Más de 60 obispos de EE.UU piden a Mons. José Gómez no debatir en junio sobre
la comunión de los políticos abortistas
(The
Pillar/Crux/InfoCatólica) 26-5-21
La carta al presidente de la USCCB
(Conferencia Episcopal de Estados Unidos) fue firmada por varios cardenales
estadounidenses, entre ellos el cardenal Wilton Gregory de Washington, el
cardenal Blase Cupich de Chicago y el cardenal Sean O'Malley de Boston. El
cardenal neoyorquino Timothy Dolan, originalmente uno de los firmantes de la
carta, retiró su nombre del texto después de su envío.
En ella se insta a
que se detenga el trabajo del comité sobre la «coherencia eucarística», y a que
se elimine del programa de la reunión plenaria de los obispos de junio el
debate previsto sobre el tema. Quieren que se debata más adelante cuando haya
una plenaria presencial y no telemática debido a la pandemia.
«Habiendo recibido
la carta del 7 de mayo de 2021 de Su Eminencia el Cardenal Luis F. Ladaria, SJ,
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, instamos respetuosamente
a que toda la discusión de la Conferencia y el trabajo de los comités sobre el
tema de la dignidad eucarística y otras cuestiones planteadas por la Santa Sede
se pospongan hasta que el cuerpo completo de obispos pueda reunirse en
persona», dice texto de la carta distribuida entre los obispos para su firma, y
que ha sido obtenido por The Pillar por múltiples fuentes. No se entiende bien
la dilación, pues el modelo de intervención en la plenaria de junio será
prácticamente el mismo que en el resto de plenarias.
La carta del 7 de
mayo de Ladaria instaba a que «el diálogo... tuviera lugar entre los obispos
para que pudieran acordar como Conferencia que el apoyo a la legislación
pro-aborto no es compatible con la enseñanza católica».
Pero «el alto
nivel de consenso entre nosotros y de mantenimiento de la unidad con la Santa
Sede y la Iglesia Universal, tal y como lo expuso el cardenal Ladaria, está lejos
de alcanzarse en el momento actual», reza el texto obtenido por The Pillar.
«Además, dado que
el sólido consejo teológico y pastoral del Prefecto abre un nuevo camino para
avanzar, deberíamos aprovechar esta oportunidad para replantear la mejor estructura
colegial para lograrlo», añade el texto.
Es decir, el
cardenal prefecto de Doctrina de la Fe creía necesario que todos los obispos se
pongan de acuerdo sobre lo que la propia Iglesia ha enseñado repetidamente en
las últimas décadas. Y tal cosa no es posible.
The Pillar
confirmó que la carta fue enviada a Gómez con el membrete de la Archidiócesis
de Washington. Las fuentes aseguraron que la iniciativa se organizó
principalmente por los cardenales Gregory y Cupich.
Fuentes eclesiales
han asegurado a The Pillar que 68 obispos diocesanos y auxiliares habían
firmado inicialmente la carta.
Un portavoz de la
archidiócesis de Nueva York confirmó a The Pillar el lunes que el cardenal
Dolan firmó inicialmente la carta, pero que posteriormente pidió que se retirara
su nombre como firmante. El portavoz se negó a responder a otras preguntas
sobre la participación de Dolan en el asunto.
Reacción de los
obispos fieles al Magisterio
La reacción a la
carta por parte de los obispos que más se han significado por defender la sana
doctrina católica sobre el aborto y la comunión, no se ha hecho esperar.
El arzobispo de
San Francisco, Mons. Salvatore Cordileone, ha sido claro:
«Estoy
profundamente apenado por la creciente acritud pública entre los obispos y la
adopción de maniobras a puerta cerrada para interferir con los procedimientos
aceptados, normales y acordados de la USCCB.
Aquellos que no
quieren emitir un documento sobre la coherencia eucarística deberían estar
abiertos a debatir la cuestión de forma objetiva y justa con sus hermanos
obispos, en lugar de intentar desbaratar el proceso».
