que estaban
esperando
Por Fernando
Beltrán
Infovaticana, | 24
marzo, 2021
Algunas veces se
ha calificado a Francisco como el Papa de los gestos, y es que muchas veces,
ciertamente, hay que fijarse más en lo que hace que en lo que dice. Hoy, ha
tenido uno de ellos: un gesto hacía el sector progresista que se revolvía y
protestaba ante el documento que la semana pasada publicaba el Vaticano ―y que
el Santo Padre aprobó― en el que se afirmaba que la Iglesia no podía bendecir
uniones de personas del mismo sexo.
Desde que el
escrito de Doctrina de la Fe cayera como un jarro de agua fría sobre las
cabezas de los “renovadores” y palmeros de este pontificado, éstos esperaban
con ansia una reacción del Papa; no les valía como prueba su firma y aprobación
del documento del “no” a la bendición de las uniones homosexuales.
Escudriñaban cada
palabra y gesto de Francisco intentando sacar una rectificación al propio
escrito que él había aprobado. Cogieron un par de frases sueltas del Ángelus
del domingo pasado y gritaron a los cuatro vientos que era una rotunda
respuesta al documento de Doctrina de la Fe ―el Papa estaría contradiciéndose a
sí mismo, por otra parte. A saber:
“Se trata de
sembrar semillas de amor no con palabras que se lleva el viento, sino con
ejemplos concretos, sencillos y valientes, no con condenas teóricas, sino con
gestos de amor. Entonces el Señor, con su gracia, nos hace fructificar, incluso
cuando el terreno es árido por incomprensiones, dificultades o persecuciones, o
pretensiones de legalismos o moralismos clericales”.
Pero no resultaba
convincente, Francisco comentaba el evangelio dominical y esa frase estaba
cogida con pinzas. La siguiente fue una carta que el Papa dirigía al superior
de los herederos de san Alfonso María de Ligorio, en el 150 aniversario de su
nombramiento como Doctor de la Iglesia. El Papa, hablando del santo, decía
frases como en las disputas teológicas, “prefiriendo la razón a la autoridad”,
Ligorio no se detuvo “en la formulación teórica de los principios, sino que se
deja interpelar por la vida misma”; o esta otra, “el anuncio del Evangelio en
una sociedad que cambia rápidamente requiere la valentía de escuchar la
realidad”. En fin, aunque estaba hablando de un santo italiano del siglo XVIII,
los “renovadores” se dijeron “veis, otra respuesta del Papa al documento”;
insisto, reafirmando que el Papa, o bien firma sin ver lo que firma, o algo
peor, se desmiente a sí mismo.
Hoy, si se ha
producido algo más llamativo: Francisco ha nombrado a Juan Carlos Cruz miembro
de la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores. Y quién es este señor,
se preguntarán algunos lectores. Cruz es una víctima de los abusos sexuales del
sacerdote chileno Fernando Karadima ―detonante del escándalo de abusos sexuales
que estalló en el país andino― que, aunque al principio tuvo divergencias con
Su Santidad, un encuentro en Roma les hizo acercarse. “Juan Carlos, que tú seas
gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así y a mí no me importa. El Papa
te quiere así, tú tienes que estar feliz con quien tú eres”, fueron las
palabras que Cruz puso en la boca del Pontífice.
Al margen de esta
anécdota, Cruz ha sido uno de los mayores críticos del documento del Vaticano
sobre la bendición de las parejas del mismo sexo. “La Congregación para la
Doctrina de la Fe, y en especial sus prefectos, están completamente en un mundo
propio, alejados de las personas y tratando de defender lo indefendible. Lo
vemos en esto, en la lentitud con que se tratan los delitos de abuso, su falta
de humanidad y su falta de conocimiento del sufrimiento de las personas, tan
contrario al papa Francisco”, comentó a LA NACION la semana pasada.
“Si la Iglesia y
la CDF no avanzan con el mundo y además de vivir rechazando y hablar en
negativo constantemente y no poniendo las prioridades donde deben estar, los
católicos seguirán huyendo y nos convertiremos en una iglesia rígida, de
normas, apuntando con el dedo a muchos y que solo logrará que las personas
corran y se alejen”, explicaba el activista chileno.
“Como católico,
pediría inmediatamente un cambio en el liderazgo de la Congregación de la
Doctrina de la Fe que cada día se parece más a la del propio Torquemada y no a
la de los pastores que nos propone Francisco”, señalaba el flamante nuevo
miembro de la Comisión Pontificia, haciendo referencia, claro está, a la
Inquisición española.
“La doctrina
evoluciona”, aseguraba Cruz, “y con seres de mente inamovible y a veces
siguiendo intereses propios, dañan un pontificado cercano y que ha hecho cosas
notables y se ve opacado por seres apegados a una ley farisaica e hipócrita”,
añadía.
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