lunes, 28 de junio de 2021

COHERENCIA EUCARÍSTICA

 


a la americana: Y la montaña parió un ratón

Por Carlos Esteban

Infovatidana, | 28 junio, 2021

Después de tanta polémica y tantas idas y venidas de Roma a Washington y vuelta, la nota de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos ha acabado no diciendo nada que pueda molestar a nadie. Triunfo para la cobardía.

 

Seguro que todo lo que dicen sobre la Sagrada Eucaristía los obispos norteamericanos reunidos en asamblea virtual es cierto, acorde a la doctrina de la Iglesia y precioso. Pero no es como si los católicos no tuviéramos veinte siglos de maravillosos textos -encíclicas, pronunciamientos conciliares, documentos teológicos, obras de santos- glosando el inefable milagro del Santísimo Sacramento.

 

¿A quién quieren engañar? Sencillamente, no es creíble que todo tratase de explicar la belleza de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Es improbable que semejante intención provocara tanto tira y afloja, viajes de cardenales norteamericanos a Roma para presionar a Doctrina de la Fe, una carta de Ladaria al episcopado gringo aconsejando ‘prudencia’, una sesentena de obispos progresistas pidiendo que no se tratara el asunto, políticos desafiando a los obispos en los medios de comunicación…

 

Pero es lo que leemos en el apartado de Preguntas Frecuentes de la Asamblea: “Nunca fue la intención de la Conferencia Episcopal Americana votar o incluso discutir la posibilidad de prohibir la comunión a algunos políticos”. ¿Nunca, de verdad? ¿Tan mal informados estaban Cupich y Tobin cuando volaron de urgencia a Roma, y los periodistas de la CNN cuando entrevistaron a Biden? ¿De qué va a hablarse, entonces?

 

Se trata de “una invitación especial para que los católicos en posiciones de liderazgo para que den testimonio de la fe”. Y, además, los obispos “quieren concienciar a los fieles sobre qué es la Eucaristía y de su capacidad para acercarnos a Dios”.

 

El objetivo de concienciar a los fieles para que den importancia al Santísimo Sacramento es muy loable, sobre todo cuando se tiene en cuenta que, según los estudios demoscópicos recientes, una minoría de sedicentes católicos cree en la Presencia Real. Qué creen estar haciendo cuando comulgan, lo ignoro.

 

Pero no se me ocurre mejor modo de reafirmar a los incrédulos en su incredulidad que acoquinarse ante la idea de aconsejar que no se colabore con un terrible sacrilegio, por mucho que eso pueda molestar a los poderosos. ¿Cómo puede nadie creer que creen que la Sagrada Hostia es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad del mismo Cristo, que quien come Su Carne en pecado mortal come su propia condenación, si ni siquiera se atreven a negarle la comunión a un abortista activo, entusiasta e impenitente? Y no es como si Biden fuera Diocleciano, y pudiera arrojarles a los leones.

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