el convento será cerrado
Andrea Zambrano
Brújula cotidiana,
23-03-2022
El convento de
Santa Caterina d'Alessandria en Perugia, de regla benedictina, será cerrado muy
pronto. Pero la noticia es la causa de la clausura, que entre los dichos y
tácitos del lenguaje clerical parece ser el hecho de que las monjas no se
vacunaron.
Después de días de
indiscreciones en la ciudad de Umbría y de artículos en páginas webs que
insinuaban que las cinco monjas serían trasladadas porque no querían doblegarse
al inóculo “sagrado”, llegó a la Brújula Cotidiana la confirmación de que la
única explicación dada a la madre abadesa del monasterio, creado en el año 1500
en el número 179 de Corso Giuseppe Garibaldi, es precisamente ésta: el convento
está en orden espiritual, económica y litúrgicamente; el único defecto sería la
obstinada voluntad de las monjas de no vacunarse y de la abadesa de no
obligarlas a hacerlo.
Es la propia
superiora quien lo confirma a la Brújula en esta dolorosa entrevista.
“Es verdad, puedo
confirmar que ésta es la única explicación que me dieron al final de la visita
apostólica”, dijo Madre Caterina.
Una visita
apostólica, ¿y por qué?
La visita apostólica
se realizó poco después de mediados de febrero, el informe se envió
inmediatamente después y ahora estamos esperando la respuesta de la
congregación para los institutos de vida consagrada.
Pero ¿quién
solicitó la visita?
No me lo dijeron.
Me enteré por el cardenal Bassetti, que es el arzobispo de Perugia.
¿Cuándo?
Acudí a él para la
firma de un documento, pero me dijo que no podía firmármelo porque estaba en
curso una visita apostólica.
¿Y usted?
Estoy estupefacta.
“¿Qué hemos hecho?”, le pregunté.
¿Y él?
Me dijo que no lo
sabía, que sólo había sido informado.
¿Y quién vino como
visitadora?
Una hermana de las
Clarisas de Orvieto, Madre Cristiana Ianni.
Pero ¿cuál es la
motivación de cierre?
El decreto dice
que ha habido una conducta inapropiada de mi parte.
¿Y qué quiere
decir?
Miré dentro y no
logré entender. La visitadora dijo también que no encontró nada a nivel de
liturgia, ni de formación, ni a nivel económico. Nada en absoluto, ni siquiera
en el mantenimiento del monasterio.
¿Y entonces?
La única razón que
me dijeron fue que las monjas no se quisieron vacunar.
¿Quién se lo dijo?
La visitadora. (La
Brújula intentó comunicarse con la religiosa, pero el monasterio de clausura
sólo tiene contestador automático, ed.)
¿Cuántas son en el
convento?
Cinco, con una
sexta que debía llegar de Brasil, pero aún no lo ha logrado por problemas de
visa y de COVID. Actualmente, sin embargo, una hermana se encuentra
hospitalizada en Alessandria por una rehabilitación postoperatoria, desde hace
un año. Pero igualmente somos 5.
¿Es posible que el
escaso número, apenas cinco, hiciera necesario decidir cerrar, como está
escrito en la Cor Orans (instrucción de aplicación de la Constitución
Apostólica Vultum Dei quaerere sobre la vida contemplativa femenina ed.)?
No, también porque
se podrían pedir afiliaciones antes de llegar a una decisión tan drástica.
¿Disponen de
propiedades?
Sólo el
monasterio, comprado desde 1860 al 1940 en tres partes con el sudor de las
monjas. Tenemos un negocio de encuadernación que continúa hasta el día de hoy.
¿Cuáles serían sus
comportamientos inadecuados?
No me lo
explicaron bien, ¿tal vez debí obligar a las hermanas a vacunarse?
¿Usted se vacunó?
No.
Entonces, ¿usted
también es una no vax?
No, soy una mujer
de ciencia, antes de tomar los votos estaba en el campo de la investigación
científica.
Entonces, ¿debería
haber obligado a las monjas a vacunarse?
Nunca podría
obligar a la gente a hacer algo que no quiere hacer. Me arriesgaría una denuncia
penal.
Entonces, ¿usted
estuvo de acuerdo con la decisión de no vacunarse?
Sí. En mayo cuando
se hizo la pregunta sobre la vacunación, inmediatamente me dijeron que no,
entonces decidimos tomarnos un tiempo; en octubre volvió el problema. El médico
del monasterio volvió a preguntarme y le dije que no.
¿Todas son
ancianas?
No, no todas somos
ancianas.
¿Y alguna vez han
tenido COVID en estos dos años?
No, siempre hemos
gozado de excelente salud.
Al estar
enclaustradas, ni siquiera tienen muchas oportunidades de contacto con el
público, ¿correcto?
Exacto, porque la
pensión ya no existe. Sólo tenemos la iglesia, la abrimos cuando entran los
fieles, pero estamos en el coro detrás de la reja.
¿Cuál es la
situación ahora?
Ya han sido
trasladadas dos monjas, o mejor dicho: una está hospitalizada y será dada de
alta esta semana. La otra está en Roma en Villa della Meditation para
recuperarse de un problema ocular. Pero ya sé que ambas no volverán aquí.
Entonces, quedan
sólo dos de ustedes. ¿Qué van a hacer?
Pedimos ir a la
ciudad de Alessandria, a la sede de las hermanitas de la Divina Providencia.
¿Cree que el
convento será cerrado?
He pedido a la
gente que ore para que siga siendo el lugar de oración, incluso sin nosotras.
Yo puedo pasar, pero es importante que el monasterio permanezca.
¿Y se vacunará?
Mire, a este punto
realmente creo que nunca me vacunaré.
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