De igual manera,
el arzobispo de Denver, Mons. Samuel J. Aquila, dijo que quería mantener el
debate tal y como estaba previsto para la reunión de junio:
«Como he escrito
anteriormente, la cuestión de la coherencia eucarística es principalmente 'una
cuestión de amor, una cuestión de caridad hacia el prójimo'. San Pablo es claro
en cuanto a que hay peligro para el alma si se recibe el cuerpo y la sangre de
nuestro Señor de manera indigna'.
Como obispos,
faltamos a nuestro deber de pastores si ignoramos esta verdad y cómo se está
manifestando en la sociedad actual, especialmente en lo que respecta a aquellos
que ocupan posiciones prominentes que rechazan las enseñanzas fundamentales de
la Iglesia e insisten en que se les permita recibir la comunión»
Posteriormente, el
obispo Richard Stika de Knoxville aprovechó su mediática presencia en las redes
sociales para decir que «es imperativo que los obispos de los Estados Unidos
tengan la capacidad de discutir la recepción por parte de los funcionarios
públicos católicos, la Eucaristía». «Estos funcionarios, como el presidente
Biden, controlan la vida a través de la ley», escribió.
No se ponen de
acuerdo sobre un asunto elemental
La realidad es que
esta carta de presión a Mons. Gómez muestra bien a las claras la gran división
dentro del episcopado de Estados Unidos.
Por una parte
están aquellos obispos que asumen la doctrina católica sobre el aborto y la
coherencia eucarística expresada por Benedicto XVI, tanto siendo Papa como en
su etapa como Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El papa alemán dejó siempre claro que los políticos católicos que apoyan el
aborto y otras leyes inicuas no pueden comulgar.
Por otra parte,
están los obispos que rechazan la doctrina católica y pretenden que se puede
ser proabortista y comulgar.
Y luego están los que creen, al igual que el cardenal
Ladaria, que es más importante la unidad de los obispos que el servicio a la
verdad en esta materia.
CONGREGAZIONE PER LA DOTTRINA DELLE FEDE
Città del Vaticano, 7 de mayo de 2021
PROT. N. 3277/70 – 82755
Su Excelencia
Reverendísimo José H. GOMEZ
Arzobispo de Los Ángeles
Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de
los Estados Unidos
3211
Fourth Street NE
Washington,
D.C. 20017
ESTADOS UNIDOS
Gracias por su carta del 30 de marzo de 2021
informando a esta Congregación que los obispos de los Estados Unidos se están
preparando para abordar la situación de los católicos en cargos públicos que
apoyan la legislación que permite el aborto, la eutanasia u otros males
morales. Estamos agradecidos de que planee enviarnos el borrador de un
documento sobre la dignidad para recibir la Sagrada Comunión para una revisión
informal antes de su presentación al cuerpo de obispos para su votación.
Con respecto a la carta de 2004 del Cardenal Ratzinger
al Cardenal McCarrick, esta Congregación respeta la estipulación del Cardenal
Ratzinger de que “estos principios no estaban destinados a ser publicados”. La
carta tenía la forma de una comunicación privada dirigida a los obispos. En la
medida en que, por lo tanto, estos principios no están publicados por la
Conferencia, pueden ser de ayuda en la preparación del borrador de su
documento. Cabe señalar que la Nota doctrinal de la Congregación: Sobre algunas
cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida
política (2002) es anterior a la comunicación personal del Cardenal Ratzinger.
Durante las visitas ad limina de 2004 a las que se refiere en su carta,
surgieron interrogantes en varias ocasiones sobre la recepción de la Sagrada
Comunión por parte de políticos católicos que apoyaban el llamado “derecho a
elegir” un aborto. Cuando se discutió la Nota Doctrinal durante estas visitas
ad limina, quedó claro que había una falta de acuerdo sobre el tema de la
comunión entre los obispos. En ese momento, no se estaba considerando el
desarrollo de una política nacional, y el Cardenal Ratzinger ofreció principios
generales sobre la recepción digna de la Sagrada Comunión con el fin de ayudar
a los ordinarios locales en los Estados Unidos en sus tratos con los políticos
católicos pro-elección dentro de sus jurisdicciones. Por lo tanto, la
comunicación del Cardenal Ratzinger debe discutirse solo en el contexto de la
Nota Doctrinal autorizada que proporciona la enseñanza del Magisterio sobre el
fundamento teológico para cualquier iniciativa relacionada con la cuestión de
la recepción digna de la Sagrada Comunión.
