jueves, 19 de marzo de 2020

GESTA DE DIOS POR LOS ARGENTINOS




Héctor Hernández

 (Aborto, Clericalismo y Religión – Memorias de un derrotado)

1.    ¿Ser provida es sinónimo de ser católico?
Hay verdades que los católicos admitimos por fe o creencia, por ejemplo la Santísima Trinidad, o que Nuestro Señor Jesucristo es Dios. Y hay otras del orden natural, por ejemplo no matar injustamente, devolver lo recibido en depósito, acatar la autoridad y otras. El principio de no matar injustamente, se refiere a no matar injustamente al hombre, claro está, y si fácilmente se entiende que desde la concepción se es tal pues basta, es homicidio matar al no nacido. El resultado es que ser católico es sinónimo de ser provida aunque, claro está, no estamos ni tenemos por qué estar solos en la patriada, como lo evidencia la contundencia con que el evangelismo combate en la presente lisa. 
De hecho uno de los tres puntos tácticos del Herodismo, confesado por Nathanson el Rey del Aborto en los Estados Unidos que formaba parte de él era, además de inflar el número de abortos y de mujeres fallecidas en ellos y ocultar sistemáticamente que se mataba a un niño, atacar a la Iglesia Católica. Así se iban del tema aborto sí-aborto no y sus implicancias biológicas, jurídicas, geopolíticas, hacia otra galaxia: Iglesia-sí, Iglesia-no, sin explicarnos por qué, sin existir, hemos influenciado en Hipócrates; y por qué coincide con nosotros el jurista socialista italiano Bobbio, que tan poco nos quería.

2.    Extrañeza que experimentan algunos católicos
Admitida cierta sinonimia entre providismo y catolicismo, algunos fieles que esperaban ver en primera fila de la lucha a los dirigentes religiosos, se extrañan de lo que aparece como cierta reticencia. Dado que a esto lo experimenté antes y tengo la cuestión elaborada y “teologizada”, me permito extenderme un poquito.

3. La batalla contra el divorcio vincular
            En los años ´80 parecía que el Catolicismo volvía al combate. Las manifestaciones  populares en favor del matrimonio verdadero fueron colosales, hasta que de golpe pasó como una orden invisible. ¿Viste cuando vas manejando tu automóvil y charlando con tu señora y otra pareja amiga, y todos siguen en lo suyo y no se dan cuenta pero vos sentiste que el motor falla? Hubo un momento en que, como un rayo misterioso que pocos percibieron, ¡zápate! Los tipos que hasta ayer te aceptaban dar una conferencia aquí, entrevistar a un legislador allá, hacer una panfleteada en el otro lado, publicar el libro, lanzar la revista, hacer la colecta… de golpe miraban para el costado; habían cambiado como si fueran otros. Les llegó una consigna…

4.    “Espere Doctor el discurso del Papa”
Como Gladius  me había publicado Familia. Sociedad. Divorcio, de golpe me vi convocado como experto a una reunión de la Comisión específica de la Conferencia Episcopal. Se había perdido la ley de divorcio vincular en Diputados y venía Senadores. Ahí yo vi que todo se perdía y se lo dije a Monseñor Ogñegnovich. Resulta que, previendo la derrota antes de la pelea y de la derrota y anticipando la derrota, se habían lanzado hipótesis de una ley de mal menor (que nunca hay que lanzar antes de perder), por ejemplo mantener el matrimonio indisoluble para los católicos.
No conocían el paño del mundo forense, y no advertían que, si conseguíamos esa ley, ella misma sería aniquilada por una pareja de bautizados que alegara los derechos humanos y constitucionales para destruirla por inconstitucional consiguiendo reconocimiento del “derecho” de volver a casarse… invocando que su condición de católicos los hacía ciudadanos de segunda…

Le telefoneé al Secretario de la Comisión transmitiéndole mi desazón. - “Espere Doctor el discurso del Papa en Córdoba”, me dijo, alentándome con el inminente viaje del Sumo Pontífice a la Argentina. Esperé ansioso.
El Papa habló. Apagué el televisor después del discurso de Córdoba y le dije a  mi acompañante mi hermano Rafael, sacerdote ya fallecido: “mañana tenemos la ley de divorcio vincular”. El Papa no había echado al ruedo el peso de la Iglesia en el tema en forma específica. Cuando en algunos pasajes parecía ir al punto álgido la gente aplaudía: quería pelear. No se refirió para nada a la ley jurídicopolítica de divorcio vincular concreta; fue una pieza muy buena de teología pero...
Le hablé al Secretario de la Comisión: “¿éste era el discurso?” – “Nos cambiaron el discurso…”, -fue su respuesta.

