noticias o los diarios, no queda claro cuál es
ese “acontecimiento”, es decir, el simulacro de matrimonio que protagonizaron
el sacerdote Colman y los falsos contrayentes López Silva y Castro. Precisamente,
Castro es un varón trans que intentó “casarse” con otro varón pero, como afirma
el Código de Derecho Canónico: “La alianza matrimonial, por la que el varón y
la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su
misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de
la prole, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre
bautizados” (canon 1055, § 1)[1].
Nótese que
Jesucristo eleva a la dignidad de sacramento una institución natural, es decir,
el matrimonio, que por sí mismo exige la unión entre un varón y una mujer. Nada
de esto se dice en el comunicado firmado por el Obispo de Río Gallegos. ¿Será
que el Código de Derecho Canónico, por “políticamente incorrecto”, no merecía
ser citado? Recién en el siguiente párrafo se afirma que “en este caso no se
trata del sacramento del matrimonio tal como lo cree y sostiene la Iglesia”.
Dicho esto, tampoco se aclara qué es “lo cree y sostiene la Iglesia”.
Antes el
comunicado afirma que se acompaña “a todas las personas sin excepción alguna en
su legítimo deseo de recibir la bendición de Dios”. Debería entenderse, en el
mejor de los casos, que se trata de los individuos pero no –lo que no queda
claro– de una bendición de una unión entre dos varones uno de los cuales,
además, es “trans”.
“El sacerdote en
cuestión ya fue advertido convenientemente”. Esta advertencia –un término tan
anodino–, ¿incluiría que el P. Fabián Colman repase la enseñanzas del Catecismo
sobre el sacramento del Matrimonio? El hecho gravísimo de la profanación ¿no
requería algo más que una advertencia?
Por último, salvo
que se viva en el mundo de La isla de la fantasía, es sabido que el lobby
LGBTI+ ejerce presión en la vida de la Iglesia mediante acciones como el
simulacro de matrimonio entre López Silva y Castro para legitimar costumbres
contrarias al orden natural y cristiano. Nos parece que se ha perdido una
excelente oportunidad para ofrecer una Catequesis auténticamente católica sobre
el sacramento del Matrimonio.
[1] “Can. 1055 -
§1. Il patto matrimoniale con cui l'uomo e la donna stabiliscono tra loro la
comunità di tutta la vita, per sua natura ordinata al bene dei coniugi e alla
generazione e educazione della prole, tra i battezzati è stato elevato da
Cristo Signore alla dignità di sacramento”.
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