Cuando este tema resurgió durante las visitas ad limina
2019-2020 de los obispos de Estados Unidos, esta Congregación aconsejó que se
entable un diálogo entre los obispos para preservar la unidad de la conferencia
episcopal ante los desacuerdos sobre este controvertido tema. La formulación de
una política nacional se sugirió durante las visitas ad limina solo si esto
ayudara a los obispos a mantener la unidad. Esta Congregación señala que tal
política, dada su naturaleza posiblemente contenciosa, podría tener el efecto
contrario y convertirse en una fuente de discordia en lugar de unidad dentro
del episcopado y la Iglesia más grande en los Estados Unidos. Así, advertimos
durante las visitas ad limina que el desarrollo efectivo de una política en
esta área requiere que el diálogo se produzca en dos etapas: primero entre los
propios obispos, y luego entre obispos y políticos católicos pro-elección
dentro de sus jurisdicciones.
La primera etapa del diálogo se llevaría a cabo entre
los obispos para que pudieran acordar como Conferencia que el apoyo a la
legislación pro-elección no es compatible con la enseñanza católica. Por lo
tanto, los obispos deben discutir y estar de acuerdo con la enseñanza de la
Nota Doctrinal antes mencionada que afirma en el artículo 3 que “el cristiano
está llamado a disentir de una concepción del pluralismo en clave de
relativismo moral, nociva para la misma vida democrática, pues ésta tiene
necesidad de fundamentos verdaderos y sólidos, esto es, de principios éticos
que, por su naturaleza y papel fundacional de la vida social, no son ‘negociables’”.
Los obispos deben afirmar como Conferencia que “quienes se comprometen
directamente en la acción legislativa tienen la «precisa obligación de
oponerse» a toda ley que atente contra la vida humana” (Nota Doctrinal art. 4).
Una vez que se alcance este acuerdo, los obispos podrían pasar a implementar la
segunda etapa en la que los Ordinarios locales se acercarían y entablarían un
diálogo con los políticos católicos dentro de sus jurisdicciones que adopten
una posición pro-elección con respecto a la legislación sobre el aborto, la
eutanasia u otros males morales, como un medio para comprender la naturaleza de
sus posiciones y su comprensión de la enseñanza católica.
Una vez que se hayan llevado a cabo estas dos etapas
de diálogo extenso y sereno, la Conferencia enfrentaría la difícil tarea de
discernir el mejor camino a seguir para que la Iglesia en los Estados Unidos
sea testigo de la grave responsabilidad moral de los funcionarios públicos
católicos de proteger la vida humana en todas las etapas. Si luego se decide
formular una política nacional sobre la dignidad para la comunión, tal
declaración debería expresar un verdadero consenso de los obispos sobre el
tema, al tiempo que observar el requisito previo de que cualquier disposición
de la Conferencia en esta área respete los derechos de los Ordinarios
individuales en sus diócesis y las prerrogativas de la Santa Sede (cf.
Apostolos Suos, 22 y 24). Además, la Congregación advierte que cualquier
declaración de la Conferencia con respecto a los líderes políticos católicos
estaría mejor enmarcada dentro del amplio contexto de dignidad para la
recepción de la Sagrada Comunión por parte de todos los fieles, en lugar de
solo una categoría de católicos, reflejando su obligación de conformar sus
vidas con todo el Evangelio de Jesucristo mientras se preparen para recibir el
sacramento (Nota doctrinal art. 4). Sería engañoso si tal declaración diera la
impresión de que el aborto y la eutanasia por sí solos constituyen los únicos
asuntos graves de la enseñanza moral y social católica que exigen el máximo
nivel de responsabilidad por parte de los católicos.
Se debe hacer todo esfuerzo por dialogar con otras
conferencias episcopales, ya que esta política está formulada tanto para
aprender unos de otros como para preservar la unidad en la Iglesia Universal.
Pedimos que esta carta sea compartida con todos los
obispos de los Estados Unidos.
Asegurándoles mis más calurosos saludos Pascuales y
con gratitud por su servicio a la Iglesia, permanezco,
Sinceramente suyo en Cristo,
Luis F. Card. LADARIA, S.I.
Prefecto
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