5.    “Los senadores cenan”
Mucho tiempo después  me encuentro con el mismo secretario fuera de Argentina, le recuerdo aquello, y me dice: “Ah, pero vos no sabés otra cosa”... Y me contó que en aquellos días se habían reunido con el Senador Saadi, que contando porotos le aseguró que en Senadores se ganaba, pero les pidió que hubiera una movida eclesial: “Los senadores cenan. Que los arzobispos de cada Provincia inviten a cenar a los senadores y ejerzan presión”. Era el dictamen de alguien que de esto sabía.
Monseñor Primatesta no instrumentó la invitación a cenar y se perdió la ley sin jugar la carta...

6.    El representante ante el Gobierno en el tema
Más político que yo, un colega me advirtió tiempo después lo que yo no había visto: “si la Iglesia hubiera querido luchar y ganar, hubiera lanzado al ruedo a la cúpula episcopal, y no a un obispo de menor rango”. (Que, por lo demás, luchó a la altura de su deber, digo yo y le hago mi homenaje).
Es exactamente lo mismo que pasa hoy. El Presidente Fernández, pontificando a diestra y siniestra sobre el aborto va al Papa, el Papa lo recibe, pero el representante de la Iglesia que trata el tema que es hoy el más importante en las relaciones, es un Secretario.

Estos clérigos parecen abogados inconvencidos de una causa en la que descreen y que, cuando le están violando la hija dicen “hago reserva del recurso extraordinario artículo 14 ley 48”; o cuando les queman el rancho sólo se les ocurre redactar un telegrama: “rechazo por improcedente”. Sus sangres heladas nos hielan la sangre. Mientras todo el poder mundial ha decretado que tengamos aborto, la Gran Defensora de la Vida se borra. El Presidente, luciendo que es profesor de Código Penal, sigue pontificando su herodismo en la Sede de Pedro; y el curerío se llama a silencio en el punto que al gobierno le duele pero verborrea que vamos a colaborar con él…
-       Por favor, ¡no nos tomen de estúpidos!

7.            Si la Iglesia hubiera puesto un millón de personas la ley de divorcio vincular no salía, dijo el masón Natale

Resulta que Monseñor Ogñegnovich y el equipo antidivorcio había resuelto marchar con la Virgen desde Luján a Plaza de Mayo, pero la procesión debió andar esquivando la geografía de las diócesis que no libraban la batalla. Se comentó luego que el titular de una de ellas, Monseñor Laguna, le escribió el discurso abortista de fondo y decisivo al senador Caffiero.
Cincuenta mil personas en Plaza de Mayo. Mucha gente pero, en proporción a lo que se jugaba, a las posibilidades de movilización y a la importancia que la cúpula eclesiástica debía darle, fue un fracaso. “Si la Iglesia hubiera puesto un millón de personas en Plaza de Mayo la ley no salía”, lo dijo muy públicamente en Rosario el diputado divorcista Natale.

Aprobada la ley, había que iniciar la resistencia. El Director de El Derecho, la revista jurídica de la UCA, Germán José Bidart Campos, vetó en la revista mi artículo sobre su inconstitucionalidad, pero gracias al Dr. Alfonso Santiago se publicó. Sufrí un contragolpe, porque a raíz de un artículo mío sobre el asunto el mismo Bidart concedió la primera página a un autor entonces divorcista y en el título mismo oficial de la revista admitió que en serio me refutaba, con la tesis de que se puede ser católico y abortista. (Dr. Reynaldo Vanossi). Hice mil alambiques para colar un articulejo contestando la tesis pero evitando la admonición sentenciosa del director: “Ud. sabrá, Doctor, que no hay derecho de réplica... A los codazos en la revista de derecho de la Pontificia se colaba desdibujadamente que no es compatible el divorcismo con el catolicismo…

8. “Gesta de Dios por los argentinos”
            En la batalla victoriosa de 2018, la cúpula eclesial buscó deslindarse “de la derecha”. Nos trataron de “talibanes”. Acusaron a la gente de pelea de eso mismo, de combatir y de no dialogar ni cultivar por sobre todo la cortesía de las buenas maneras con los matadores. Pero, ¿el solo poner en discusión que Ud. debe morir no es ya matarlo a Ud. de alguna manera? O acusaban de festejar cuando, si se peleó y se ganó, ¿cómo no hacerlo? Al principio se pretendió trazar la política de que “debemos acostumbrarnos a convivir con la ley del aborto; yo lo he vivido en Italia”. Menos mal que los chicos no le hicieron caso y lo Bocharon… Se veía mal el “fanatismo” religioso de los que iban rezando con la Virgen de Luján a la pelea.
            Incluso se aceptó, casi antes de que la presentara, la renuncia del principal alfil que la Iglesia tenía en el Episcopado en el asunto. ¡Vamos Héctor Aguer todavía!

