Describió hace 53 años, con ironía, los problemas de la Iglesia
ORACIÓN DEL
PROGRESISTA
P. Leonardo
Castellani
Revista Jauja,
setiembre 1968
SEÑOR: Aquí nos tienes, de pie y a la vanguardia de
tu Iglesia. Somos los practicantes del catolicismo auténtico, el impoluto, el
primitivo, renacido con el post-Concilio Vaticano II.
SEÑOR: Gracias te
damos porque nosotros no somos como esos católicos miopes, cerrados,
inquisitoriales y supersticiosos que todavía nos rodean postrados y sumisos a
la tradición caduca, y a las Jerarquías perimidas. Nosotros somos los que
ahora sabemos solo del “Cristo Cósmico”, el que junta y mezcla a todos los
hombres, sea cual fuere su fe y su ideología.
SEÑOR: Nosotros somos los que evitamos la “inflación
Mariana” y nos apena tanto fetichismo de medallas y rosarios, imágenes y exvotos,
mensajes celestiales y milagrería barata. Nosotros somos los que queremos,
acaso, los templos de paredes lisas y peladas, crucifijos de hierro,
ininteligibles y retorcidos, de imágenes sublimadas en un puro simbolismo que
no estorben nuestra cristocéntrica oración salmódica, o mental inexistente.
SEÑOR: Nosotros
tenemos compasión de las viejas beatas y sus inútiles monsergas. Definimos como
beaterías insoportables y monólogos sosos: la acción de gracias en la
Comunión, la monotonía de las novenas, y todas las inoperantes devociones
medioevales. Ahora ha llegado la hora de la acción-orante convertida en
Bienestar Social.
SEÑOR: ¡Qué bien
entendemos las exigencias de nuestro moderno cristianismo! Aborrecemos, por
tanto, todo triunfalismo en tu Pura, aérea, invisible e insustancial Iglesia:
tal como Tú la fundaste, exenta de juridicismo, escolasticismo y ostentosos
formalismos litúrgicos. Comprendemos que tu Iglesia debe ser totalmente
espiritual, sin pesado moralismo y con una dogmática simbólica, asistemática a
toda ascética. Nosotros, Señor, vamos a borrar de tu Esposa los estigmas de la
funesta era Constantiniana, y del fatídico Concilio de Trento y el de Nicea.
SEÑOR: Nosotros somos los que creemos que el ideal
es el Estado laico y socialista, la Escuela sin religión obligatoria, el cura
sin sotana, el Templo sin campanas, la evangelización sin conversiones, el
Bautismo en edad madura, la Misa dominical facultativa, la disimulada
suspensión total y paulatina de la Eucaristía; todo ello, en pro de un
Ecumenismo fraternal y pleno con nuestros hermanos los comunistas, masones, judíos
ateos, y todos los hermanos separados.
SEÑOR: No podemos
tolerar a los Integristas, que tanto daño hacen a tu Iglesia con su cerrazón
contra-reformista, viviendo todavía en las tinieblas del “Syllabus” al que, en
ciertas expresiones, desgraciadamente, ahora parecería acercarse nuestro
venerado Paulo VI.
SEÑOR: ¡Danos
católicos con mentalidad nueva! ¡Danos jerarquía y clero en pleno
“aggiornamento’’! Católicos que no den importancia al Sexto Mandamiento (¿o es
el Séptimo?) .y solamente se inflamen con la caridad, es decir, que sepan
callar caritativamente los dogmas estancados en las caducas fórmulas
escolásticas, para devenir en un continuo mundo evolutivo y progresista. Fieles
católicos de mentalidad abierta y dialoguista, de moral flexible y ecumenista,
de testimonio sin palabras evangélicas y sí con hechos prácticos.
SEÑOR: ¡Líbranos
de los católicos con espíritu de Cruzada! ¡Líbranos de los curiosos y pedantes
católicos Apocalípticos! ¡Líbranos de los teólogos pesimistas y aguafiestas!
¡Concédenos, Señor, más bien, el signo de la pobreza más eficiente en nuestra
hora, que es el despojo y desmantelamiento de nuestros templos, y que nuestros
Obispos sean elegidos democráticamente por el pueblo laical, con los votos de
los militantes y seguidores de Congar y Teilhard de Chardin, en esta era
venturosa que ha nacido para tu Santa Iglesia.
SEÑOR: Te rogamos que pronto, nuestros sacerdotes
celebren la Misa sin ornamentos, o que no la celebren, si les place. Que
resuenen en nuestros templos, pronto, las alegres estridencias de la música que
es grata al corazón de nuestras juventudes “hippies": guitarras, panderetas,
saxofones y matracas; castañuelas, bombos y bandoneones. ¡Que caigan Señor, los
últimos restos de arcaicas maniguncias!
SEÑOR: Escucha nuestra oración, la de tus católicos
“aperturistas y modernistas", los únicos católicos sinceros, los que han
existido en todos los siglos - aunque dormidos - empeñados en la purificación
de tu Iglesia, cargada con tantos lastres inútiles, mientras nosotros, entonamos
desde ahora el “mea culpa” gratuito por sus manchas y pecados.
SEÑOR: Para que nuestro
testimonio sea más tangible, permite Señor, que este ardiente himeneo entre tu
Iglesia y el Mundo se vea coronado, ya sin hipocresía, con la supresión del
celibato eclesiástico, que se legalice universalmente el divorcio, se canonice
al onanismo y al homosexualismo, y que en las puertas de tus templos se regalen
las píldoras anti-conceptivas. Esto será Señor, la puesta al día de tu inmaculada
Esposa, en cálida amistad con el Comunismo y Capitalismo como mancebos aliados
a tu gloria, en pacífica coexistencia con todas las confesiones y credos,
suprimida toda exterioridad que separa, borrados los Santos y las beatitudes
que molesten, y eliminados de su seno a todos los católicos negativos: los de
la moral del “no” y los anatemas.
ENTONCES,
SEÑOR: Será el Paraíso en la tierra;
frenado y anulado para siempre el dogma cavernícola de la infalibilidad
pontificia, tu Iglesia será pura, repura, ¡recontrapura! y habremos llegado así
a la cosmovisión plena del Señor, al punto Omega, a la integración con la Divinidad,
hasta desaparecer todos, en el Todo.
AMÉN.
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