lunes, 24 de febrero de 2020

¿POR QUÉ LA IGLESIA NO INVIERTE EN APOLOGÉTICA POR INTERNET?




Luis Fernando Pérez Bustamante


En español falta apologética de alto nivel, que sí existe en inglés, y por eso hay toda una corriente de conversos anglosajones en la Iglesia.
Esto es una carta a los obispos sobre el estado de la apologética católica en Internet.

Les escribo para expresarles mi preocupación sobre lo que considero como penoso estado de la apologética católica en lengua española. En Internet, y yo diría que también en la "vida real", la apologética católica hispana está en mantillas comparada con la que se hace en otras lenguas. Existe un déficit espantoso de acceso a textos, citas, libros, etc, etc.

Hablo de una apologética de alto nivel, no de esa que se usa para despachar en media hora a testigos de Jehová, evangélicos y similares que estén poco formados teológicamente. Para esa apologética de bolsillo sí hay material de sobra en nuestra lengua, aunque me aventuro a decir que la mayoría de los católicos de a pie la desconocen.
Yo me he tirado más de 7 años dedicando horas y horas y más horas (sin duda demasiadas, pues buena parte de ellas se las he robado a mi familia) a defender la fe de la Iglesia en diversos foros y listas de correo de Internet. Y ha habido momentos en que me he encontrado atado de pies y manos porque no tenía posibilidad de acceder a material que me ayudara a responder a determinadas materias, sobre todo de orden patrístico e histórico.
Aunque puedo leer el inglés con cierta facilidad, no puedo pasarme la vida traduciendo libros, argumentos y citas que no encuentro en mi idioma. De tal forma que a veces he pensado abandonar completamente esta actividad, porque no me apetece tener que quedarme a medias en un debate por no tener acceso a la bibliografía necesaria. No porque yo quede mal, que me importa un pimiento, sino porque quien queda mal es la postura de la Iglesia.
Grandes apologetas en inglés, ninguno en español
 Quizás puedo sonar muy drástico pero creo que la Iglesia no da la más mínima importancia a la apologética castellano-parlante en la red. Puedo nombrar a más de cinco grandes apologetas católicos de habla inglesa pero ni uno sólo que hable o escriba en español.
 La labor de esos grandes apologetas está siendo fundamental para que se esté produciendo un río de conversiones del protestantismo al catolicismo en EEUU. Esas conversiones (y lo dice alguien consciente de que el Señor le ha usado para ayudar a algunos) las contamos con los dedos de una mano en España e Hispanoamérica.
Ustedes ven como, sobre todo en Hispanoamérica, los católicos mal formados se van por manadas a las iglesias evangélicas y las sectas, y no parece que hagan mucho para formar apologéticamente a sacerdotes, teólogos y laicos. Es decir, no tenemos muchos continuadores de la labor apologética de San Francisco de Sales entre nuestros obispos, a pesar de que Internet podría considerarse como un nuevo Chablais al que conquistar para nuestra Iglesia.
Llaneros solitarios
 Algunos curas y laicos hacemos de llaneros solitarios, con pocos medios, en medio de un campo de batalla donde se juega la salvación de muchas almas. No lo hacemos por otra razón que no sea el amor a Dios y a su Iglesia. Pero no creo que sea mucho pedir a nuestra Madre y Maestra que se implique un poco más en esta tarea. Que nos ayude, que nos facilite la labor, que ponga a nuestra disposición buenos materiales, que forme a buenos apologetas, que cree organismos para que ellos se coordinen, que haya un plan de acción pastoral específico en el que ellos hagan bien su labor, ya sea en Internet, ya sea en los medios de comunicación, ya sea en la calle.
La Iglesia ha de entender que la apologética no es antiecuménica sino la mejor herramienta para un sano ecumenismo con los hermanos separados. Y en todo caso, es la mejor herramienta para evitar la sangría de católicos hispanos en dirección hacia el protestantismo y las sectas. Católicos que por lo general acaban por convertirse en furibundos anticatólicos, la antítesis del ecumenismo.
Insisto: es la Iglesia, como institución, quien tiene que poner los medios, el personal y hasta el dinero que haga falta. Ha de promover la publicación de libros apologéticos en la red y procurar su difusión masiva; ha de procurar la creación y difusión de más portales como Apologetica.org  (http://apologetica.org , que lleva casi 4 años sin actualizarse), Mercaba ( http://www.mercaba.org , es lo mejor que hay) y de grupos de apologetas especializados en diversas ramas (patrología, historia de la Iglesia, protestantismo histórico, sectas, ateísmo/agnosticismo, etc); ha de introducir, siquiera de forma elemental, la apologética en la formación catequética para así dar un arma eficaz a jóvenes y adultos católicos, que muchas veces no saben ni cómo dar razón de su fe cuando se les requiere.
 Es una tarea ingente que no podemos realizar cuatro y el de la botella por mucho ánimo que tengamos. Y espero que esta carta sirva también de acicate a ese gran número de teólogos que casi nunca asoman su cabeza por la red, y que se pasan la vida escribiendo libros que apenas leen ellos mismos.
En España no sufrimos todavía el trasvase de católicos al protestantismo porque padecemos algo bastante peor: su paso a la indiferencia religiosa.
 Pero aun así, muchos de los inmigrantes que nos llegan del otro lado del océano son ya miembros de iglesias evangélicas o de sectas, y saben muy bien como captar a sus compatriotas católicos que llegan acá y no se integran con facilidad en nuestras parroquias.
Éstos últimos necesitan de una buena apologética católica que les ayude a mantenerse en la Iglesia. Y creo que no hace falta que les diga lo útil que también sería una buena apologética a la hora de combatir a la disidencia teológico-eclesial, que ustedes han señalado como una de las principales responsables de la secularización interna. Hay algo mucho mejor que condenar a los heterodoxos: desmontar sus argumentos de forma pública y notoria.
Dios les bendiga y les guarde,
Luis Fernando Pérez Bustamante

Luis Fernando Pérez escribe habitualmente en su blog "Cor ad Cor Loquitur", de donde hemos tomado este texto.






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