Asistimos a reacciones eclesiales ante el Herodes Fernández de Kirchner en las que no denuncian el Genocidio, sino otra cosa ciertamente distinta: “darle prioridad” al tema. (Obispo de Neuquén, Monseñor Croxatto). Calcule la reacción que suscitaría que el Presidente Machus lanzara mañana una campaña para matar a todos los homosexuales del mundo y un obispo le salga a decir “eso no es prioridad”…
Pero éstos no son meros hechos. Aquí hay una cuestión de pleno derecho. Mejor dicho: de teología.

            9. “La lucha contra el aborto es bandera de la derecha”
            La Iglesia modernista postconciliar entiende que hoy no corresponde pelear para que se implante  el orden natural y cristiano en la sociedad. Que eso es bandera de la derecha. Que es preferible convivir con un orden jurídicopolítico ateo antes que te identifiquen como quasprimista, esto es que defiendes El Reinado Sociopolítico de Nuestro Señor Jesucristo. (Por la encíclica Quas Primas, del Papa Pío XI, ratificada en el Catecismo de la Iglesia Católica, nro. 2105). Que la Cristiandad hoy no corresponde. Ni cabe defender la Cristiandad en la Constitución, - ¡faltaba más!- como que la Reforma descristianizadora de la Constitución en 1994 provino de la cúpula del Episcopado. Eso es laicismo. Y laicismo es ateísmo social. Una religión anti-Dios.

            10. El modernismo es una herejía social
            Me contó la viuda de Carlos Alberto Sacheri que éste, viajando desde Canadá a los Estados Unidos, había vuelto escandalizado porque “los obispos no creen en el derecho natural”. Y nuestro mártir denunciaba que el modernismo es una herejía social, porque el núcleo del mismo reside en negarse a admitir el Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo. – Sacheri escribió La Iglesia clandestina, presentándola con una faja que decía “seremos fusilados por curas bolcheviques”, y efectivamente fue fusilado el 22 de diciembre de 1974, a los 41 años, en medio de toda su familia, manchada  -literalmente- con su sangre mártir.
            Pues bien, la implantación en la sociedad de las más elementales normas de derecho natural es Cristiandad, esto es instauración del Reinado Sociopolítico de Cristo.
            Y es deber defender las bases del orden natural cristiano cuando las mismas están implantadas en la legislación positiva existente. Defender lo que hay, que es mucho.
            Una de las convicciones de este posconciliarismo confuso es que “lo nuestro no es popular”, y que los adversarios sí que expresan los anhelos actuales de la sociedad. Pero, a propósito de esto se ha llegado a rumorear, y debe ser falso, que estos obispos progre están yendo en bandada al psiquiatra para que les explique la reacción de los curas villeros contra el aborto.

            Otra de las enseñanzas cumbre de Carlos Alberto Sacheri mártir fue que el laicado tiene la función insustituible de defender la Cristiandad, y orientar a los curas progresistas despistados.
            Él se oponía al Clericalismo, esto es a que el Clero ocupe funciones políticas reservadas a los laicos, pero con el Concilio predicaba que nos corresponde “informar según Dios los asuntos temporales”. No según otras religiones o pautas ni las buenas maneras ni la democracia ni la ontocracia ni la monarquía. Según Dios, queda dicho. Que encarnose, por si le falta que lo diga.
            Él nos enseñaba que había un clericalismo malo, el que acabo de referir, y uno peor. El primero usaba un medio generalmente malo para el fin bueno de implantar la buena doctrina y el buen orden social. (Digo “generalmente malo” porque el clero podría ejercer en ocasiones cierta función subsidiaria en el tema; como también en cierto sentido los laicos). El segundo clericalismo, el que practicaba “La Iglesia Clandestina”, usaba el medio malo del Clericalismo para el fin malo de instaurar el ateísmo social. Para que la Iglesia se convierta al mundo en vez de que el mundo se convirtiera a la Iglesia.

            Pero esto no es una cuestión “de clases”, “clero contra laicado”, sino de alinearse o no en la defensa de los derechos de los más indefensos. La “gesta de Dios por los argentinos” producida en 2018 fue porque todos tiramos para el mismo lado y los jóvenes y viejos combatientes rezaron mucho a la Virgen y rechazaron el Clericalismo. ¡Vamos católicos todavía!



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